42|Orochimaru

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Extra 4/5

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Extra 4/5

Akira era sólo una niña cuando aprendió el significado de perderlo todo, cuando sintió el verdadero dolor impregnando su piel.

Las noches de frío que tuvo que pasar, el hambre y la angustia de ver morir lentamente a lo único que le quedaba, su hermano menor. Akira vivió demasiado, incluso si ella misma había decidido reprimir esos recuerdos inconscientemente, aun así, permanecían plasmados en su alma, en las cicatrices de su piel y en las lápidas que visitaba.

— En las noches oscuras rezaré por tu alma, en las cálidas mañanas ora por mí...—

Akira recitaba los versos que alguna vez había repetido junto a su madre, desesperadamente trataba de huir de su dolor refugiándose en la fe.

Incluso si sus padres estaban muertos, incluso si su pequeño hermano dejó de respirar, incluso, sí su clan estaba extinto. Con la mirada perdida y sangre en su rostro, así es como Akira repetía sin parar las oraciones buscando salvación.

No era un Dios, no era ni siquiera una persona ya, pero las manos frías y el olor a antiséptico le parecieron lo más maravilloso en aquel momento.

De piel pálida y ojos raros, con una voz extraña y una lengua de reptil, Orochimaru se convirtió en su salvador.

Le dio comida, agua, un lugar donde dormir y ropa cómoda, todo a cambio de un poco de sangre y entrenamiento duro.

Aunque Akira parecía feliz, aún le faltaba algo, quizá era un capricho, pero lo anhelaba más que nada. Ella buscaba una razón para vivir, algo por lo cual agradecer el estar viva, lo necesitaba con todas sus fuerzas. Orochimaru era hasta cierto punto amable, aunque era extraño y parecía un reclutador de mini soldados, aun así, parecía darles una razón por la cual vivir a todos esos niños que rescataba, pero Akira no había recibido tan preciado regalo.

¿Era culpa de ella? ¿Algo estaba mal con ella?

Cuando Akira explotó, cuando Ryaku fue llamado por primera vez desde la masacre del clan, ella finalmente lo encontró. Encontró a alguien que podía darle lo que ella quería.

No era amable, como Orochimaru.
No le dio comida, ni un lugar cómodo.
No la hacía entrenar ni extraía su sangre.
No palmeaba su cabeza cuando hacía algo bien.
Ni siquiera la miraba.

Daba miedo, mucho miedo.
Su mirada le hacía entender que si pudiera la asesinaría.
Inspiraba desconfianza.
Daba miedo, ¿Lo había mencionado ya?

Aun así, cuando Akira despertaba en la madrugada clamando por piedad que alguien acabara con su sufrimiento después de tener las pesadillas recurrentes, cuando oraba tan intensamente que terminaba llorando, cuando otro miembro de la organización la asustaba y ella volvía a llorar. En todos esos momentos él dejaba que tomara una porción de su capa y se aferrara a ella.

Era un calmante, no era tan bondadoso como Orochimaru aparentaba. Pero la diferencia entre ellos era que uno tenía mucha bondad falsa, mientras el otro tenía poca, casi nada, verdadera.

Akira podía sujetarse a la capa de nubes carmesí durante todo el día, mientras sus ojos hinchados y rojizos permanecían clavados en el suelo. Para él era molesto, el simple hecho de tener a una niña atada a él todo el día, pero por alguna razón sentía empatía, tanta que le causaba dolor.

— Deja de llorar, es molesto—

Akira se encogió al escuchar esas palabras, nunca se había dirigido directamente a ella, aunque llevara meses en el lugar.

— Perdón—

— No te disculpes, es bueno que experimentes el dolor desde ahora, pero ten claro algo...—

Akira elevó la vista, mientras ella estaba sentada en el piso, él estaba de pie, la luz del sol sobresalía por encima de su cabello, le hacía lucir brillante, Akira podía jurar que vio al dios que tanto buscaba.

—... Llorar no resolverá nada—

— Pero duele, todo—

— Sí duele estás en el camino correcto, sí te estancas ahora ese dolor no habrá valido la pena—

Ahí estaba, su razón para vivir.

Había sido sólo una vez la que mencionó esas palabras, sólo una, pero eso fue suficiente para hacer a Akira feliz.

Aunque las pesadillas siguieron, ella simplemente cambió, dejó de ser una carga para convertirse en una herramienta. 

Papá [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora