Narra Carmen
Ale bajó corriendo y mientras nosotras nos hicimos con una montaña de libros cada una.
Bajamos con cuidado de no hacer mucho ruido y pillamos a Ale y Matthew besándose apasionadamente.
Él le acercaba cada vez más y le estaba metiendo la lengua hasta la garganta.
-Que monos son -me susurró Marta riéndose silenciosamente-.
Cuándo se separaron Matthew la cogió de la mano y salieron de la casa.
-Sabía que estos dos terminaban juntos -le dije-.
-Yo también, era el chico que Ale necesitaba después de Julio -me respondió Marta-.
-Espero que no salga nada mal esta vez...
-Se les ve bien y Matthew no parece de esos mujeriegos -dijo Marta mirándo los libros que había cogido- Creo que voy a empezar IT de mi querido Stephen.
-Yo me voy a leer el primero de The Infernal Devices de mi esposa Cassandra -le dije-.
Dejamos los demás libros encima de la mesa y nos metimos en mi cama.
⚡⚡⚡
Eran las 5:58 de la mañana y seguiamos leyendo. Yo me iba por el segundo de la trilogía y a Marta le faltaban un par de capítulos para terminar el tocho de Stephen King.
Cuando las dos terminamos eran las 6:24 y decidimos dormir algo.
No me costó nada dormir, cosa que no me pasaba desde hace tiempo.
Sentía como si solo llevase media hora dormida cuando alguien intentaba despertarme.
-Despierta son las 16:48 -era Estela-.
-Cinco minutos más -respondí-.
-Tenéis que comer algo, no podéis morir de hambre -dijo Bárbara intentando levantar a Marta-.
-Sigo sin tener hambre -respondió-.
-Yo tampoco -dije al momento-.
-Pues despierta y haz algo productivo con tu vida floja -me dijo Estela-.
Me costó la vida levantarme y vestirme.
Cuando terminé, Marta ya había terminando también.
-Tenéis algo de comida en el frigo -nos dijo Kenro cuando bajamos a saludar a los demás-.
-¿Puedo estar en la sala de relax? -pregunté a Kenro-.
-Claro, podéis estar donde queráis. Como si estuviérais en vuestra casa.
-Muchas gracias -respondió Bárbara-.
Narra Marta
Nos pasamos la tarde sentadas en los sofás leyendo y escribiendo.
Cuando terminé de leer un capítulo, me fui a la habitación que tenía la pantalla gigante y puse Stuck In Love.
Terminó la película y no me había dado cuenta de que eran las 23:13.
Me fui a mi habitación y me puse Between The Bars en bucle hasta que me quedé dormida.
-Hay que ir al 24h. a comprar comida, vienes, ¿no? -dijo Marina despertándome-.
-No tengo ganas... -comencé a decir-.
-Vengaaaa, te compro todo el chocolate y la nutella que quieras -dijo insistiendo-.
-No pienso cambiarme de ropa -le avisé, seguía llevando la sudadera negra de Kenro y los leggins negros de su novia.
-Cepillate el pelo por lo menos -me dijo riéndose-.
⚡⚡⚡
Bárbara nos había dicho que entráramos mientras aparcaba el coche.
-Tengo sueño -dije bostezando-.
-Son las 10:08, tampoco es tan temprano...
-Quiero mi chocolate -dije pasando de todo-.
Estaba buscando por los pasillos el chocolate y Carmen me señaló a cuatro chicos que estaban de espaldas a nosotras.
-Mozooo ¿tienes dragones? -dijo Carmen riéndose-.
-Pasaron de nosotras wey -dije riéndome con ella-.
-Joder pues el de la sudadera blanca como está MADRE MÍA -cada vez nos acercábamos más a ellos-.
Los chicos se giraron, iban todos cubiertos menos uno.
-¿Ese es...? -empezó a decirme Carmen mientras yo empezaba a correr-.
No podía creer que me haya encontrado con Jimin en un supermercado al lado de una gasolinera.
Lo abracé y le dije que lo había echado de menos. Pero no reaccionaba.
Un niño pequeño se nos acercó y empezó a llamarlo ''papá'', todo me parecía muy turbio.
Le miré bien y me di cuenta de que no era Jimin, no tenía ni el lunar en el cuello, ni los pircings. Pero podía pasar por Jiminnie perfectamente.
Le pedí perdón y me limité a coger muchas tabletas de chocolate con leche y varios botes de nutella.
Narra Marina
Un grupo de chicos que iban en la cola delante de nosotras no paraban de mirarnos.
-¿Qué habéis hecho? -pregunté-.
-Confundí a uno de ellos con Jimin y lo abracé, solo eso -me dijo Marta-.
Empecé a reírme de ella, sabía que echaba de menos a Jimin y yo en el fondo también seguía queriendo a Harry.
Le había mandado un mensaje para hablar a solas y que me explicase lo del concierto.
Me arrepentía de las cosas que le había dicho por teléfono y que por supuesto que no iban enserio.
