CAPITULO II: ¿UNA VERGÜENZA?

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Tú puedes, solo no hagas una tontería- dije mientras respiraba por última vez antes de pasar.
Y ahí estaba yo, cruzando ese patio, observando a los alumnos de nuevo ingreso mientras intentaba ocultar mis nervios, -¿acaso el patio de había hecho más largo?-me pregunté, juro que se me hacía eterno el recorrido hasta llegar a mi lugar, cuando por fin llegué me quede repasando mentalmente que hacer y que no hacer, a quien saludar y a quien no, ser amistosa con algunos y con otros no, bueno tal vez sería mejor idea ser amistosa con todos...
-Ahí estas-Escuche una voz familiar y en menos de lo que me di cuenta ya tenía a Isi abrazándome por detrás.
-Hey, ¿Como estas?- dije aún con sus brazos apretándome el estomago.
-Estoy súper bien, aunque tengo que admitir que te extrañé mucho.
-Bueno me hace sentir bien que me hayas extrañado a pesar de estar todas las vacaciones en Inglaterra con ese chico guapo,¿cómo se llama?-dije esperando a que se enojara por "olvidar" su nombre.
-Su nombre es Darren y a pesar de eso no es lo mismo sin ti, en fin te traje algo- vi sus manos estiradas y en ellas tenía una pequeña caja de madera, la tome y decidí abrirla, era un collar de plata con una sirena muy detallada.
-Se que no es algo clásico de Europa pero lo vi y pensé que era perfecto para ti.
-No te preocupes es muy hermoso, de verdad gracias, no tenías que hacerlo-siempre me regalaba cosas pero nada comparado con esto-siempre lo llevaré conmigo-le dije al mismo tiempo que me lo ponía.
En ese momento tocaron el timbre, nos dirigimos a nuestro salón y antes de llegar escuchamos una voz por detrás de nosotras.
-Señorita podría acompañarme por favor- pero supusimos que no se refería a alguna de nosotras e intentamos seguir nuestro camino.
-Señorita, ¿acaso no me escuchó?- las dos volteamos y nos encontramos con Raúl, un maestro que nos toco hace un año y tengo la impresión de que ni antes ni ahora le llagamos a agradar ni un poco.
-¿Estaba ignorándome?-dijo mirando a mi amiga, parecía bastante molesto.
-No, claro que no, solo que no sabía que me estaba hablando a mí- respondió con una sonrisa, pero yo sabía que estaba un tanto nerviosa por la forma en la que movía las manos.
-¿Puede acompáñeme a la dirección por favor?-le respondió de la manera más sería posible y sin disculparse por su equivocación-vaya que no es muy amable-pensé.
-Te espero en el salón- le dije y ella simplemente asintió y se fue siguiendo a Raúl.
Decidí no darle importancia al asunto para no preocuparme, de cualquier manera sabía que ella nunca haría algo que la afectara , retomé mi camino al salón pensando en lo que haría al entrar por aquella puerta, en como saludaría a los demás, tal vez de una manera amable como lo había pensado al principio, estaba tan perdida en mis pensamientos que lo siguiente que sentí fue un choque que me llevó al suelo y al parecer la persona que llevaba tanta prisa termino igual que yo, en el suelo.
Tome un tiempo para reaccionar y levantarme.
-¿Qué demonios te pasa?- le dije bastante molesta, sabía que no debía explotar así pero ya me había puesto en vergüenza delante de todos, así que, ¿qué más daba?
Estaba dispuesta a expresarle un poco más de mi enojo, hasta que se me ocurrió levantar la vista para ver quién era, lo único que sentí después de eso, era como mi cara se empezaba a colorar y calentar de lo apenada que me sentía... ¿Por qué tuvo que ser él?

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