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-¿¡Por qué no me dijiste que me amabas cuando aún tenías tiempo?!—gritó YoonGi, lanzando el papel al suelo completamente arrugado contra el suelo, arruinando la bella caligrafía.

-No te entiendo, YoonGi, sé más claro—la indiferencia en el habla de Taehyung se podía notar aun cuando una canción cualquiera se escuchaba en el salón, siendo apagada por el menor para escuchar mejor las quejas de su mayor como ya acostumbraba.

-¡Me mandaste esa maldita tarjeta declarándote de una manera tan cobarde que no me sorprende!— espetó, señalando la tarjeta que yacía inocentemente contra el piso flotante del lugar— ¿No tenías otra forma de decirme que me amas?

—Hyung, eso fue hace menos de un año, olvídalo y déjeme ensayar en paz, pronto vendrá Jungkook y no quiero que interrumpas mis ensayos, al menos tú sabes la coreografía— molesto, así se sentía Taehyung, mezclado con ligera humillación por los recuerdos de hace más de un año, en donde su amor hacia YoonGi era tanto que olvidaba hasta su propio bien.

— ¿Por qué no dijiste que me amabas?— preguntó más tranquilo, con los ojos enrojecidos de tristeza y sus labios secos por las palabras húmedas que abandonaba.

—No quiero hablar de eso— Taehyung se pasó una toalla sobre sus cabellos, mojados por el agua que anteriormente se echó para refrescarse. Quería ignorarlo, necesitaba por una vez ser fuerte contra él, contra su corazón.

— ¡¿Por qué, Taehyung?!

—¡Porque tenía miedo!— había gritado lo que nunca dijo, y lo que nunca quería decir.

Ambos quedaron en silencio por un tiempo que creían sempiterno, y fue cuando YoonGi comenzó a llorar. A pesar del calor corporal que encerraban esas cuatro paredes de vidrios gruesos se sentía el frío erizar sus bellos, irritando las mejillas de YoonGi.

—Yo también tenía miedo— las palabras del mayor salían trastabillando por los hipidos que provocaban sus lágrimas; tanta ignorancia, tanto temor al amor por no conocer el ámbito a su máximo esplendor le partía el corazón. Dolía, muchísimo, pero se acostumbró tanto que creyó ya no amar a Kim Taehyung.

—Tenía miedo de nosotros, de ti, de que en ése tiempo no me querrías lo suficiente como para tener algo más que una amistad estable. Pensé que si te ignoraba podía dejar de quererte, de amarte. Taehuyng, yo me enamoré de ti mucho antes de debutar, eras el único que me acompañaba en las noches aún cuando caías dormido, eras el único que me trataba bien con mi humor caótico que siempre tengo— se abrazó a sí mismo, buscando esa poca confianza que tenía al expresarse.

—Yo te tenía miedo— habló Taehyung, reteniendo la respiración por escasos segundos para controlar sus espasmos que le acariciaban la columna vertebral con ése gélido frío que acostumbraba—. Te tenía miedo, sin embargo quería estar a tu lado.

Eran susurros en vez de palabras lo que atravesaban la distancia que tenían entre ambos. Reflejados por los gigantescos espejos se vieron desde todas las perspectivas, notando las perfecciones que completaban el temor de amarse, conociendo un amor imperfecto que cabía entre sus brazos.

Sin importar nada más, YoonGi pisó el papel con la confesión de Taehyung para impulsarse e ir directamente a los brazos ajenos, siendo atrapado exitosamente. El aroma natural de Taehyung era embriagante, sus brazos justos para abrazar incluso su corazón, sus manos que sujetaban perfectamente su cintura para sostenerlo con seguridad, los labios de él besándole con la pasión de un amor que se pintaba al rojo vivo.

Ya no había la turbación, la inseguridad, en ellos. Todo estaba entre las palabras de su corazón y la melodía de sus labios, las sonrisas que podían dedicarse estaba entre medio de aquél beso que los unía efervescentemente.

— ¡Hyung!— habló Jungkook entrando sin ningún respeto al cuarto de baile—, no encontré dulces porque Jimin se los llevó todos pero...— sí, al parecer había interrumpido una bonita escena en donde se aclaraban todos los sentimientos—... Yo... Acabo de perder mil wones.    

Verdades| ✠| TaeGi #2Where stories live. Discover now