Capitulo 15

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Estaba completamente feliz.

Y si, aquella vocecilla llamada conciencia de vez en cuando me molestaba diciéndome que era una locura, pero en realidad era la más hermosa locura que había vivido nunca. Me sentía tan libre y a la vez tan llena de amor, que todo lo demás pasaba a un segundo plano. Esa tarde caminé por horas, ¿y la mejor parte?, no dejé de sonreír ni un momento. Quizás era por lo estupendo que estaba el día, quizás era porque necesitaba esto, escaparme del mundo, escaparme de todos, o quizás era...porque tenía a David de nuevo. Y definitivamente esa era la razón más importante.

El sol casi no se veía en el horizonte cuando llegué al hotel. Estaba un poco cansada luego del paseo, aunque aún seguía sonriendo. Pero claro, no todo podía ser perfecto...justo cuando caminaba hacia el ascensor me encontré con José. El hermano de David.

-¿Laura?.-Me dijo bastante sorprendido.

-Hola.-Lo saludé con media sonrisa, estaba a punto de darme un ataque de risa allí mismo. Estas situaciones me pueden.

-¿Qué haces aquí?.-Yo carraspeé y estuve a punto de contestar cuando alguien se nos acercó.

-José...-Le dijo David a su hermano, pero cuando su vista se trasladó hacia mi persona, me miró y abrió los ojos como platos. Supongo que José pensó que su cara era por el asombro de "volverme a ver". Yo tuve que morderme los labios para no reír.-Laura...-Dijo aún asombrado. Pero solo yo sabía la verdadera razón.

-Hola.-Le dije y aparté el rostro para reír por lo bajo.

-Que...casualidad verte por aquí...-Dijo David carraspeando.

-¿Si no?.-Yo aún tenía una mueca divertida en la cara.-Bueno, un placer veros.-Y me subí al ascensor.

Cuando la puerta se cerró yo empecé a reír a carcajadas. Me parecía todo esto tan gracioso y divertido. La cara de sorpresa de José, y la cara de pringado de David...dios, no podía parar de reír. Una señora algo mayor entró en el ascensor y me miró de reojo al verme reír. Yo me tapé la boca mientras seguía riendo y la señora frunció el ceño. Supongo que pensó que yo era una loca o algo así, pero es que de solo acordarme de la cara de estos dos mi ataque de risa aumentaba. Yo la miré aún sonriendo y la saludé con la cabeza. Ella me saludó y apartó la cara con una mueca que decía "esta está como una cabra", pero yo aún seguía riendo.

Cuando entré a la habitación mi ataque ya había parado un poco, aunque de vez en cuando soltaba una risilla. Hice una llamada a mi madre, que hasta ese momento no estaba enterada de mi ubicación y casi me mata, pero le conté que había querido escaparme del mundo un rato. ¡¿A Belgica?! Fue su respuesta, pero yo aún seguía riendo y solo le dije que si.

Me quedé viendo un rato la ciudad a través de la ventana y suspiré. En ese momento sentía algo único en mi interior, y no era el amor, eso estaba aparte. Era otra cosa, algo que no podía explicar, algo que me hacía sentir completa. Tomé un lápiz y mi libreta de ideas y comencé a escribir. Mi mano se movía con fluidez y mi mente no paraba de hablar. Esos eran los momentos que me encantaban, y los aprovechaba sin ninguna duda.

Cuando terminé, dejé la libreta sobre la cama y saqué ropa limpia. Sonreí al ver la ropa de Celia. Seguro pronto tendría que usarla de nuevo. Caminé hacia el baño y me di una ducha rápida. Me parecía raro que David no hubiese llamado aún. Quizás había tenido que salir por ahí...o quizás aún se estaba recuperando de nuestro encuentro junto a José. Eso me hizo carcajear nuevamente.

Salí del baño con la toalla alrededor de mi cuerpo y entonces tocaron la puerta.

-Pensé que habías muerto de un infarto o algo así.-Le dije a David refiriéndome a lo sucedido varios minutos atrás y apoyándome en la puerta con una sonrisa. Sus ojos se pasearon por mi cuerpo que solo cubría la toalla y luego me miró a los ojos.

Como yo ningún amor se entregara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora