Capítulo 020.

4.2K 155 2
                                    

El auto de Justin frenó frente a la casa de papá. Lo miré y le dediqué una sonrisa, que estaba segura de que había sido más una mueca que otra cosa. Sus facciones relajadas me informaban que ya no estaba enojado conmigo, pero sabía muy bien que yo tenía una ventaja; lo había pillado comprando drogas. Tal vez por eso comenzaría a tratarme bien, sería un milagro.

—Gracias por haberme traído...—Dije, sintiendo mis mejillas arder poco a poco.

—No fue nada, Hall.

Abrí la puerta del auto y salí de allí, volviendo a respirar tranquila. Jamás había estado tan nerviosa, y era de esperarse que él me pusiera así. Por un momento, Justin era un monstruo temido hasta por el mismísimo juez de la ciudad, y entonces lo miraba a los ojos y podía encontrar en él algo que ningún otro chico tenía; era peligroso y no lo fingía, pero si buscabas en su interior, hallarías a alguien tierno y agradable.

Aún le tenía miedo, me aterraba pensar que podría golpearme en la preparatoria nuevamente y luego dejarme en el suelo, olvidando todo lo demás. Como el beso que me había dado...¿Realmente había sido un impulso o sólo lo había hecho para callarme? ¿Y si estaba jugando conmigo como lo hacía con las demás? ¿Y si estaba esperando a que yo también cayera en sus redes?

Entré a la casa y caminé sigilosamente, los ronquidos de papá se escuchaban hasta el piso de abajo. Era un alivio, ya que no me fastidiaría por haber llegado a la media noche. Y es que sólo a mí se me ocurría caminar sola por una ruta desierta en la oscuridad de la noche. Subí las escaleras y entré a mi habitación, apagué la luz dejando solo la lámpara de la mesa de luz encendida.

Me quité la ropa llena de polvo y la arrojé al cesto de ropa sucia, Marie me interrogaría en la tarde. Busqué mi pijama y me lo coloqué con paciencia, para luego recostarme en mi cama y cubrirme con las frazadas hasta la cabeza.

++++

Viernes, por fin. Me levanté de un salto al oír los llamados de mi padre. ¡Demonios! ¡Me había quedado dormida! Bajé a toda prisa las escaleras mientras me ponía una chaqueta de abrigo, la lluvia estaba más furiosa que nunca. Se podían oír las gotas caer bruscamente contra el suelo, y sólo eso hacía que quisiera quedarme en casa tranquila y cómoda.

— ¡No puedo creer que te hayas quedado dormida! —Gritó papá, buscando algo con la mirada que no podía descifrar.

—Lo siento papá, no volverá a suceder. —Murmuré bajito, para luego sentir un cálido abrazo de su parte.

—De seguro estás juntándote con personas que te llevarán por mal camino, _____. Recuerda que puedo contratar un espía o hasta mandarte a un colegio privado, y no precisamente de monjas. —Sus palabras sonaron tanto como una amenaza y una indirecta que me fue imposible no asustarme.

¿Y si alguien le había dicho algo?

—Tranquilo, papá. Sabes muy bien que no soy así.

— ¿Cómo puedo estar seguro? —Preguntó, cruzando sus brazos.

—Confiando en mí. —Respondí, para luego dar media vuelta y salir de la casa.

A lo lejos pude ver a Logan, quien alzó su mano y me saludó. Le dediqué una sonrisa y al llegar a su lado le di un beso en la mejilla, lo cual me sorprendió de mí misma. Abrió la puerta de la limusina y subí sin problemas, sintiendo un gran deseo por quedarme en casa. Pero claro que no podría.

—Siento ser entrometido pero... ¿Por qué has llegado tarde anoche? —Preguntó Logan, mirándome por el espejo retrovisor. Fruncí el ceño.

—Son cosas mías, Logan. —La forma en la que le había respondido era completamente diferente a como le había hablado a papá. Eso significaba una sola cosa: por primera vez Logan había excedido los límites para saber sobre mi vida.

Aunque él no sabía nada.

—Disculpe, señorita. No quise ofenderla. —Dijo educado, mientras prácticamente me lanzaba una flecha de ternura.

—No te disculpes Logan, es sólo que siento que mientras sigas averiguando sobre mi vida, yo pensaré que eres el espía que contrató mi padre.

La limusina se detuvo, y sin más bajé de ella para luego caminar directo hacia la preparatoria. Entré y paseé por los pasillos, los cuales estaban colmados de personas por doquier. Fruncí el ceño levemente y me escabullí para averiguar de qué se trataba. Claro que mi duda por fin tuvo una respuesta.

—Ahí la tienen, esa es la perra que se pasea con mi novio todas las noches.

Dijo Hailey, y de repente todas las miradas se posaron en mí.


+++


Lamento la tardanza!! COMENTA Y VOTA SI QUIERES MÁS <3 

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora