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Prólogo.

No soy fan de socializar, prácticamente puedo pasar semanas enteras en casa, siendo yo misma, así no tengo que fingir con nadie.
A mi madre no le molesta, después de todo nos hacemos compañía en silencio; vivimos solas desde que tengo memoria, mi padre nos dejó cuando yo era niña y no se mucho de él.

Mi madre hace repostería y comida para ganar dinero y sobrevivir día a día, no le va nada mal ya que puede que sea la mejor cocinera del pueblo. A veces decido ayudarla cortando verduras y revisando el horno, ella tiene clientes felices y yo poco de la ganancia para mi, casi siempre lo gasto en viejos -y nuevos- discos para mi colección, o en libros; Antes que nada, no tengo amistades de carne y hueso si es que hay duda, los que tenía se alejaron por nuevos amigos, que probablemente sean más interesantes o populares, y la única que decidió quedarse ahora vive en Mississippi y hablamos una vez cada tanto que puede.
Actualmente vivo en el condado de Marion, su sede es el condado Salem en el estado de Oregón. Nuestro condado tiene como población aproximadamente 284.834 habitantes, o al menos eso leí hace unos años.

Me gustan los ojos verdes y azules, a pesar que yo los tengo marrones. En mi otra vida creo fielmente que fui rubia, o pelirroja, aún no decido.

Me atraen los colores oscuros, aunque la mayoría de mi ropa es blanca.

Creo en el destino y creo también que todos venimos al mundo por alguna razón, aún no descubro la mía, estoy segura que no vine para gobernar el condado, seguramente estoy aquí para ayudar a alguna anciana; a veces pienso que esa anciana es mi madre, no se lo digo para que no se sienta mal o me odie. Probablemente sea un favor devuelto, ya que su razón de venir al mundo es cuidarme, ella me lo dijo hace unos años cuando le mencioné que había leído sobre el destino, le creí, aunque también me he detenido a pensar que quizá tiene otra tarea y no se ha dado cuenta.

Sólo puedo levantar una ceja porque aunque intente e intente, no puedo levantar la otra. Adoro el frío tanto como adoro el calor. Me encanta la lluvia y el té.

Tengo un gato que me acompaña en mis días solitarios, se llama Poppy.
Sobrevivo cada día de colegio en los asientos traseros y escondites en los descansos.
Procuro no tener contacto visual; a la vez analizo y observo a todos.

Tengo gran cantidad de vidas y caminos imaginarios que deseo vivir y experimentar.

Muero por un amor verdadero, que me llene de emociones y me haga sentir lo que mis pasatiempos nunca me han hecho sentir. Quiero sentirme bien, sentir el fuego en mis entrañas y desear cada vez más de ello. Quiero vivir.

Elisa (L.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora