27|Debilidad.

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Después de tener una pequeña batalla con Kabuto, logró avanzar a su destino, un fuerte golpe directo en la quijada la hizo caer unos metros desde el techo

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Después de tener una pequeña batalla con Kabuto, logró avanzar a su destino, un fuerte golpe directo en la quijada la hizo caer unos metros desde el techo.

Un tipo con aspecto raro la veía con desdén, él la había golpeado y ella no lo había visto venir.

— ¿Acaso estas perdida? —sonrió burlón.

— ¿Acaso la serpiente sigue sin tener sentido de la moda? —respondió en el mismo tono.

Lo pudo adivinar por la ropa del tipo, definitivamente era uno de esos ayudantes desechables de la serpiente.

Cuando el tipo pateo su cuerpo por quinta vez, ella no podía estar más frustrada. Débil, siempre lo fue, porque no importaba que entrenara cada mañana y se matara con las estúpidas rutinas, seguía siendo una niña y no había podido alcanzar la fuerza de un adulto entrenado.

Escupió saliva y sangre mescladas, su piel ardía y sus ojos grises lagrimeaban debido al dolor.

Cerro los ojos esperando otro golpe que no llegó. Una figura oscura sostenía del cuello al ninja enemigo, la mano de la criatura se cerró a tal punto de romper sonoramente el cuello del hombre.

—Ryaku...— limpió su rostro con su antebrazo.

—No me dejes atrás, si lo haces no puedo protegerte— su voz era gutural y seca.

Un gran estruendo se escuchó cerca del lugar. Akira se dejó cargar por Ryaku mientras la llevaba directo a donde estaba el Hokage.

Había tratado, casi lo había logrado. Pero alguien débil no puede salvar a nadie porque, aunque hizo las posiciones de manos correctas, aunque tenía a Ryaku al lado, aunque había entrenado tanto, solo pudo ver como el brillo de los ojos del viejo se apagaba, como su vida era arrebatada por salvar a la aldea.

Sarutobi los protegió a todos, pero nadie pudo protegerlo a él.

Con la cabeza agachada y la lluvia empapando su ropa, con el corazón contraído y un nudo en la garganta. El funeral fue silencioso a excepción del llanto de Konohamaru, eso solo hacía que los presentes sintieran un peso encima.

—Akira...—la voz de Kakashi la sacó de sus pensamientos.

La peli plata torció el gesto, no solo llegaba tarde a las clases de sus alumnos, también llegaba tarde al funeral del Hokage.

—Llegas tarde— pronunció en voz baja.

—Un gato negro se atravesó en mi camino...—

Los ojos grises se clavaron en él, estaba furiosa. No dijo nada, solo dio media vuelta y se fue del lugar.

A solas en su habitación, finalmente pudo llorar. Era cierto lo que su padrastro decía, el clan al que pertenecían no está hecho para proteger, el clan maldito, estaban destinados a matar y sufrir.

Su llanto solo se intensificó cuando el pequeño peluche atado a su cintura se liberó y estiro sus pequeñas patas de felpa para darle un abrazo.

Su madre, su padre, su pequeño hermano, su clan, su familia, sus amigos. Lo había perdido todo, era cierto lo que Kabuto le había dicho, no pudo proteger a nadie entonces y no podía proteger a nadie ahora.

No supo en qué momento se quedó dormida, pero cuando despertó se sentía fatal. Los músculos le dolían y sus ojos estaban hinchados.

—Ryaku ¿dónde estás? — su voz sonó ronca.

—Aquí—

Akira frunció el ceño al escuchar la voz dulce e infantil.

—Tu voz es diferente— la peli plata se levantó de la cama y se acercó a la ventana.

—Pensé que debería tener una voz de acuerdo a la forma que adquiero—

La peli plata asintió mientras bostezaba.

— ¿Qué haces? —

—Estaba viendo tus cosas, solo tienes tres libros aburridos, un peluche y esto— el felpudo elevó en una de sus patas el kunai artesanal que Naruto le había regalado a la chica.

—Es un kunai, me lo dio un amigo—

— ¿Puedes herir a alguien con esto? —

—No, es solo decoración— se estiró un poco—Por cierto, ¿Desde hace cuánto tiempo no eres invocado? —

—Hace unos cinco años, el tiempo es relativo para mí ya que nunca moriré—

La peli plata abrió la ventana mientras veía la casa de al lado totalmente destruida.

—Gracias por ayudarme a reconstruir la casa— Akira pudo sentir la brisa fresca.

—No hay problema— 

Papá [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora