CAPITULO 30

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CAPITULO 30

Miraba la pared blanca eh inmaculada en estado de shock, ¿Cómo había sido posible que aquel infierno que estaba viviendo se hubiese suscitado?, Fue su culpa, debió de estar al pendiente de Sasuke, había estado tan concentrado en el trabajo que su doncel se le escapo dejándolo solo en casa, como un completo y verdadero idiota.

Cuando recibió su llamada estaba desesperado así que fue un alivio para el escuchar su voz tras el teléfono luego de recibir quien sabe cuántos mensajes de texto con la misma frase “en 30 minutos llego”, joder y lo peor fue escuchar que algo malo sucedía.

No había perdido tiempo de inmediato Kakashi movilizo a su personal de seguridad para rodear le área de estacionamiento, su conmoción fue demasiado grande al ver como Kurenai atacaba de manera monstruosa a patadas, su corazón se desgarro al ver a Sasuke tratando de proteger a su hijo mientras gemía de dolor, su alma se murió cuando miro agua salir de entre las piernas del doncel.

Su mente entro en estado comatoso desde ese momento, solo fue consiente que Kakashi había herido a Kurenai de un disparo limpio en el estómago, no fue capaz de actuar, mucho menos de razonar, un cumulo de imágenes le trajo a una Hinata embarazada morir desangrándose entre sus brazos, sintió que el dolor que sentía era tan fuerte que sin poder sostenerse en pie cayó al piso en peso muerto.

Estaba hiperventilando, se arrastraba por el piso tratando de llegar a Hinata, a su bebe, solo cuando el cuerpo fue levantado en una camilla de ambulancia fue consciente y traído de nuevo a la realidad, ese rostro contraído de dolor no era el de una mujer, ese cabello tan negro como el carbón no era tan largo, es más se notaba obscuro y brillante y esos ojos que lo veían llenos de dolor y sufrimiento no eran pálidos, eran de un negro tan brillante que hacia su piel arder, esa no era Hinata, era Sasuke y no estaba muerto, estaba vivo entrando en labor de parto tratando de traer al mundo a su hijo que nacería prematuro debido a la desastrosa situación.

Como un muerto camino hasta llegar a Sasuke, no sabía que estaba llorando hasta que sus blancas manos limpiaron sus mejillas frías en contraste con las pequeñas y blancas manos de él.

Lo miro sudoroso, gimiendo, su gesto contraído de dolor y aun así se mostraba preocupado con él, fue entonces que como un bálsamo revitalizante unió su boca a la de él fundiendo su frustración para convertirla en fe y esperanza de que todo estaría bien, todo saldría bien.

Sus suegros tenían más de cuatro horas que habían llegado, estaban la mar de asustados y preocupados, no le reprocharon nada solo recibió de ellos su apoyo y comprensión.

Su reloj marcaban las 4 de la mañana, nadie en el hospital sabia decirle el estado de Sasuke y del bebe; Kakashi lo miraba fijamente poniéndolo más nervioso, con desesperación se puso de pie y se recargo junto al cristal que daba la vista a la cuidad de Londres pidiéndole a Dios que Sasuke y su hijo no murieran, porque si trágicamente eso llegara a suceder sabía que no lo podría a soportar otra vez,

Cerca de las 5 de la mañana su padre arribo el hospital, se notaba cansado.

-Vengo del aeropuerto, ¿tienen alguna noticia?

Preguntaba su padre mientras saludaba a los padres de Sasuke y lo miraba estudiando su estado, todos los presentes negaron, su padre lo miro con pesar, de manera estratégica se acercó hasta el como si se tratara de un animal herido.

Sin poder contenerse la amargura que hasta entonces se había reservado en su interior de forma celosa exploto en un llanto tan profundo, se sintió el muchacho que había llorado la perdida de Hinata, se sintió el crio perdido y desesperanzado desde entonces, lloro como un niño a gritos y gemidos y no como un adulto en silencio.

SEDUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora