Capítulo 009.

4.8K 186 17
                                    

Abrí los ojos encontrándome con la enfermera de la preparatoria. Miré hacia mi izquierda y vi a Hailey maquillando sus moretones. Reí en mi interior, se lo merecía.

—Bien, ya puedes irte niña, pero no apoyes mucho la pierna derecha al caminar. —Dijo la enfermera Harp, tendiéndome su mano.

La tomé y me levanté. Mi pierna dolía infiernos. Ya no podría ir al hospital a ver a mamá, no podría caminar hasta casa y encima no tenía dinero para un taxi. Estaba perdida.

—Gracias, señora.

—Por nada cariño, el director las espera en su oficina—Hailey me fulminó con la mirada y salió de la enfermería. Solté un suspiro y la seguí.

Al entrar en la oficina del director, todo estaba en silencio. El anciano nos miró a ambas y se levantó de su cómodo asiento de cuero negro, hizo una seña con su barbilla de que nos sentemos; y así fue.

—Mi única pregunta es, ¿Por qué? —Comenzó a hablar, miré hacia abajo mientras Hailey cruzaba sus largas piernas.

—Ella empezó, me dijo que me golpearía y me defendí —Respondió ella, mordí mi labio inferior queriendo golpearla enserio.

—Con la verdad, señorita Johnson —Insistió y al ver que ninguna de las dos articulaba palabra, se dirigió hacia mí.

— ¿Qué tiene usted para decirme, señorita Hall? —Preguntó alzando una ceja. Miré a Hailey cautelosa.

—Fue mi culpa...

++++

Abrí el grifo del lavamanos y mojé el trapo viejo. Lo tomé entre mis manos, escurriendo el agua; tomé uno de los más grandes libros que había visto en mi vida y comencé a limpiar su portada. El polvo que había en la biblioteca era de infierno, deberían de hacer una limpieza cada mes. Con mi otra mano iba acomodando un libro sobre el otro. Este era el peor castigo que me habían dado en la preparatoria. Lavar las camisetas del equipo era incluso mucho mejor que el polvo y los insectos. Hailey había salido sin problemas de la oficina del director, mientras que yo me había ganado cinco horas sacudiendo viejos libros que ya nadie usaba. Era mi culpa.

— ¿Terminaste? —Preguntaron detrás de mí. Solté un suspiro.

—Déjame en paz, Bieber —Me defendí, no tenía ganas de lidiar con sus estupideces y menos al recordar que me había dado un puñetazo cuando menos debía.

— ¿Qué dijiste? —Caminó hacia mí y se puso enfrente, mirándome fijamente.

—Que me dejes en paz —Respondí nerviosa, él negó sin quitar sus ojos de los míos.

—Eso no, lo otro...—Insistió, fruncí el ceño.

— ¿Bieber? —Dije cautelosa, Justin asintió formando la primera sonrisa que había visto en su rostro.

Se levantó cambiando su humor repentinamente y salió de allí. ¿Qué había sido eso y por qué Justin aún estaba en la preparatoria? Negué con la cabeza al pensar que ese chico sí estaba loco, demasiado a decir verdad. Tal vez sería una buena idea hablar con su madre, pero no por ser una cobarde y acusarlo, si no para preguntarle por qué Justin era así. ¿Qué escondía esa familia? ¿Qué había pasado en la infancia de Bieber para que él me golpease cada vez que me veía débil? ¿Por qué veía a las mujeres como juguetes sexuales o perritas falderas? ¡Qué alguien me responda!

Luego de las horas más largas de mi vida, guardé el último libro en su respectivo lugar y solté un suspiro, estirándome y haciendo sonar mi espalda. Tomé mi mochila bruscamente y salí de la biblioteca tratando de no apoyar mi pierna derecha, insultando a todos en mi mente.
El aire frío chocó contra mi rostro al salir de la preparatoria, busqué con la mirada algo que ni yo sabía y simplemente comencé a caminar como pude. Parecía una maldita loca, pero mi pierna dolía infiernos y tenía frío.

A lo lejos logré ver un auto frenar. Por instinto corrí la mirada, una mujer de la edad de mamá bajó del auto y vino hacia mí, apoyando su mano en mi hombro. Me alejé bruscamente y caí al suelo, el cual estaba cubierto de lodo y agua. La mujer se agachó y me miró, sonriéndome.

—Tranquila, sólo quiero ayudarte... ¿Cómo te llamas? —Dijo con una voz fina y relajante. La observe de reojo antes de hablar.

—_____...—Respondí bajito, ella sonrió aún más.

—Hermoso nombre, _____. Yo soy Claire —Se presentó, haciendo que de la nada yo sonriera también.

La mujer era muy amable, y al parecer acababa de llegar a la ciudad. Pero uno de mis defectos más grandes estaba más atento que nunca: la desconfianza. No sabía que quería ella ni por qué me había ayudado, y esta vez le echaría la culpa al destino.

— ¿Vienes de vacaciones? —Pregunté una vez que ambas estábamos dentro de su auto. Claire asintió levemente.

—Algo así, me quedaré en la casa que era de mis padres por problemas en mi trabajo, soy psicóloga y es complicado. Pero serán sólo unos meses, luego veré—Explicó mientras yo asentía.

— ¿De dónde vienes? —Pregunté cautelosa, sintiéndome apenada.

—De Francia —Respondió sonriéndome. Abrí mis ojos con sorpresa.

El resto del viaje fue tranquilo. Ambas habíamos platicado de tantas cosas que había olvidado por completo a mamá. Por suerte Claire fue muy amable y me llevó hacia el hospital, de lo contrario había tenido que ir caminando. Bajé de su auto y me despedí de ella agradeciéndole por todo, a lo que ella me dio su número telefónico y me dijo que la llamara. Por supuesto que accedí, el problema era con qué demonios iba a llamarle, yo ni siquiera tenía celular.

—Hola mam... ¡Oh por dios! ¡Lo lamento! —Grité al entrar a la habitación de mamá. ¡Se había salido con la suya y ahora estaba follando con un doctor!

— ¡Fuera de aquí, estúpida! —Gritó ella y rápidamente salí de allí.

Me senté en una de las bancas y diez minutos después vi al doctor salir de la habitación, acomodando su corbata formalmente. Viré los ojos cuando me miró, lo maldije miles de veces y luego entré nuevamente para platicar con mamá.

—Lamento eso —Dije apenada, ella encendió un cigarrillo.

—Luego pensaré un buen castigo para ti. Ahora tengo que decirte algo importante así que presta atención, mocosa. —Sus palabras resonaban en la sala fríamente, como si le costara comunicarse conmigo.

— ¿Qué pasa?

—Tu padre...—Balbuceó, sabía perfectamente que estaba arrepintiéndose de decirme.

— ¿Qué sucede con él, mamá? —Insistí, sentándome en la camilla.

—Ha iniciado acciones legales...te alejará de mí.

Y de repente mis ganas de sonreír se hicieron presentes.

++++

¡Comenta y vota! Gracias por leer<3

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora