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Le pongo alcohol con una gasa en el labio y él se queja. Se escuchan las voces de Lit, Ecko y Duki hablando desde la cocina, mientras que yo estoy con Damián en el baño.
—Ya está. —digo tirando la gasa al tacho de basura y guardando el botiquín de primeros auxilios.
Me doy la vuelta y abro la puerta pero Damián me agarra del brazo y me tira para atrás.
—Pará, Lola —me dice, haciendo un gesto de dolor por lo del labio—. Quiero hablar con vos.
—Ahora no, Damián. Tengo que volver con los chicos.
—No, tiene que ser ya. Quiero explicarte.
—¿Explicarme qué? Si vos y yo no somos amigos. No me tenés que explicar nada.
—No digas eso, Lola...
—Mirá, Damián, vos fuiste el que terminó la relación, y por mí estaba todo perfecto hasta que apareciste. Hagamos como que esto no pasó y listo, cada uno sigue con la suya.
—¿No querés saber por qué estoy así? —pregunta señalando la remera manchada con sangre.
—No, no quiero. Dejame salir —tironeo del agarre pero él no me suelta—. Soltame o te parto la jeta, Damián. No me midas.
—Perdón, ¿sí? Por todas las giladas que te dije cuando nos peleamos. Fui un pelotudo, le hice caso a Milagros como si ella tuviera razón y no era así. Tendría que haberme dado cuenta antes.
—Tendrías que haberte dado cuenta cuando tus amigos te decían que te alejaras de ella.
—Pero no entraba en razón, Lola. Por lo menos no hasta hoy.
—¿Qué, hoy se te prendió la lamparita? ¿Tenías que terminar así para saber que la negra esa te hacía mal?
—Me cagué a piñas con el mejor amigo, porque los enganché cogiendo. Y me puse a pensar en todas las cosas que me hizo hacer, onda dejar de competir y alejarme de mis amigos, pero más que nada me hizo pelearme con vos. Y todas las cosas que te dije, Lola, no tenés idea de lo que me arrepiento. ¿Sabés que no lo pienso de verdad, no?
—Qué sé yo, Damián... Cuando uno se enoja, tira la posta. Igual no te preocupes, me chupa un huevo lo que pienses de mí. Si total, y te repito, no somos amigos.
—Lola, dale, ¿no podemos volver a ser como antes?
—Damián... —suspiro—. No tengo ganas de pensar en esto ahora. Andá y pedile una remera a Duki, y poné a lavar la tuya. Yo me tengo que ir a casa.
❀❀❀
Damián.
—¿Me odia mucho, no? —pregunto tirándome en el sillón de Duki.
—Y, bastante... —dice Ecko metiendo las manos en los bolsillos de su campera.
—¿Ustedes también?
Los tres se miran entre ellos.
—Mirá, Dam —responde Duki—, con nosotros sabés que no hay drama, no está todo bien pero tampoco está todo mal. Qué sé yo, que la hayas elegido a Milagros por sobre nosotros... Y que no sea la primera vez que pasa...
—Pero ustedes no se dan una idea de lo difícil que es salir de eso, es tan tóxica esa mina, que no tenés cómo escapar. —Me paso una mano por el pelo, nervioso.
La odio, odio a Milagros por haberme hecho todo esto. Nunca tendría que haber vuelto con ella, soy un pelotudo.
El rey de los pelotudos.
—Yo te tiro la posta —habla Lit por primera vez desde que llegué—: acá con la que tené' que arreglar la' cosa' es con la Lola, sí o sí.
—Ella no quiere saber nada conmigo, quise hablar de esto mientras me curaba en el baño y me mandó a la mierda sutilmente.
—Es difícil para ella, no la pasó bien con todo esto de Milagros. Y ni hablar de que la trataste para el orto, Damián, ¿sabés lo hecha mierda que estaba? —contesta Ecko sentándose en frente mío—. Te admira desde antes de conocerte, y que vos le hayas hecho todo eso, más siendo mejores amigos, la dejó mal.
—Te juro que no pensaba lo que hacía, si me hubiera dado cuenta antes...
—Si te hubieras dado cuenta antes, no hubiera pasado nada y todo seguiría piola —me interrumpe Duki—. Arreglá esto con Lola ya, Damián, no te queda otra.
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*qué hago despierta a esta hora la puta madre
tengo tremendas ganas de subir la de ecko pero no sé aaaaaaaaa
