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que échate a volar altiro, no te hagai problemas.
Eva : (Sentándose al borde de la cama. Buscando los zapatos) Sabís bien que no
me puedo ir: las cabras me amenazaron con acusarme al viejo de la zapatería si
no me quedaba con voh; si te dejo solo no me van a dejar trabajar en la plaza.
¿Por qué me meti a mí en tus cuestiones? ¿Cuándo he tenido que ver algo con
voh? 3
Huinca : Ya te dije que yo no sabía ninguna cosa.
Eva : (Vistiéndose) Todo el tiempo cargan conmigo, creen que porque soy
enferma no tengo estómago o que no sé pensar. Yo soy decente, no soy como voh
ni como ellas, por eso me tienen bronca.
Huinca : Yo no te tengo bronca, te tengo lástima por lo amargada. Pero no tengo
ganas de conversar; nunca me ha gustado pelear y menos con las locas como voh,
así que chao nomás. (Saca una armónica del bolsillo del pantalón)
Eva : La vieja culiá que te tiró las patas será loco, no yo. (El Huinca limpia la
armónica, golpeándola contra la palma de la mano) ¿Y a quién le tenís lástima?
¿No te habís dado cuenta de que te andai deshaciendo solo? En ves de pedirle una
receta para la cirrosis al doctor deberiai pedirle algún remedio pa’ los gusanos.
(Despectiva) Mire que si va a comparar conmigo el mugriento... (El Huinca toca
la armónica mirando para otro lado) ¿Por qué me hiciste emborracharme? ¿Por
qué te metiste conmigo, te había tomado en cuenta yo alguna vez? ¡Contéstame
po! (Dolorida) Yo no quería tomar... No quería volver a emborracharme nunca
más...
Huinca : (Indiferente) ¿Y que te abrieron el hocico a la fuerza pa echarte el vino?
Eva : Me dio la desesperación po ¿No vís que me pegaron en la pierna buena? (Se
mira) Mi pierna...
Huinca : Esa cuestión estuvo mala, fue una porquería grande la que te hicieron.
Pero mi compadre no sabía ese dato: fue el Piter el que le dijo que cuando no
queriai tomar había que pegarte en la pata buena y te ponía a tomar como loca.
Eva : Pero tu compadre me pegó... Y encima me querían amarrar con el viejo de
la zapatería , como no me iba a poner a tomar.
Huinca : Barretas nomás: si uno quiere chantarse se chanta. Nadie puede mandar

El loco y la triste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora