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Akira había cumplido tres misiones de rango bajo ese mismo día, desistió de ir por una cuarta, tenía que ir a casa y preparar algún buen plan, su encuentro inevitable con Orochimaru estaba a la vuelta de la esquina

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Akira había cumplido tres misiones de rango bajo ese mismo día, desistió de ir por una cuarta, tenía que ir a casa y preparar algún buen plan, su encuentro inevitable con Orochimaru estaba a la vuelta de la esquina.

Llegó rápido a la residencia Hatake, antes de que pudiese ir a su habitación escuchó una voz proveniente de la sala principal.

— Llegas temprano— Kakashi estaba leyendo recortado en el sofá.

— Lo mismo digo— sonrió— ¿Quieres comer algo? —

— ¿Cocinaras? — elevó la vista de su libro.

— Claro—

— Dejemos eso para mañana, vamos a comer a un buen lugar—

— ¿Comer afuera? De acuerdo— dijo entusiasmada.

Su padre sabía -aunque no se diera cuenta- como hacer que Akira olvidara sus preocupaciones.

Akira y Kakashi pasaron toda la tarde en el mejor restaurante de sushi de Konoha, o al menos era lo que el mayor presumía. La peli plata intuía que el gusto por aquel restaurante nacía de la idea de separar cada mesa dentro de un cubículo, lo cual era conveniente para el ninja que no quería mostrar su rostro.

Kkashi había decidido que quería conocer más a fondo a aquella niña de aspecto algo rudo, después de una breve charla con Sarutobi, este le hizo ver que en realidad no sabía nada acerca de Akira. El mayor ya había perdido demasiado tiempo y quizá se estaba cansando del papel de soltero, tener una familia sin tener que pasar por la etapa de los pañales no sonaba tan mal.

— ¿Papá? ¿Pasa algo? — una vocecita aniñada lo llamó.

Justo entonces se dio cuenta que tenía sushi a medio masticar en la boca, quien sabe cuánto tiempo se perdió en su mente.

Esperen un momento. ¿Lo llamó papá?

— ¿Papá estas bien? — sacudió una mano frente a su cara.

Sí, lo había llamado papá. Una sonrisa se extendió por la cara del mayor. Akira se dio cuenta que era la primera vez que lo llamaba de esa forma en voz alta, enrojeció.

— Perdón, me perdí por un momento—

La chica asintió aun enrojecida, sentía su cara arder, estaba por derretirse de vergüenza.

— Estas muy roja—

Gracias por el comentario capitán obvio, pensó.

— Estoy bien— retomó su comida.

Padre e hija pasaron una tarde agradable, solo ellos dos, conociéndose un poco más, formando un lazo, pero los lazos son frágiles y muy pocas veces duran demasiado tiempo.




Akira se levantó muy temprano por la mañana, quería tomar todo el tiempo que fuese posible para entrenar, los exámenes chunin eran al día siguiente, aunque no pudiese participar estaba segura que el próximo año lo intentaría.

Para cuando regresó a casa estaba más pálida de lo habitual, sentía náuseas y su cuerpo temblaba sin control, estaba aterrada.

*Flashback*

— Veo que has crecido bastante, aunque debemos considerar que hace años que no te veo—

Akira giró su cabeza al instante deteniendo su paso.

— ¿Soy yo o has envejecido? — trató de que su voz no temblara.

Sabía que su comentario le causaría molestia, sonrió triunfante al ver la mueca de disgusto plasmada en la cara de la serpiente.

— Niña lista— se acercó a ella— Quiero que hagas algo por mí—

— ¿Por qué habría de ayudarte? —

— Porque me debes un favor— siseo en su oreja, eso le causo un escalofrío.

Akira trago saliva, maldijo mentalmente antes de aceptar.

*Fin flashback* 

Papá [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora