colecta para comprar comistrajo. Se descuadraron para ser paleteados... ¡Pero
cabréate de lesear con esa ventana!
Eva : (Empecinada) No quiero, tengo que abrirla. Sigue hablando nomás.
Huinca : ¿Pero para qué queris abrir eso, para qué?
Eva : Para mirar para afuera, no va a hacer para ponerme a vender pan amasado.
Huinca : ¿Y por qué no mirai por la puerta?
Eva : Porque no es lo mismo.
Huinca : ¿Cómo no va a ser lo mismo? Y es mejor todavía, porque veís más.
Eva : Afuera es para sentarse a tomar el fresco, después que una ha hecho las
cosas; pero mientras una hace las cosas, la ventana tiene que estar abierta,
¿entendiste?
Huinca : No, no entiendo nada.
Eva : Claro, si yo te dije que no ibai a entender, ¿no vis que yo tampoco
entiendo? Son maluras de cabeza. (Golpea la ventana con la tabla) ¡Pucha que le
metieron clavos a esta cuestión! ¿Por qué me ayudai a abrirla? Si voh me ayudai,
yo te voy a dejar donde queriai.
Huinca : (Señala sus pies) No puedo moverme de aquí, no puedo andar.
Eva : ¿Y cómo querís ir a morirte entonces? ¿Creís que te voy a llevar al hombro?
Huinca : No po. Claro... ¿Verdad que me vai a dejar si te abro esta cuestión?
Eva : Palabra, si después que haga lo que quiero no te necesito para nada (El
Huinca se para a regañadientes. Abre la ventana tras algunos esfuerzos) ¡Buena,
buena, buena! (La abre hasta atrás, alborozada) ¡Ahí sí que quedó bien, te
pasaste! (Se acerca a él, le toca la cara con las manos. Ríen, repentinamente se
dan cuenta de la situación. Los coge un absurdo, un infantil rubor)
Huinca : (Desasosegado) Ya, pasa la botella para el viaje y vámonos.
Eva : (Se retira prudentemente) No nos podimos ir todavía... Abrir una ventana
no es arreglar una casa.
Huinca : ¿Una casa? ¡No me vengai nada con cuestiones raras, yo te dije que...
Eva : Pero entiende, tengo que sentarme.
Huinca : ¿Sentarte...? ¿Y no alcanzai a sentarte en todo ese lado?
Eva : (Confundida) No se trata de es