Robando tu Corazón *Yuri On Ice* (AU Detective y Ladrón)

44. Fugado

El ladrón palideció al escuchar esa voz, lo último que se esperaba sería a esa persona en aquel lugar a esas horas, pero como bien decían los rumores Chris tenía un olfato único para las primicias.

—¡Viktor! —antes de que se acercase lo suficiente, Eros le dio la espalda al auto protegiendo su retaguardia —¡Vaya él es Eros!

—¡Chris! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! Se supone que la prensa se fue hace una hora

—Solo estaba esperándote, quería hacerte algunas preguntas —decía el reportero con la vista enfocada en el ladrón y no en su amigo.

—¿Ve algo que le guste? —dijo seductoramente el delincuente para desviar la atención del periodista, el cual intentaba con poco disimulo ver su trasero— Es usted muy guapo y todo, pero este cuerpo le pertenece a el Sr. Detective aquí presente

—¿Sr. Detective? —repitió arqueando una ceja y dirigiendo por fin su atención hasta el oficial.

—No hagas caso —el leve rubor en sus mejillas lo delataba.

—Mmh... —Chris llevó una de sus manos hasta su mentón en un gesto pensativo— Como sea, ya que estamos aquí ¿Puedo hacerle algunas preguntas a Eros?

—¡Por supuesto que no! Estoy en medio de un procedimiento —alegó el oficial.

—¡A mí me encantaría una entrevista! —dijo alegremente el bribón— Pero el Sr. Detective tiene razón, estamos en medio de algo Sr. Reportero

Dicho esto, de inmediato se sentó dentro del vehículo. Chris se movía inquieto de un lado a otro para intentar ver su trasero y esta era la mejor forma de mantenerse a salvo de él. Aún tenía oportunidades de escapar, pero si el reportero le descubría realmente todo habría terminado. Además, gracias a un descuido había logrado quitarle nuevamente el anillo al detective. No lo podía dejar tal cual pues aún tenía su ADN.

—¿Cómo sabes que soy reportero?

—Lo he visto en las noticias —respondió Eros antes de que el ruso cerrará la puerta.

—Viktor por favor déjame hablar con él —suplicó de inmediato Chris.

—Sabes que no puedo hacer eso —lo tomó del brazo y lo alejó un poco del auto para hablar con mayor libertad.

—¿Estás seguro que no puedes?

—Ya lo intenté un montón de veces Pichit, no puedo liberarme de las esposas

—Hay que calmarnos y pensar en algo... ¡Ahg! Si por lo menos te quedará una de las bombas de humo —se lamentó el tailandés.

—Justo hay una entrada al alcantarillado debajo del auto de Viktor —dijo Yurio— hubiese sido fácil

—Debemos concentrarnos en lo que es ahora, no en lo que pudiese haber sido— los regañó Yuuri— Necesitamos una distracción, los grandes escapistas acuden a ellas para llevar a cabo sus trucos

—El cerdo mágico ¿No? —dijo Yurio

—Tienes razón, hay que pensar rápido, si llegas hasta la estación estaremos perdidos— habló Pichit ignorando al menor de los rusos— Por ahora intenta limpiar el anillo, sumérgelo en la cajita que te di, eso debería de eliminar todo rastro de huellas o ADN y Yuuri... eso fue idiota ¿Qué era lo que estabas planeado hacer?

—Vale, no fue la mejor de las ideas —decían mientras intentaba sacar de uno de sus bolsillos una pequeña caja con una especie de limpiador que el tailandés había fabricado.