Capítulo 077.

1.1K 49 1
                                    

Hundí mis pies en el agua cristalina del extenso lago, cerrando los ojos a continuación. Con mi mano derecha me sostuve de una gran roca a mi lado y allí me senté poco después, admirando el bello paisaje a mí alrededor. Sonreí amargamente para mis adentros recordando mi pasado tan catastrófico. Era increíble la manera en la que todo había cambiado; y con todo me refería a mi vida. Desde mis sentimientos hasta mis opiniones.

Claramente mi lucha por ser feliz al fin estaba dando sus frutos. ¡Oh, vamos! Tenía todo lo que alguna vez había soñado: amor, protección, personas que me hacían feliz, una vida bastante sana y llena de cosas nuevas todos los días. Y claro... para mí mala suerte siempre tenía que haber algo que lo arruinase todo, y en este caso no era "algo", sino alguien.

Gracias, mamá.

Deseaba poder comprender por qué su odio hacia mí. Por qué quería quitarme de su camino de esa forma. ¿Qué clase de madre quisiera deshacerse de su propia hija? ¿Qué clase de madre preferiría dinero antes que al ser que dio a luz? Nunca lo entendería. Nunca me entraría en la cabeza una puta razón sobre su comportamiento. Jamás.

Estiré mi pie y salpiqué, queriendo desquitarme inútilmente. Oí un ruido detrás de mí y me giré levemente para encontrar a Justin escalando un árbol en busca de una rama. Apreté mis labios para no reír; había estado al menos dos horas tratando de hallar leña y así poder encender la chimenea. No me molesté en ayudarlo, ya que "él podía solo".

— ¿Estás seguro de que no necesitas ayuda? —Grité para que pudiera oírme.

De un salto cayó al suelo con la rama entre sus manos. —Muy seguro. —Me imitó, sonriéndome.

Sonreí sabiendo que él ya no estaba mirándome. Me tenía completamente enamorada, tanto que haría lo que fuera por pasar cada segundo de mi vida con él. Justin era de esas personas de las cuales no logras alejarte ni un segundo. Algo así como "extrañable", ¿Esa palabra existe?

Pronto volví a la cabaña sobando mis brazos. Hacía bastante frío puesto que era época de otoño, es decir hojas cayendo, brisas frescas y cálidas a la vez, Halloween y ese tipo de cosas. Recordé el día en que mamá me explicó que el Halloween no era más que una forma de perder el tiempo. Y la última vez que me disfracé y salí a pedir dulces tenía tan sólo ocho años.

Una vez más, gracias mamá.

Busqué con la mirada mi chaqueta, y al no encontrarla caminé hasta la habitación. Todo estaba perfectamente ordenado; había una cama para dos, una pequeña mesita con una lámpara encima y a su lado una silla, en la cual estaba mi chaqueta. Sonreí triunfante y cuando quise dirigirme hacia ésta, sentí sobre mis hombros el peso de una frazada, y luego unos brazos envolviéndome.

—Me asustaste. —Exclamé, dando media vuelta para así poder ver sus ojos mieles.

Justin carcajeó. —Eres una miedosa.

—Cállate.

Me cubrí mejor para luego ir hacia el sofá, el cual estaba hecho de madera, y sentarme en él. Justin tenía dos tazas entre sus manos y de ellas salía humito debido a su contenido hirviente. Se sentó junto a mí y sin dudarlo apoyé mi cabeza en su hombro, sujetando una de las tazas. Mis ojos estaban clavados en las llamas ardiendo de la chimenea. Estaba segura que cuando fuera anciana me iría a vivir a algún bosque, lejos de la civilización, en una cabaña similar a esta...con Justin.

Solté un suspiro y sentí de inmediato la mirada de él sobre mí. Depositó un beso en mi frente y se quedó allí unos cuantos segundos, con sus labios apoyados en mi piel. Era la sensación más hermosa que había sentido. Se separó y le dio un sorbo a su té, acto que imité. Necesitaba que este momento se detuviera por completo, que ambos estuviéramos abrazados de esta forma por un tiempo ilimitado. Que no se acabara nunca. ¿Era mucho pedir?

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora