Capítulo 10

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-Estoy realmente asombrado, matrículas de honor en casi todas las asignaturas, unas prácticas impecables..., es usted realmente brillante señorita Frisher.

Sonrío reconfortada por las palabras de aliento del señor Eaton. Jeremy Eaton es uno de los dueños de los museos de historia arqueológica de la ciudad. Es uno de los más reconocidos porque la mayoría de los restos arqueológicos encontrados fueron descubiertos por profesionales que trabajan para el lugar, lo que hace que a la hora de explicárselos a los numerosos visitantes sea algo mucho más cercano, más único.

-Pero seré sincero contigo, lo que más me ha llamado la atención fue la recomendación de Isaac, el ya me había recomendado otros trabajadores con anterioridad, y he de admitir que son los mejores trabajadores con los que cuento, por eso creo que no tengo ninguna duda, eres idónea para este lugar.

Le devuelvo la enorme sonrisa que me está ofreciendo y nos damos un apretón de manos. Mañana firmaré mi contrato, por lo que seré menos dependiente aún de todas las atenciones de Azael y mi madre.

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-Tengo el trabajo!- chillo con los brazos en alto antes de sentarme en la mesa frente a mi amiga.

Ella comienza a reírse y me abraza para luego decirme que me siente y que comencemos a desayunar.

-Lo siento amiga pero ya sabes como soy con el desayuno, es algo sagrado- ruedo los ojos ante la mención de Lizzy y comienzo a contarle todos los detalles de mi entrevista.

-Lo único que me disgustó es que lo que lo motivó a escogerme fue la recomendación de Isaac...

-Por dios Serena- mi amiga se lleva la palma a la frente y niega con la cabeza- tienes que aprender a no ser así, y aceptar los actos de buena fe de los demás.

-Lo sé, lo sé, pero olvídate de eso, hablemos de otras cosas, ¿qué tal tu situación en casa?






Muevo cada pie para hacer que mis zapatos salgan solos y volando a alguna parte de la habitación. Estiro mis brazos y mi cuello y me dejo caer sobre la cama. Mi falda se eleva hasta mi culo, dejando expuestas un trozo de mis nalgas. No me importa ese hecho, debido a que me encuentro tumbada en mi habitación, sola, pero comienza a importarme cuando alguien abre la puerta de la habitación sin ni si quiera llamar.

Me giro rápidamente y me encuentro a Azael, allí de pie, su rostro parece molesto, pero sus ojos se encuentran oscuros.

-Serena...- mira mi muslos y yo me doy cuenta de lo que pasa, la falda.

Me incorporo de la cama y voy a recolocarme la falda pero las manos de Azael me detienen. Coloca sus manos sobre mis muñecas, ejerciendo un fuerte agarre.

-Azael...- sus ojos miran a los míos de una forma intensa, haciendo así que una pequeña humedad se haga presente en mis bragas.

Sus manos sueltan mis muñecas y se dirigen a la parte posterior, bajando la cremallera de mi falda. Cuando la desabrocha tira de ella dejándome únicamente en blusa y en tanga. Su lengua acaricia sus labios al observar mi tanga rojo de encaje, mientras que yo me caliento con cada uno de sus pequeños movimientos, imaginándome cual será el siguiente.

Ahora se enfoca en mi camisa y sin dudarlo me la quita, descubriendo así mi sujetador rojo. La arroja algún lado de la habitación. Sus manos se detienen en mis pechos, masajeándolos lentamente, mientras yo sólo deseo sentir sus labios.

Cayendo en la tentación [Libro 1 Trilogía Cayendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora