Mascota (Yaoi/BL)

1ª Noche

–Buenas noches Lord –Me despertó la voz de Bastián, como todas las noches–, hoy en principio no tiene ningún papeleo pendiente ni nadie a solicitado cita con usted.

Sin muchas ganas me desperecé a la vez que me incorporaba en la cama, Bastián abrió ligeramente las espesas cortinas y me entregó el periódico del día. No había nada nuevo ni interesante, los políticos seguían matándose entre ellos, la economía estaba igual, nada cambiaba realmente, o tal vez si y yo ya había vivido tanto tiempo que no lo notaba.

Con un suspiro le di de nuevo el periódico y dejé que me colocará el desayuno.

–Llegada casi la noche un muchacho allanó sus propiedades, fue posible capturarlo sin problemas, pero esperamos sus órdenes para decidir qué hacer con él –Comentó cuando le estaba dando el primer sorbo a la taza de té.

–Donde está? –Pregunté intentando tapar un bostezo.

–En el sótano, encadenado, fue algo difícil de... manejar.

Terminé el desayuno algo curioso por su explicación, sobre todo cuando el sótano solo se estaba usando para encerrar a indeseados.

Me vestí con un simple pantalón de pinza gris, una camisa blanca y por encima un polo sin mangas, y me encaminé a averiguar que había dado problemas a mí mayordomo estrella para terminar ahí.

Bajé las escaleras hasta llegar a la densa puerta de madera que tapaba cualquier sonido proveniente de dentro, Bastián primero me entregó mi bastón de puño de jade y después abrió la pesada puerta como si fuera una simple pluma.

Solo con escuchar mis pasos ya se acercó a los barrotes el engañoso niño ciego de siempre, el principal motivo por el que tampoco usaba para nada más este lugar.

–Hoy me darás la libertad? –Preguntó con su voz infantil e inocentemente engañosa.

–No –Respondí pasando de largo lo suficientemente alejado de su lado como para que sus manos no me alcanzaran.

–Que amo más malo, que amo más malo –Musitó regresando a su voz grutal normal mientras volvía a la oscuridad de su escondrijo.

Solté un suspiro y llegué, 2 celdas más allá, al simple humano encadenado que había dado problemas a Bastian.

–"Un simple curioso" –Pensé para mí mismo antes de dar la orden de soltarlo y mandarlo lejos.

Pero se rio como si el mismísimo infierno bailara en su interior.

Una sonrisa se dibujó en mi cara sabiendo que iba a tener diversión asegurada está noche, incluso su voz acalló los susurros del ente que llevaba más tiempo encerrado ahí de lo que podía llegar a vivir un humano.

–Decías que era un "muchacho" –Comenté mirando ahora a Bastián mientras el humano se reía frenéticamente.

Sus muñecas estaban en alto aprisionadas por las cadenas así que su cuerpo se mecía de adelante hacia atrás sin detener su risa.

–Su cuerpo es el de un muchacho, pero no sabemos por qué puede estar poseído –Explicó antes de abrir su prisión.

–Y yo que creía que el ser capaz de domar a un gran demonio sería alguien más importante o poderoso –Insinuó el humano dejando de reírse y mirando hacia nosotros.