Sonreí dolida, y simplemente negué con mi cabeza y lo miré.
- Algunos son diferentes, aunque no lo creas. -Dije tragando saliva- algunos.
- Bueno, pues..yo digo que todas las mujeres son iguales. -Sonrió- les das duro y..
- Es mejor que te calles. -Interrumpí.
Pasé al baño directamente.
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Ni querer acordarme del reencuentro con melany hace unos minutos. Seguía acostada viendo la pantalla del ultrasonido de mi bebé, era hermoso. Era tan, tan perfecto.
- Se esta desarrollando muy bien, ___. -Dijo el doctor mientras movía a diferentes partes de mi panza un aparato.
- Me alegra, me alegra. -Sonreí.
- Y tu igual, te veo bastante bien. -Sonrió.
- Si, engordé como 10 kilos. -Dije riendo- Espero bajarlos, ojala.
- Claro que si, ve al gym después. Pero si es cesaría, dudo que puedas al día siguiente.
- Por ninguna manera quiero cesaría. No quiero quedar con una cicatriz. -Junté mis cejas.
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Pague la consulta, y me dirigí a mi coche cuando..¿qué mierda?
Tenía que ser broma, una broma muy pesada. Vi mi coche con un golpe. ¡Maldición! ¿Es que no se fijan? La única camioneta era la de Justin, hijo de..
- Es mejor que vengas ahora. -Decía enojada- Vamos contesta idiota. -Y se escuchó como levantaban la bocina.
- Es mejor que vengas al doctor, ahora. ¿Entiendes?
- ¿Qué demonios? ¿____?
- Si, ven ahora. Que me las pagarás. Me comprarás un nuevo coche.
- ¿De que mierda hablas?
- ¡Chocaste mi coche! No puedo abrir la puerta. -Dije con la voz quebrada del enojo- ¡No puedo hacer coraje y es lo primero que me haces hacer!
- No hice nada ___, entiende. No te choqué. No fui yo. Quizás otra persona paso o algo.
Colgué y le di un puño al coche, que hizo que me doliera. Maldición. Maldecía, a Justin a cada momento. ¡Como pudo negarlo el cínico!
Me quedé esperando como 40 minutos, mientras venía la aseguradora y eso. Y no llegaba la aseguradora, ah genial. Casi casi cerraban el consultorio, yo con hambre y sigo aquí.
- ¿Esperabas que un ángel viniera y te ayudara o qué? Habla a Carter.
- ¿Tenías que venir? -Dije enojada- ¿qué haces aquí?
- Hace una hora me pediste que viniera, y aquí estoy. ¿Qué puedo hacer por ti?
- Morirte. -murmuré bajo- ¡Qué me pagues mi coche!
