LIBRO

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*Darien*

Ni una sola palabra aparte de un saludo es todo lo que recibo de ella, me siento como el más grande de los idiotas.

¡No sé qué era lo que esperaba de ella!, es más que obvio que el amor que sentía por mí se acabó desde el momento en que se enamoró de Seiya—recuesto mi espalda en el sofá.

—La amo y eso es indudable, pero temo mucho que ella ya no siente absolutamente nada por mí—mi corazón se oprime sólo con ese pensamiento— ahora todo con ella es tan complicado, lleva una semana fuera del país habla con los niños, les da las buenas noches y luego cuelga, es como si yo no existiera en su vida.

—Debes darle tiempo, talvez hiciste las cosas un poco apresuradas.

—No sabes lo que significó para mí verla en mi habitación con ese oso entre sus manos, eso era lo único que me mantuvo cerca de ella por todos estos años, era como si de pronto hubiese despertado de una pesadilla y ella nunca se hubiese ido.

— ¿Tanto así la necesitaste?—sonrío melancólico.

—Más de lo que te imaginas— una pequeña lágrima se escurre por su mejilla y la limpio con mis pulgar— no llores ya todo es pasado y debemos olvidarlo—asiente no muy convencida.

—Darien...Malachite ha estado viniendo a verme—me tenso un poco al escucharla, a pesar de que las cosas sucedieron hace tanto tiempo atrás aún me fastidia un poco recordarlo—el...bueno...me hace mucho bien verlo—habla dudosa esperando mi consentimiento a lo que sea que sucede entre ellos.

— ¿Qué opina Neherenia sobre eso?

—Se lo dije a Jedaite, Nehe aún no ha venido— Jedaite es el colega y esposo de Neherenia— aunque unas semanas atrás Nehe hablo conmigo y me contó lo que paso con Serena— la maleta y Neherenia en mi casa era un tema que aún no había aclarado con Serena.

—Aún no lo he podido aclarar con ella—hice una mueca.

—Sí, ella se siente pésima y Jedaite no se siente mejor ya que el de la idea de ir a esa hora a tu casa por esos objetos fue idea suya— resoplo, enderezo mi espalda nuevamente.

—No fue buena hora pero no los necesitaban y yo le avise a Jedaite muy tarde— ese día antes de que Serena llegara por mi ventana había hablado con Jedaite para que fuera por varios objetos para una subasta de beneficencia— igual no sé si explicar algo a Serena haga que cambie las cosas entre los dos.

— ¿Crees que deba hablar con ella?

— ¡¿Qué?!...¡no, claro que no!...lo siento pero no creo que eso sea una muy buena idea, es más creo que eso complicaría las cosas aún más— una amarga sonrisa sale de sus labios.

— ¿Aun nadie sabe que estas ayudando a la drogadicta que destruyo tu vida por segunda vez?— su voz suena triste, tomo sus manos entre las mías.

—Deberías olvidar eso de una vez.

—No puedo en algún momento de la vida quiero pedirle perdón por haber arruinado las cosas entre ustedes, yo me metí entre ustedes y me aproveche del dolor que sentías en ese momento— cuando hace un año atrás Rei volvió a mí por ayuda era solo una sombra de lo hermosa que una vez había sido, la ayude claro sin que mi familia lo supiera en realidad, ellos la odian y sus razones tienen pero yo sentía que debía ayudarla así lo hice, con ayuda de Jedaite y Neherenia ha sabido salir adelante, ahora su imagen frente a mí no perturba en lo absoluto.

—Talvez en algún momento puedas hablar con quién desees, ahora solo debes concentrarte en estar bien—la alarma de mi celular sonó recordandome que debía ir por mis hijos a la escuela— debo irme el deber llama— esto era algo que venía haciendo una semana exactamente y me encantaba.

Déjame Amarte(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora