PELIGRO

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Soy Serena Tzuquino, soy hija única me crió mi padre un Norteamericano muy lindo y bondadoso que me enseño todo lo mejor y bueno de la vida.

Mi padre salió de casa como cualquier adolescente aventurero, llegó a Ecuador específicamente a las Islas Galápagos conoció a mi madre se casaron, tiempo después nací yo, mi madre al parecer al verme se asustó y salió corriendo a los dos días de que nací.

Lamentablemente mi padre murió hace 9 meses quede devastada, no tenía a nadie más que a él, ya que él era hijo único y sus padres no le perdonaron el hecho de que jamás volviese a los Estados Unidos, aunque no estoy tan sola ya que tengo a "Doro", él es mi amor, mi bebe es un husky siberiano de 9 meses que mi papá me regalo antes de morir.

Yo soy veterinaria, 24 años, ojos celestes, cabello rubio que es un desastre por más que lo peino siempre se ve despeinado, alta 1,75, estoy un poco tostadita por el sol, me gusta la soledad, no soy muy sociable pero soy muy curiosa, me gusta la música clásica amo a Chopin es mi favorito, tengo doble nacionalidad americana y ecuatoriana, dos meses después de la muerte de papá aplique para un trabajo en una veterinaria de Los Ángeles y califique, ahora trabajo aquí en la veterinaria llamada "FUNNY DOGS" y claro traje a mi ayudante Doro y así he tratado de iniciar mi vida de la mejor manera...

─ ¿Sabes que tu perro está loco?─volteo hacia doro y el me mira con cara de ¿que hice?─

Sonrío ─Si ya lo sé lo raro es que recién lo hayas notado, Mina─ Mina Aino una rubia de 1.75 muy hermosa, de ojos azules y extrovertida es ayudante aquí en la veterinaria "Funny Dog's".

─No te rías es enserio, no te parece raro que quiera pasear a otros perros... no puede ver a otro perro con correa sin quererlos pasear él─

─Mina el solo quiere ser amable—respondo mientras veo a doro perseguir su colita, él es mi único amigo ya que no confió mucho en las personas y amo los animales, lo bueno de trabajar aquí es que puedo traer a doro y meterlo en el corral con los demás cachorros.

─Hoy viene la señora Thompson por las vitaminas de su perrita viene a eso del medio día—avise a mi compañera ya que es viernes y empieza mi fin de semana libre —dile a Kelvin que dejé la prescripción médica en el escritorio—

Kelvin es el veterinario que queda a cargo cuando yo no estoy es un chico muy amable pero por lo visto aún no se da por enterado que tengo los ojos en la cara no en mi pecho, ya que cuando se dirige a mi lo único que mira son mis pechos, sé que tengo bastante pecho y estoy agradecida por eso, es más me siento orgullosa de mi, cintura y trasero, pero rayos que soy imán de idiotas peores que Kelvin.

─Está bien yo le digo, ahora vete que ya has trabajado duro esta semana y mereces descansar y... tuu─ dice apuntando a doro─ si vuelves a sacar un perro de esta veterinaria sin mi permiso te voy a castrar ─doro hace un sonidito de perrito asustado y corre detrás de mí –eso machote huye—

─¡Dios Mina ya déjalo!─me agacho y la hablo a doro ─ya no lo va a volver a hacer ¿verdad que no?─ el mueve su colita y lame mi mejilla ─lo vez, ya lo prometió─ ella sonríe-.

─Mira ya llego─dice ella mirando hacia afuera  volteo y lo veo, es un hombre alto, de piel blanca, hermosos ojos azules donde encantada me perdería, cabello muy negro y una barba como de una semana, es muy guapo talvez tenga entre 25 y 30 años no lo sé, pero desde los 6 meses que llevo trabajando aquí llega a ese mismo parque, a la misma banca, con un café y un Brownie ─¿en que pensara siempre que llega allí? parece un hombre triste─

Déjame Amarte(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora