FENIX

4.1K 303 25
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

EL FENIX

*Darien*

— ¡No me gusta, no me gusta y no me gusta!—escucho las protestas de Mamoru desde la sala, esta era una parte que no conocía de él ya que siempre se ve muy tranquilo y maduro, pero es obvio que detrás de toda esa madurez tan temprana hay un niño.

—Mamoru es a mí a quien le tiene que gustar no a ti—mis músculos se tensan "gustar" apenas es su primera cita y ya habla de "gustar".

—¡A mí tampoco me gusta!, no me gusta tiene el pelo blanco y parecen canas—sonrío al escuchar las protestas de Rini, acompañados de un par de zapateos, desde la noche de ayer Serena no ha querido ni siquiera mirarme, es hasta natural que lo haga después de que vio llegar a Neherenia a mi casa y con maleta en mano, he querido explicárselo un par de veces desde que llegué, pero pasa cuanto puede.

Amy tuvo que marcharse junto a Taiki ya que su madre tuvo una caída y debía ir por ella, entonces me tengo que quedar aquí sentado como idiota y con los celos carcomiéndo todo por dentro mientras veo como Serena ¡MI Mujer sale a cenar con otro!, mis puños se cierran de la rabia que siento.

— ¡Buf!—un enfunfurruñado Mamoru se sienta a mi lado— ¡Tampoco me gusta su vestido!

Se cruza de brazos haciendo un puchero enojado, lo que me sorprende de sobremanera es la actitud de Alexa ha estado jugando con su muñeca frente a mi tan tranquilamente que me da miedo— ¡Deja de peinarla tanto la dejaras calva!—masculla Mamoru refiriéndose a Alexa quien solo se encoge hombros, Rini llega y se sienta sobre mis piernas, se cruza de brazos y se carga la misma actitud de su hermano.

—No te gustara su vestido—hace una mueca y mi estómago se retuerce.

— ¿Qué tiene su vestido?—pregunté asustado.

—Deben acostarse mínimo a las ocho y media, nada de golosinas una hora antes de dormir—Serena bajaba los escalones dando indicaciones.

—Ya lo sé, quien crees que...—mi mandíbula cayó al piso al ver el vestido que estaba usando.

—¿Decías?—paso a mi lado con una sonrisa de suficiencia—Cierra la boca Chiba y pon atención a mis palabras está de más....—sus rojos labios se movían pero en realidad yo no escuchaba nada, sus perfectos labios y su perfume había despertado muchas cosas en mí, a más del pensamiento, mis ojos descendieron hasta ese perfecto escote que realzaba sus pechos—¡mierda!—masculle entre dientes y para darle más drama ese maldito vestido rojo llegaba solo hasta la mitad de sus blancos y sedosos muslos, cerré los ojos y tomé una profunda respiración, fue peor al abrirlos ya que estaba de espaldas hablando con los niños y me dio una vista privilegiada de sus redondo y firme trasero, cierta parte de mi anatomía ya estaba sufriendo estragos entre mis pantalones, me fui al infierno cuando vi su espalda totalmente descubierta, un gruñido involuntario salió de mi garganta.

Déjame Amarte(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora