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Me gusta Australia.

Es mi país favorito, si fuera posible, mañana me mudaría.
No conozco a nadie de Australia pero sí a algunas personas de Nueva York.

Nunca he visitado Nueva York, me gustaría hacerlo.

Desde mi locación, es muy caro un vuelo a Nueva York, está del otro lado del país.

De nuevo está lloviznando, me pongo mi sudadera color oliva encima de mi blusa y además tomé mi chamarra azul marino.

- ¿Ya te vas? -Camino por toda la cocina revisando en cada rincón. Mi madre deja su taza de café en la mesa para mirarme. - ¿Qué buscas? ¿Elisa?

- Mi mochila -Le respondo revolviendo el sillón.

- Cariño, ¿Buscaste en el perchero? -Mi mirada vaga por la sala hasta que encuentro el perchero de la entrada, mi mochila está ahí. - Es tarde, vete al colegio ya.

(...)

- Hola Elisa -Su voz me resulta conocida, sin mirarle termino de sacar mis cosas del casillero y lo cierro.

- ¿Qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo? -Comienzo a caminar hacía la cafetería.

- Ahora estudio aquí -Murmura siguiéndome. - Soy nuevo en Marion.

- Lo noté - Murmuro. Nadie suele comportarse como un asesino serial.

- ¿En serio? -Asiento con la cabeza. - Soy de Australia -Sonreí levemente, ¡Australia! ¡Por supuesto! - ¿Tu naciste aquí?

- A este paso, creo que moriré aquí -Me miró serio -Me gusta eso -Le digo.

- ¿De qué hablas?

- No piensas que soy graciosa como todos los demás -Levanta las cejas con una media sonrisa.

- No, no eres graciosa -Sonrío levemente - Pero eres linda, lo cual es mejor -Ruedo los ojos retomando mi camino.

- ¿Qué clase de persona coquetea con alguien a quien acaba de conocer?

- La clase de persona que describe Nicholas Sparks, Shakespeare y John Green -Paro en seco para mirarlo de nuevo.

- ¿Lees? -Levanta la ceja.

- ¿A qué te refieres? -Se recarga en la pared mirándome.

- ¿Te gusta leer? -Asintió - Me agradas, puedes acompañarme -Comienzo a caminar.

- ¿Acompañarte? -Paré mirándolo - ¿Por qué lo haría? -dice con una media sonrisa en su rostro, al parecer quiere jugar lo mismo que yo.

- Como quieras -me encojo de hombros tomando camino de nuevo, a los minutos sentí un brazo sobre mis hombros.

- Escucha Elisa, me agradas, eres linda y todo eso... -Lo miré mientras hablaba de otras cosas que no escuché.
Es guapo, no puedo negarlo, jamás había conocido uno de su tipo. - ¿Vale?

- ¿Qué? -me suelta de su suave agarre para acomodarse el cabello.

- Dije, ¿Te puedo acompañar también después de clases?

-No -le respondo apretando mi carpeta azul de apuntes.

- ¿Por qué? -De nueva cuenta dejo de caminar para girarme hacia él y mirarlo al rostro levantando levemente mi cara.

- No es la clase de chica que quiero ser -Frunce el ceño. - Tampoco la clase de chica que describen en los libros -Comienzo a caminar alejándome.

- Te haces del rogar, me gusta -Sonrío tímidamente mirando sobre mi hombro.

Es atractivo. Australiano. Inteligente.

Me coquetea.

¿Qué estará pasando por su cabeza?

Sinceramente, no tengo ni la más mínima idea. Nadie se había comportado así conmigo y no sé qué hacer o cómo responder.

Así que simplemente voy a ser lo contrario a la mayoría de las chicas del colegio y ya veremos cómo resulta.



Elisa (L.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora