La flecha sombría [Zed x Ashe]

Noxus

Esclavo de mi pasado, atado a mi odioso padre. Una vez más tendría que callarme y obedecer, pero ya no estoy dispuesto a ser controlado.

- El tío Joe tendrá que esperar.- sonrió malévolamente Hans. Lo miré con desaprobación.- Tenemos un asunto del que ocuparnos, Zed.- se dirigió a mi sin siquiera mirarme. Lo miré a modo de pregunta.- Noxus sufrirá una 'pequeña' masacre. Han lanzado una clara directa amenaza, un servidor ha sido hallado muerto, con heridas hechas por una cuchilla bastante peculiar, típica de Noxus. Las pagarán.- dijo mientras fruncía su ceño, lleno de ira.- Tú y tu querida dúo, deberéis embarcaros en esta misión, encontrar y asesinar a dicho asesino. Partireis hoy, rápido.- concluyó.

Escasa información para mi gusto. No quiero poner a Ashe en peligro, mucho menos por una estúpida misión.

- Uhg... A Noxus.- quejó Ashe.- Desafortunadamente sí.- respondí con un suspiro.- Si miramos el lado bueno, es un tiempo que no estamos aquí encerrados, en el mundo exterior, donde los pájaros cantan, el viento corre y se puede respirar sin necesidad de racionar el aire.- dijo riendo. Esbocé una ligera sonrisa.

Partimos hacia Noxus, en unas horas estaríamos allí. Esta vez no fueron tacaños y teníamos dos caballos, aunque me hubiera gustado poseer uno solo, de manera que Ashe tendría que montar conmigo. Mis pensamientos cada vez van más allá.

El día estaba soleado, el viento rozaba sus suaves y finos cabellos plateados. ¿Cuánto tiempo hacía que no veíamos el sol? Días nublados, lluviosos, tormentas, el sol escaseaba, y era algo normal. En Noxus la gente era extremista, es decir, o eran muy pobres o muy ricos, sería muy difícil distinguir a un asesino entre tantas calles y callejones. Niños correteando y jugando, parecía una vida feliz, pero la triste realidad es que no tenían para comer.

Íbamos andando como personas normales, sin armaduras, con ropas pobres y humildes, para no llamar la atención. Una niña pequeña se choca repentinamente contra mi pierna, cayendo al suelo, llorando. Llamamos la atención de todos los presentes, lo que menos queríamos.- Hey pequeña, cálmate.- dijo Ashe con una voz tranquilizadora y una brillante sonrisa.- ¿Te has hecho daño? ¡Mi compañero es muy fuerte!- dijo acariciando delicadamente su cabeza mientras yo miraba la dulce escena.- ¡Señodhita! Es uted muy amable.- exclamó la niña, dejando de llorar.- Gracias, pequeña.- sonrió.

- Oh, perdonen a mi hija, aún es muy inquieta.- salió la madre.- No se preocupe, señora.- se disculpó y seguimos nuestro camino, Ashe miraba hacia atrás, agitando su mano mientras la niña la miraba.- No sabía que tenías mano con los niños.- dije mirandola mientras sonreía al recordar la situación.- Aún hay muchas cosas que no sabes...- sonrió divertida.- Pues déjame descubrirlas, mi polifacética mujer.- dijo tomándola de la mano, acercándola a él y uniéndose en un beso. Obviamente, estábamos en un callejón, hacer eso en publico llamaría la atención.

- ¡Vaya! Pero si es la negada y su molesto compañero.- exclamó una voz que provenía del tejado, alarmando a los dos. Miramos intuitivamente hacia arriba. Esto es demasiado, es el mismo. Bajó de un salto, acercandose peligrosamente a Ashe, cosa que no permití poniéndome en medio.- ¡Ah venga! Déjame saludarla.- dijo en un tono burlón.- Talon, ¿qué haces aquí?- preguntamos ambos.- Estoy al corriente de todo, absolutamente todo lo que pasa en esta asquerosa ciudad, y en vuestro refugio "secreto".- dijo apoyándose en la pared, dejando ver una peculiares cuchillas.- Qué curioso.- dije.