Vuelvo a mirar la hora en el celular. Ya es tarde y estas hijas de puta todavía no aparecen. Quién carajo me mandó a tener amigas como estas. Miro el colectivo que dobla la esquina, y después de vuelta a la vereda. Ya fue, me subo. Que se caguen, que aprendan a no llegar tarde. Extiendo dos dedos y freno el bondi, pero primero dejo pasar a la señora que estaba atrás mío, porque en mi casa me enseñaron bien y no soy una pendeja irrespetuosa. Ponele.
—¡Eu, yegua! —gritan desde la calle. Para cuando me doy vuelta, están las tres conchudas corriendo y subiéndose al colectivo antes de que arranque.
—Loco, para qué mierda ponemos un horario si van a llegar tarde. —digo apoyando la tarjeta en el lector y pagándome el boleto.
—Chupame la concha, boluda. Mi vieja no llegaba más del almacén y no podía dejar solas a mis hermanas, corrí como una gila hasta acá y vos casi por irte. Nunca hice tanto ejercicio en mi vida. —dice Natalia con una mano en el pecho como si se estuviera por morir.
—Y bue, yo las quiero y todo pero se estaba haciendo tarde. ¿Trajeron bastante guita, no?
—Con 50 pe que alcance y sobre —responde Camila sentándose en el único asiento libre—. Es culpa de este gobierno de mierda, antes con 5 pesos me compraba un kilo de caramelos más o menos.
—Abrazame hasta que vuelva Cristina. —digo tirándome encima de ella y apretujándola. Las otras dos nos miran raro y revolean los ojos. Macristas asquerosas.
Tenemos como una hora de viaje, por suerte no hay nadie en la calle un domingo al mediodía. El plan es ir y quedarnos en el departamento de la mamá de Lucy en Caballito, y después como el lunes no tenemos clases por jornada educativa o alguna de esas porongas, ir a comprar las cosas que necesitamos para Bariloche. Onda ropa, maquillaje y todo eso. Además la mamá de Lucía tiene tremenda casa, entran como diez personas ahí. Y la mina nunca está porque se la pasa en lo del novio, así que ganamos todos ahre.
Nos bajamos en Primera Junta y caminamos como cinco cuadras para adentro hasta que llegamos al edificio. Subimos por el ascensor y cuando entramos tiramos todas las mochilas en el living, como típicas adolescentes desordenadas. Pelotudeamos un rato hasta que Lucy dice de ir a la plaza que está a un par de cuadras, y como no tenemos nada que hacer, agarramos el mate y dos paquetes de Don Satur y salimos.
La verdad es que estas wachas no saben nada, pero hoy había fecha del Quinto que es ahí en esa "plaza" que dice Lucía, Parque Rivadavia. Y mi alma de gorda fan se muere por ir pero ellas no están en la misma onda, así que es al pedo decirles. Tipo saben que me gusta toda eso del trap, del rap y del free, pero no sé, no creo que les guste estar paradas escuchando a flacos bardearse mientras hay uno que hace ruiditos con la boca (tkm iacho) y una manga de giles grita "OOOOOOH" cada vez que tiran un punchline. Fui como dos veces más o menos al Quinto a ver qué onda, aunque había mucha gente y no veía ni escuchaba un choto. A la que más veces fui fue al Campito Free, que me queda a veinte cuadras de casa como mucho, y no hay tanta gente. Además cuando le pinta va Lit Killah y ese flaco está pal crimen, la puta madre.
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tentación ❀ dam
Fanfiction«voy drogado aunque no fumo, por sus besos desayuno» 22/09/17 - 18/10/17 • @smokeweedmalik