Mascota (Yaoi/BL)

17ª Gravedad

Según me estaba intentando recuperar se me hacía más difícil tapar la situación de la tos y mis dificultades para respirar, que cada vez empeoraban más todavía.

Bastián terminó enterándose y con ello también Lord por mucho que supliqué que no.

–Como te encuentras? –Preguntó después de haberme obligado a volver a estar completamente encamado.

–Aburrido y agarrotado –Respondí antes de que la tos me invadiera por unos instantes.

–El médico te dijo algo sobre la tos? –Preguntó sentándose a mi lado mientras me retorcía de dolor.

–Que seguramente sea una gripe, y que si está tirando constantemente de los puntos tardaré más en curarme –Expliqué tras recuperarme de la tos.

–Bueno, te curarás pronto –Intentó animarme peinando mi pelo.

–No puedo ir a la biblioteca a por un libro al menos? –Pregunté intentando buscar excusas para estirar las piernas.

A demás de que era realmente aburrido estar completamente encamado. Lord dudo bastante, pero al final me abrigaron bien y bajé con él a la biblioteca apoyando en su brazo.

–Que libro quieres? –Preguntó una vez habíamos llegado recolocándome las gafas estando casi al borde de mi nariz.

Mi respuesta se vio opacada por un ataque de tos bastante malo, así que Lord me tuvo que sentar.

Cuando conseguí parar Lord acercó su oído a mi pecho alarmado poniéndome en tensión y consiguiendo que me pusiera rojo y dejara de pensar por un segundo en el dolor.

–Suena fatal –Murmuró antes de que me pusiera a toser de nuevo.

Está vez el ataque de tos fue aún peor, provocando que se me cayeran las gafas y llegando a saltarse unos puntos consiguiendo que mi ropa comenzara a encharcarse de sangre mientras que me estaba ahogando por la falta de aire.

Ante esta situación y viendo que mi estado sólo estaba empeorando por momentos Lord terminó cediendo y me llevaron al hospital.

No tenía mucho de que quejarme, con la presencia de Lord me trataban lo mejor que podían y con preferencia sobre el resto de personas.

Mientras me colocaban la mascarilla de oxígeno pude ver perfectamente en el rostro de Lord una mueca de desagrado mezclado con el miedo mientras miraba hacia otro lado.

–Vamos a anestesiarte el costado para volver a suturar –Comentaba una enfermera preparando la anestesia–, asiente si has entendido.

Yo asentí con menos fuerza de la que me esperaba, creo que la pérdida de sangre me estaba comenzando a afectar al mismo tiempo que mi respiración era cada vez más difícil de mantener para mis pulmones.

Ni llegué a sentir el pinchazo de la anestesia, poco a poco veía la oscuridad aferrándome con fuerza y ya no era consciente de mi propio cuerpo.

–Que le está pasando? –Cometó Lord apartando mi flequillo de la cara.

Pero casi ni lo veía más allá de una mancha borrosa color carné pálido.