Capítulo 099.

1.1K 57 8
                                    

Los pocos centímetros que me separaban de él eran la excusa perfecta para sentirme nerviosa. Había soñado cientas de veces que este momento llegaría, sin embargo no podía dejar de pensar que sólo era eso, un sueño. Después de tantos meses, tantas lágrimas derramadas, tantas noches de desvelo y sufrimiento; Justin estaba pidiéndome perdón y abrazándome como si no hubiera un mañana. Como si dependiera del tacto de nuestros cuerpos para sobrevivir.

El silencio abrumador que nos envolvió hizo que temiera y desconfiara de mi destino. No tenía idea de qué decir, qué hacer o qué pensar. Sus manos tomaron las mías y di media vuelta, quedando a pocos centímetros de su boca. Sus ojos se iluminaron al clavarlos en los míos y me sentí desfallecer. Tragué en seco al sentir las mariposas en mi estómago revoloteando por doquier; relamió sus labios y quise golpearlo por hacerme desearlo de esa forma.

—Fui un completo imbécil. —Susurró, profundizando nuestras miradas. —Te culpé de algo que yo mismo había hecho. Me alejé de ti después de haber prometido que jamás lo haría. No tienes una idea de lo mucho que me odio. —Pausó, acariciando mi mejilla. —Verte tan sola y débil y no haber hecho nada para cambiar eso...

Me quedé callada, observando sus perfectas facciones. Prácticamente estaba flotando en una nube, puesto a que no podía creer que lo tenía junto a mí de nuevo. No podía si quiera pensar en que esto era real. Me había defraudado tantas veces haciéndome ilusiones que me aterraba el hecho de que volviera a suceder.

Tomó mi mentón e hizo que lo mirara a los ojos; recordé entonces la primera vez que vi ese color miel tan único y maravilloso. Recordé nuestro primer beso. Nuestra primera noche de amor y pasión. Nuestras manos entrelazadas y deseosas por tocar la piel del otro.

Y ahora que lo tenía frente a mí podía sentir ese mismo amor de antes. Y había creído que mi corazón estaba totalmente destrozado y ya no podría volver el tiempo atrás; Justin había tomado cada pedazo de ese débil y frío corazón que aún resguardaba en mi interior y lo había rearmado, para así darle paso a lo que realmente importaba en este momento: estábamos juntos, dispuestos a luchar por todo lo que alguna vez habíamos perdido, pero que el destino se había encargado de volver a unir.

—Dime algo. —Murmuró, y pude notar que esto era mucho más complicado para él que para mí.

Corrí mi mirada de la suya, cerrando los ojos con fuerza. —Tengo que estar soñando. —Dije para mí misma, tratando de soltarme de su agarre.

—No, Hall, escúchame. —Me detuvo, volviendo a pegarme a él.

—Justin yo...

—Te amo. —Exclamó en un susurro.

Agaché mi cabeza, sintiendo mis ojos picar. —¿Cómo puedo estar segura de eso? —Balbuceé. —¿Cómo sé que no volveré a sufrir?

Él bajó sus manos hasta mi cintura y me apegó a su cuerpo, para luego volver a tomar mi rostro y hacer que lo mirase fijamente, como si le fuera la vida en ello.

—Puedes dudar de todo, Hall. —Sentenció. —De todo menos del amor que siento hacia ti.

Sus labios rozaron los míos y pude sentir mis incontrolables ganas de besarlo como nunca antes. Estábamos atravesando la línea que separaba todo lo que deseábamos de todo lo que veíamos como prohibido. Aun así me costaba demasiado abrir mi mente y convencerme de que esto en realidad estaba ocurriendo, y que Justin Bieber estaba frente a mí pidiéndome perdón.

Fue entonces que, luego de que nos miráramos una y mil veces a los ojos y trasmitiéramos lo que queríamos hacer notar, me detuve a pensar en que la que debía pedir perdón era yo. Yo la había cagado (sí, eso dije), yo había hecho que lo nuestro tuviera un percance enorme y me había lanzado al vacío sola. No él, no mi madre, no nadie. Sólo yo era la causante de mi sufrimiento como también de mi felicidad. Y si no luchaba por que eso cambiara, jamás tendría una oportunidad como ésta otra vez.

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora