Capítulo 6

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Azael


-Creí decirte que te quería alejado de ella Isaac- digo de muy mal humor.

Cada vez que veo la imagen de ellos dos agarrados de la mano y entrando en el gran salón que se alquiló para la ceremonia, una parte de mi comienza a explotar.

-Lo sé amigo, lo sé, pero vamos, soy un hombre y ella una hermosa mujer, es como si a un niño pequeño le dices que no coma dulces- puedo ver como los ojos de mi amigo no se separan en ningún momento del cuerpo de Serena, provocando en mi unas ganas terribles de agarrarlo de la camisa y hacer que su vista se centre en mi.

-Es la hija de mi mujer, y se como eres, le harás daño, y luego yo tendré que verme en la terrible situación de...

-Shhh- interrumpe mi amigo mientras hace un gesto con su mano para restarle importancia a mis palabras- tonterías Azael, yo nunca le haría daño a una hermosura como ella, es más, creo que lo único que le haría sería darle placer.

En un arrebato conducido por sus palabras lo tomo de la camisa ganándome la mirada de muchos de los presentes, es por eso que decido soltarlo, y contar hasta diez para serenarme.

-Delante mía no te quiero escuchar decir ninguna palabra así, ¿me oyes?

-Está bien amigo, pero no deberías de actuar así, parece que ya te sale la vena de padre sobreprotector.

Y dicho esto se retira de nuevo junto Serena. Intento calmarme y borrar de mi mente las palabras que no dejan de martillar mi cabeza. ¿Habrá estado ya con ella? Bueno, pues si es así no debería de importarme tanto, vale que ella es la hija de mi mujer, y que su personalidad sea terriblemente llamativa, al igual que el azul profundo de sus ojos. Pero nada más llamativo que sus labios al moverse mientras dulces e inteligentes palabras salen de su boca.

¿Qué? ¿Pero qué coño estoy diciendo? Muevo mi cabeza frustrado, pensando que así esos pensamientos saldrán de mi mente y camino a paso rápido al baño. Cuando me adentro en el interior me permito respirar, mojo mis manos y las acerco a mi cara tratando de calmarme.

No puedo pensar así, y menos sobre la hija de Claire, la mujer a la que amo. Joder, parece que fue ayer cuando intentaba conquistar a Claire, cuando estaba continuamente en mis pensamientos. Recuerdo el día que la conocí, con su precioso vestido morado entallado a su cuerpo. Pude ver en su rostro la experiencia, es decir, pude ver como era una mujer que realmente conocía lo difícil que era su vida, y cuando me contó su historia lo corroboré. 

Fue demasiado complicado conquistarla, se cerraba en banda al amor, y era comprensible por todo lo que había sufrido, pero joder, pero cuando por fin logré hacerla mía, dios, eso fue increíble. En cambio cuando vi a Serena todo fue diferente, el sentimiento no fue el mismo, con Serena sentí la necesidad de que me prestase atención, deseaba que tan sólo sus labios me dedicasen una sonrisa. No lo voy a negar, después me sentí mal por desear aquello, pero fue mucho peor cuando Claire me la presentó como su hija.

Entonces ahí descubrí que esto sería un camino difícil para mi.

-¿Se encuentra bien?- me giro y me encuentro con un señor mayor que seca sus manos en una de las toallas.

-Si, tranquilo, tan sólo el estrés

-Lo entiendo, estas galas requieren demasiada atención, y más cuando eres alguien importante

El señor me sonríe y sale del baño dejándome de nuevo sólo, con mis pensamientos.



Cayendo en la tentación [Libro 1 Trilogía Cayendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora