Estoy de nuevo en Los Ángeles. Mi madre, Isaac y yo nos fuimos de Hawai hace una semana. Los ánimos no estaban como para seguir de vacaciones y hacer como que estamos bien, porque seamos realistas, después de los últimos acontecimientos no podemos estar bien.
Camino por el pasillo del museo y comienzo a ojear alguna de las piezas nuevas que han expuesto. Quiero analizarlas con detalle, para así luego poder mucha más información a nuestros clientes. Estoy tan entretenida observando los restos fósiles, que no puedo evitar pegar un grito cuando mi amiga Lizzy decide tocar mi culo mientras grita un macizorra.
-Lo siento Serena- dice con cara de perrito abandonado- no pensaba que te ibas a asustar tanto.
Ruedo los ojos y cruzo mis brazos.
-¿Qué haces aquí?
-Vaya, así recibes a tu única amiga.
Me doy cuenta de lo brusca que fui y relajo la postura, me acerco a ella, la abrazo y la gratifico con una sonrisa.
-Así mejor- dice satisfecha mientras yo no puedo evitar reírme.
-Ay amiga, no sabes todo lo que ha sucedido estos días...
-Para eso he venido, me pareció muy rara la forma en la que contestabas mi llamadas, así que decidí venir. Dime, ¿qué pasó?
-Lo haré resumido, digamos que estaba decidida a darme una oportunidad con Isaac después de que Azael me dejase claro que entre el y yo no habría nada. Así que nos fuimos de vacaciones y en eso que se presentan allí Azael y mi madre, este se me declara y me dice que quiere estar conmigo, pero luego aparece mi madre, que resulta que sabía todo lo que había pasado con Azael, y nos suelta la noticia de que está embarazada.
Casi me quedo sin aire después de contarle toda la historia. Lizzy me observa atónita, veo que en un par de ocasiones intenta decir algo pero termina por callarse y volver a poner cara de sorprendida.
-No puede ser verdad, todo esto, ¿tu madre lo sabía?
-Así es- digo comenzando a caminar mientras doy un pequeño empujoncito a Lizzy para que me siga.
Esta camina a mi lado mientras sigo anotando algunas cosas.
-¿Y no te parece extraño que decidiese actuar ahora?
-Si, me lo pareció, pero me dio una explicación al respecto, o sea me dijo que esperaba que Azael acabase por desistir con esto, pero cuando lo vió decidido a venir a por mi, pues ahí, fue cuando pensó que su hija no podía ser engañada.
Lizzy se ríe y comienza a negar con la cabeza. Me detengo de golpe y la miro molesta por su reacción, no sé donde está la gracia.
-¿De qué te ríes?
-De lo inocente que eres Serena, no te das cuenta que si "supuestamente" lo hizo por eso, si Azael no llega a ir a buscarte, ella seguiría con el como si nada. Piénsalo Serena, la actitud de tu madre no cuadra.
-¿Me estás diciendo que mi madre me está engañando? Por favor Lizzy, me está protegiendo, es más, creo que ha sido demasiado generosa al perdonarme y aun por encima evitar que me hiciesen daño.
Lizzy toma mis brazos y me mira seriamente.
-No te quiero decir que dudes de tu madre, sólo quiero que abras los ojos, y veas que hay cosas que no tiene sentido. Piénsalo Serena, cuando una madre de verdad se preocupa por su hija, cuando esta hace algo que la lástima evidentemente no la perdona tan rápido, ya que considera que debe darse cuenta de sus errores. Pero ella lo hizo, y no sólo eso, te dió una excusa que si te la paras a pensar la deja a ella mal parada.
-No..., no puedo pensar así..., es mi madre...- digo en un susurro.
-A veces hasta los padres terminan siendo todo lo que los hijos no esperan. La locura termina por llevar a todo el mundo a hacer algo que realmente no haría, y sinceramente Serena, las dos sabemos el amor enfermizo que sentía tu madre hacia Azael, y un amor así, te puede llevar a la locura.
-Azael repetía una y otra vez que ella mentía, que dijese la verdad...
Lizzy acaricia mi brazo y me observa con un pequeño rastro de lástima.
-¿Y hablaste con él después de eso?
Niego con mi cabeza avergonzada.
-Pues quizás deberías hacerlo Serena, en una historia siempre viene bien conocer todas las versiones posibles.
Tumbada en mi cama no dejo de dar vueltas. La conversación con Lizzy se hace presente en mi cabeza una y otra vez. Después de hablar con ella no fui capaz de centrarme, tan sólo podía pensar en todo lo sucedido, intentando hilar hechos con palabras, y he de aceptarlo, la actitud de mi madre en el hotel era extraña, sospechosa, no quiero pensar mal de ella, porque es mi madre, pero Lizzy tiene razón en algo, en toda historia hay que saber todas las versiones.
Acerco mi mano a la mesita de noche y cojo mi teléfono móvil. Ahí, en favoritos, se encuentra el número de Azael. Dudo en presionar o no, pero en un acto de valentía lo hago y espero a que este me responda.
-¿Serena?- pregunta confundido.
-Hola Azael..., yo..., te llamaba porque necesito hablar contigo de algo..., ¿podemos vernos?
-Serena no creo que sea correcto...., aunque me muera de ganas de verte, no quiero causarte problemas.
-Créeme, sé lo que hago.
Escucho un suspiro al otro lado de la línea.
-Está bien, ¿cuando?
-Ahora.
Le indico al taxista la dirección del hotel que Azael envió a mi me teléfono. Llego en apenas unos 20 minutos, al ser de madrugada el tráfico es demasiado fluido.
Salgo del taxi y me adentro en el hotel, busco con mi mirada su figura y por fin lo encuentro. Sentado en una de las butacas de la entrada, con una simple camiseta blanca y unos vaqueros. Me acerco a el y este se levanta de golpe, ambos nos miramos, no sabemos que hacer, como saludarnos, así que me limito a hacer un hola con la mano y el me responde de la misma forma.
-Lo que quiero hablar contigo es demasiado privado..., así que...- digo mirando a todos lados pensando en un sitio para hablar.
-Podemos subir a mi habitación- mis ojos se abren hasta mis cejas y el comienza a rascarse la cabeza con un gesto nervioso- emmm, no pienses mal, no te haré nada si eso es lo que crees es sólo que hay más intimidad.
-Si, lo sé, lo siento, me sale solo.
Camina por delante de mi y se mete en el ascensor conmigo, presiona el número siete y esperamos. Cuando llegamos a la planta ambos salimos del ascensor sin decir nada. Saca del bolsillo de su pantalón una tarjeta y la pasa por la cerradura, abriendo así la puerta. Agarra la puerta para que pase y así lo hago, el entra después de mi y la cierra.
Camino hasta la cama y me siento mientras froto mis manos nerviosa.
Azael camina hacia donde estoy yo y también se sienta, pero no en la cama, sino en el suelo, enfrente mía.
-¿Y bien?- pregunta.
Tomo una larga bocanada de aire para atrever a decir lo que voy a decir ahora.
-Necesito saber tu versión, porque a pesar de los días que han pasado sigo sin entender nada Azael, y no entenderlo me está matando.
Azael suspira y mira mis ojos directamente. Realmente su cara muestra cansancio, unos pequeños círculos morados se hacen presente debajo de sus ojos, haciéndole lucir mucho más mayor.
-¿Realmente esto va a ayudar en algo Serena? No quiero que te sientas mal...
-Pues si no quieres que me sienta mal entonces dime la verdad.
-Está bien, pero yo te avisé.
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Cayendo en la tentación [Libro 1 Trilogía Cayendo]
Romance1º Libro de la Trilogía Cayendo. Los libros de la trilogía no guardan ninguna relación por lo que no existe ningún tipo de orden. 2º Libro de la Trilogía Cayendo: Cayendo por Giulia Su mirada, su boca, su cuerpo, todo en el llama mi atención. Mi co...