-Seis-

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Era una mañana como cualquier otra. La alarma de mi móvil sonó a las siete en punto de la mañana para luego ducharme, ponerme la camisa blanca y los pantalones negros con rayas de un tono grisáceo azulado del trabajo y bajar con parsimonia las escaleras para luego desayunar, recoger, coger la mochila con la ropa de cambio y salir pitando a trabajar al restaurante. Una rutina como cualquier otro día normal. O por lo menos tenía la esperanza de que lo fuera.

Cuando llegué al restaurante sobre las ocho y media lo primero que hice fue dejar la mochila en la sala de empleados, ponerme el delantal negro atado a la cintura y coger la libreta y el bolígrafo que todos los días usaba para apuntar los pedidos de los clientes. Esa mañana había mucha gente desayunando, más de lo usual. Para ser sincero, pensaba que había alguna clase de fiesta o evento en Seoul aquel día y que por ello todo estaba abarrotado hasta la hora de comer, pero pregunté y parece ser que solo había una simple boda y los invitados habían reservado en un hotel de cinco estrellas bastante cerca a este restaurante, o eso entendí yo. A las diez en punto, tras atender una hora y media sin descanso el gerente me pidió que me acercara para hablar con el al cuarto de empleados donde yo había dejado mi mochila previamente, por lo que inmediatamente deje el bolígrafo y la libreta sobre la barra y me dirigí a dicho lugar, con bastante curiosidad. La verdad es que tenía algo de miedo, hace dos días llegué media hora tarde porque había perdido el metro de camino y aunque Hoseok, mi compañero e hijo del gerente, me había cubrido, sabía que el gerente se había enterado y cabía la posibilidad de que me echaran del trabajo.
Al llegar a la puerta del pequeño cuarto en el que me esperaban, me mentalicé y tras medio minuto de vacile giré el picaporte con algo de nerviosismo y miedo. Todavía tenía la mirada baja cuando entré y cerré la puerta, esperando algún tipo de bronca.

-Hola señor Jung, siento la tardanza. Ya estoy aquí.- Dije aún cabizbajo.

-Buenos días Jungkook. No te preocupes, no te voy a echar la bronca ni a despedir por haber llegado media hora tarde el otro día.- Sonrió.- Tengo una sorpresa, mira.

Alcé la mirada, sorprendido al oír una voz femenina bastante conocida y un par de pasos hacia mi. No podía creer lo que estaba pasando.

-Hola Jungkookie. Soy tu nueva compañera, Haneul. Encantada.- Alzó la mano para estrecharla como si no me conociera, pero no esperó a que yo la alzara para cogérmela. Simplemente me la cogió ella misma.

Intenté parecer lo más frío posible, haciéndo como que yo tampoco la conocía a ella para no causar problemas.- Hola, me llamo Jeon Jungkook. Te agradecería que no me llamaras así, no te conozco.- Agité el brazo para que lo soltara y alguien llamó a la puerta. Me giré y vi a Hoseok asomando la cabeza por la puerta.

-¿Hola? Lo siento, pero hay demasiada gente hoy y necesito ayuda, me tengo que llevar a Jungkook.- Dijo haciendo un gesto agitando la mano.

-Sí, claro. Vé, Jungkook, ya le digo a tu Dongsun que le enseñe a Haneul dónde están los útiles para su puesto de trabajo. Va a ser camarera como tú, Jungkook.

Mierda. No la bastaba con dejar el café y venir al restaurante. Tenía que ser mi compañera. Genial, ahora me estará acosando todo el día.- Sí, está bien. Voy a ayudar a Hoseok.-Hice una reverencia al gerente y me despedí antes de salir por la puerta.

-Bueno, dime. ¿En qué te ayudo?

-En nada.- Dijo entre risas.

-¿Como que en nada? Acabas de decir que...

-Sí, lo he dicho porque he visto entrar a la zorr... a Haneul al cuarto de empleados, a mi padre y luego a ti. Me debes una, ¿no?

El destino. [Vkook] || Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora