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Veintidós.

El lunes asisto al colegio con el por los exámenes finales, estoy cerca del final.

Casi no hablé con Gustav porque parecía zombie, no tengo idea de por qué, si la fiesta fue el sábado, pero esas son cosas de él.

Guardo todas mis cosas y saco mi mochila del casillero para por fin irme a casa.

Generalmente me voy caminando porque, bueno, me gusta caminar; al dirigirme a la salida observo a un grupo de niñas de primero y segundo año murmurando entre ellas sobre alguna tontería, las alejo para poder pasar y de ahí pude visualizar un automóvil negro, completamente impecable, adornado con un chico con pantalones negros, camisa lisa azul, lentes de sol y como supongo que era usual, cabello perfectamente peinado.

Al verme me saluda con una mano, frunzo el ceño caminando hacia él.

-¿Qué haces aquí?

-Vine a estudiar.

-¿Estudiar?

-No, bromeo, vine a verte.

-¿A verme? -Sonríe de lado.

-Sí, a verte, Elisa. -Me toma de ambas mejillas para besarme en la frente, acto seguido, me quita la mochila del hombro, para finalmente, abrirme la puerta del auto.

-Tú bien sabes que me gusta caminar.

-Entonces caminaremos.

-No, pero...

-Sube, sé que quieres. -Bufo entrando al auto. Luke cierra la puerta y se dirige a su lado para entrar al auto, aunque por alguna razón se quedó observando la puerta del colegio -¡Adiós chicas! ¡Fue un honor haber sido abusado por sus miradas pervertidas por un rato! ¡Las amo!

Bufo, Luke se estaba volviendo... Egocéntrico.

De hecho, siempre fue así, querida.

Pero en menor nivel.

Supongo.

-¿Por qué estás enojada? -Dice mientras echa a andar el auto.

-No estoy enojada.

-¿Estas celosa?

-No.

-¿Entonces por qué tienes esa cara de amargada?

-Es mi cara, Luke. -Miro por la ventana. -¿A dónde vamos?

-A tu casa.

-¿Por aquí?

-Sí.

-¿Por qué?

-¿Por qué no?

-¿Por qué sí?

-Contesta tú primero. -rie. 

-Porque no conozco.

-Pero yo sí.

-No te creo.

-No me creas.

-No lo hago.

-Haz cambiado mucho. -Bufa.

-¿En qué sentido?

-Eres más sociable, tu ropa es distinta, tu carácter es aún peor que antes y no tienes sentido del humor.

-Tienes que entender, Luke, que todos crecemos, tengo dieciocho años, voy a ir a la universidad, tengo un futuro, no voy a volver a ser la niña tonta e ingenua de dieciséis años perdidamente enamorada del muchacho al que conoció en la parada del bus y casi inmediatamente se volvió su mejor amigo.

Luke se queda callado todo el trayecto hasta el estacionamiento, apagó el auto y suspiró.

-Me alegra mucho que tengas un futuro, toda una vida planeada, y en cierto sentido te envidio. -Recargó su cabeza en el colchón. -Yo tengo diecinueve años y no tengo ni idea de qué hacer con mi vida, no tengo nada, ni siquiera a ti.

-Me tengo que ir, Luke. -Digo abriendo la puerta. -Nos vemos luego.

-Adiós. -Salgo del auto, cerrando la puerta y comienzo a caminar hasta el elevador.

Elisa (L.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora