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Narra Jimin.

Esa semana no volví a hablar con ella, ni siquiera me la encontraba en los pasillos. Pensaba que estaba molesta conmigo y claro, tenía sus razones para estarlo.
Las cosas en casa de mis padres estaban empeorando y el ambiente hostil cada vez se hacía más fuerte.
Un día, cuando llegué a casa después de la escuela, me topé con una de sus anticuadas cenas de negocios, en la cual participaba un hombre de mayor edad y una chica poco más grande que yo. Mi padre me invitó a sentarme y aunque no tenía ni mínimas ganas de hacerlo, no tuve más remedio que quedarme y aguantarme las ganas de lanzar bostezos de aburrimiento. Sin embargo, mi mente estaba ocupada pensando en todos lo que le pude o debí decirle a ____(T/N) en ese entonces y que no hice.

Mi padre todo el tiempo estuvo presumiendo "lo cercana que era nuestra relación" y muchas otras cosas que no pasaban de ser falacias, sólo para ganarse una buena impresión de aquellas personas, aunque eso no me importaba realmente, lo que si me molestó fue cuando de la nada mi padre, junto con el otro hombre, me comenzaron a emparejar con la chica, que también se mostraba algo incómoda con la situación. Pequeñas indirectas fueron pasando a casi la organización de una cita en contra de mi voluntad, entonces perdí por completo la poca compostura que me quedaba. Me levanté de golpe haciendo sonar la silla al arrastrarse y miré de manera hostil tanto a el invitado como a mi padre.

—Con permiso, pero no pareciera que ninguno de nosotros dos este interesado en ésto —informé molesto.

—Deberías educar mejor a tu hijo —sugirió el hombre a mi padre.

—¿Crees que ésto te concierne a tí? —me preguntó mi padre dominante para quedar bien ante sus invitados.

—Claro que lo hace, si piensas que voy a estar con alguien por interés estás muy equivocado —dirigí la mirada hacia el desconocido—. No pensé que una persona con mínimo de sentido común pudiese vender a su hija a quien primero ve.

Noté como la chica de hundió en el asiento con algo de vergüenza y su padre me miraba atónito, ya que de seguro no estaba acostumbrado a que lo trataran de esa forma. Luego sin decir ni una palabra me alejé de la mesa en dirección a mi habitación, sin atreverme a mirar ni una vez atrás, aunque en el fondo sabía que mi padre me fulminaba con la mirada.
Para mi sorpresa mi padre no subió a mi habitación para reprocharme de inmediato, sino que sólo una vez se marcharon las visitas, se dignó a aparecer. En otro momento, ese tiempo me hubiese servido para enfriar la cabeza y así poder pedirle disculpas por mi comportamiento, pero ahora estaba más que enojado, y el hecho de tener más tiempo para calmarme, sólo había ayudado a aumentar mi ira, la cual se había mezclado con un sentimiento de pena.
Cuando entró yo yacía en la cama boca arriba, pero no tardé en reincorporarme para lanzarle una mirada fija que expresaba mi molestia por completo, él por su parte no se quedó atrás y puso un semblante intimidante.

—¿En qué estabas pensando? —bufó molesto— ¿Sabes lo mal que me dejaste frente a ellos?

—¿Sabes lo inconsciente que eres al ni siquiera preguntarle a tu hijo si quiere una pareja o no? —protesté.

—¡Estoy contribuyendo a tu futuro! —respondió mi padre— ¿Crees qué lo hago por diversión? Estoy evitando que te quedes en la calle.

—Creo que puedo prosperar por mi mismo —le repliqué.

—¿Por ti mismo? —soltó una carcajada—. Si vas a subsistir luego de mi muerte va a ser gracias a mi herencia, ni pienses vas a tener es por tus metas.

—Aún así todo ésto no es tuyo, son los logros del abuelo —respondí—. Tú no has contribuido mucho a la fortuna familiar que digamos, tan sólo la has destruido.

Desearía Poder Odiarte ↠{Jimin y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora