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Narra Jimin.

Uno, dos y ahora tres meses desde la última vez que había cruzado palabras con ella. Decidí finalmente
alejarme, pensé que si ____(T/N) me perdonara sería ella quién me buscase, algo bastante tonto, ya que por su parte, ella me había dejado en claro que no quería saber nada más de mí. Pero aún así en el fondo creció esa esperanza, de que algún día me hablara, cosa que realmente jamás sucedió.

Los últimos meses me los había dedicado por entero a la empresa de mi padre, él ya quería jubilarse y me quedaba sólo un año y pocos meses para salir de la escuela. Volví a la casa de mis padres y luego de las clases, aprendía sobre economía y comercio, algo más que aburrido, pero necesario si quería heredar el puesto. Me había esforzado durante años para convencer a mi padre de que podía reemplazar a mi hermano y ahora que tenía su aprobación no lo decepcionaría, después de todo, prácticamente tenía el futuro hecho y para alguien como yo, sin metas o deseos en la vida, eso era un regalo enorme.
Bueno, para ser sincero, yo si tenía un deseo. Pero éste era imposible, sin dirección e incoherente, el típico sueño de un chico adolescente: "Estar junto a ella". Sabía que era tonto, pero aún estaba allí, martillando mi cabeza cada noche antes de dormir, cada vez que la veía en clases o topaba con ella en el pasillo y pasaba a mi lado como si nunca nos hubiésemos conocido. Eso dolía, pero debía ocultarlo, "De seguro en un tiempo más me olvidaré de ella por completo" solía recordarme, pero aún así me mantenía pendiente de cada uno de sus movimientos, acciones y problemas. Hasta parecía un psicópata.

Domingo por la noche, mi padre ya estaba durmiendo hace mucho, al igual que su pareja. Yo aún seguía dando vueltas en la cama, mientras soltaba gruñidos de frustración.
En el día podía mantenerme ocupado y olvidar todo aquello, pero cuando era de noche y me quedaba solo con mis sentimientos, estos no tardaban en atacarme. Ya hace un tiempo tenía insomnio, exactamente comenzó unas semanas después de que dejara de hablar con ella. Nunca pensé que el amor podría hacer este daño, tal vez era mi karma por todas aquellas veces en la que estuve con alguien sin considerar sus sentimientos.

Me levanté pesadamente de la cama y me dirigí al baño de la habitación, saqué el frasco de somníferos y me h
eché unas cuantas pastillas a la boca. La dosis recomendada siempre había sido una unidad, pero con el tiempo eso ya no era suficiente y si no las tomaba no podía dormir, me había vuelto completamente dependientes de ellas al ser lo único que servía para acallar mi conciencia y pensamientos que no me dejaban de fulminar a cada instante. Claro que esto tenía consecuencias, constantemente me daban mareos, náuseas y desorientación, pero era mínimo comparado con el alivio que causaba.
Me recosté en la cama y aún con un poco de dificultad caí dormido bajo los efectos de aquella droga.

Narra ____(T/N).

Lloré y lloré como nunca antes en mi vida y Jungkook para su mala suerte estaba a mi lado acompañándome. Justo luego de que me topara con Jimin y me alejara de él completamente molesta encontré a Jungkook bajando de un bus. Así que me llevó a su casa para darme apoyo moral. "Si te quiere te buscará" me repetía Jungkook y eso tenía más que sentido, así que simplemente no me quedaba más que esperar, para que me confirmara que todo lo que había dicho Hye era falso, pero no, no fue así. Por más que esperé, pasaron dos meses y nada, no iba a ninguna parte, ya no hablaba tanto como antes y él ni siquiera ademán de acercarse a mí. Entonces decidí que era tiempo de volver a preocuparme mí.
Desde el tercer mes mi idea era volver a ser yo, juré que si alguien me ofrecía salir, yo allí estaría, aprovecharía cada instante para divertirme. No podía desperdiciar mi adolescencia mientras me lamentaba por alguien que ni siquiera se preocupó un mínimo por mí.

En cuanto a Hoseok, no le fue nada fácil superar lo de Hye, sin embargo, desahogarse conmigo le era un remedio más que efectivo y desde luego, a mí también me servía. Por lo que ambos terminábamos juntándonos para hablar de nuestras penurias amorosas y para ser sincera era bastante divertido y aunque si bien, tanto Hoseok como yo, no podíamos superar del todo a nuestros antiguos amores, aún así aquello servía como distracción.

También en este último tiempo me había acercado más a Yoongi, no me gustaba, de hecho. Ni si quiera sentía una atracción más que mera "amistad" hacia el. Pero si no se lo había aclarado a Yoongi había sido principalmente por las insistencias de Jungkook y Taehyung, que no paraban de insistir que eso me haría bien y me ayudaría a olvidar a Jimin, así que debía al menos darle una oportunidad. Y fue de esa forma como transcurrían las cosas, hasta el punto de que mis amigos decían que parecía que estuviéramos saliendo, aunque realmente no era de ese modo. No podía evitar mirar todo lo que había sucedido entre nosotros con añoranza y nostalgia, pero debía esforzarme por sonreír, porque por más que quisiera engañarme a mi misma, tenía claro quien me gustaba e independiente de todo lo que me había hecho, seguía imponente en mi cabeza, haciendo de mis sentimientos un atolladero, imposible de escapar.

En fin, mi vida sin Jimin estaba siendo muy tranquila y monótona, a diferencia de antes que me pasaba metida en escándalos con Hye u otras personas, y yo tenía pensado mantenerme así, tal vez esa era la única forma que tenía para llegar a cumplir mi sueño de salir de la escuela con muchos recuerdos y amistades. Pero aunque esa era la forma de completar lo que quería lograr ¿Por qué me sentía tan vacía?

(...)

Ya era Lunes, otro día que no acababa de ser monótono a excepción de una cosa. En la clase de gimnasia fui testigo junto con todos los demás alumnos, como Jimin se desplomaba de la nada. Todos quedamos bastante aturdidos cuando en medio del trote cayó de golpe al piso y luego no se levantaba. Todos corrían envueltos en pánico de aquí a allá sin saber que hacer, después de todo Jimin no era cualquier persona, todos lo admiraban mucho o una minoría lo odiaba demasiado como para que pasará desapercibido como cuando a mí me dieron con la pelota.
Finalmente unos compañeros lo tomaron de los brazos y se lo llevaron a enfermería.

Mi corazón dió un vuelco cuando me di cuenta de la situación, Jimin, un chico con apariencia atlética, quién siempre se veía fresco e invulnerable, había caído de repente al suelo. No pude evitar preocuparme e incluso después de que lo llevaron a enfermería no podía dejar de pensar en él y por tanto todos los ejercicios que intentaba hacer me salían mal y el profesor no me dejaba de fulminar con la mirada.

(...)

Me había prometido a mi misma evitar todo tipo de sentimientos hacia él, ni siquiera mostrarle odio, porque después de todo eso también era un sentimiento. Necesitaba hacerlo desaparecer de mi vida, como si nunca hubiese estado allí y fuese cualquier desconocido, al que no presto ni una pizca de atención.
Pero allí me encontraba, fuera de enfermería con la mano en el pomo de la puerta, dubitativa sobre lo que debería hacer.

Di un largo suspiro y antes de que pudiese siquiera percatarme de la absurdo que sería hacer algo como esto, entré. Caminé silenciosamente por la sala y me fijé en una de las camillas en la que se encontraba Jimin. Seguía con lo ojos cerrados, con una respiración tan pausada que casi parecía inerte y aquello le daba un efecto visual como el de las muñecas de porcelana. No fue hasta que estuve junto a él para cuando noté la masacrada expresión que mostraba su rostro, ya no era el mismo Jimin que reflejaba juventud y sublime, que podía correr un maratón y seguir sin despeinarse. Bajo sus ojos sobresalían ojeras que mostraban agotamiento y las raíces de su cabello tenían un leve tono oscuro, que decía lo poco que se preocupaba de su aspecto a diferencia de antes.
Aquello no tardó en advertirme, no es que me importara realmente como se veía, después de todo incluso así, no dejaba de ser hermoso. Lo preocupante era que había cambiado drásticamente. Posé mi pulgar en una de sus mejillas y la acaricié, era lo más cerca que podría tenerlo y ya hacía tiempo que no me encontraba a una distancia tan mínima con él. Con tan sólo sentir su aroma mis hormonas comenzaban a revolotear, así que ya se imaginaran como se encontraba mi corazón con tocar su piel.
No se cuanto tiempo transcurrió desde que había entrado, pero di un sobresalto al escuchar el timbre que indicaba la entrada a clases, me separé de golpe a darme cuenta de lo que estaba haciendo y con gran esfuerzo logré salir de la habitación en cuclillas para asegurarme que Jimin no notara mi presencia, sintiendo con cada paso que daba hacia la salida, un fuerte estremecimiento en mi pecho.

Desearía Poder Odiarte ↠{Jimin y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora