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El vuelo había llegado unas horas antes de lo previsto, así que aún tenía tiempo de visitar un poco la ciudad. Como el motivo de la visita turística era conocer la zona en la que se crió Shawn, Taylor pensó que sería una buena idea empezar visitando La Galería de Arte de Ontario, uno de sus lugares favoritos.

Tras pasar allí gran parte de la mañana, admirando cuadros de los pintores favoritos del chico, fueron a almorzar a Chinatown. Shawn amaba el sushi (en realidad, la comida China en general), así que era el destino más cercano y acertado al que podían asistir.

Pero la mañana ya se había alargado demasiado, y no podía atrasar lo inevitable. Así que los tres subieron al auto del detective y se encaminaron hacia "casa" de Shawn.

Y por fin llegó el momento. Estaban ante la supuesta casa de Shawn. Su pequeño había jugado en ese jardín, había corrido por esas calles y, lo que más le dolía, había crecido ahí sin él. Bajó del coche y le pidió a sus acompañantes que lo esperaran allí. Necesitaba hacer esto solo.

Caminó cautelosamente hacia la puerta, con millones de preguntas sin responder rondándole la cabeza. ¿Qué ocurriría tras apretar el timbre? ¿Y si algo malo le había pasado a Shawn y por eso ya no vivía ahí? ¿Aceptarían los dueños de la casa hablar con él?

Pero había algo de lo que sí estaba seguro, y es que cuanto más se demorara en apretar el timbre, más tardaría en saber sobre el chico. Y eso era algo que no se podía permitir. Así que lo hizo.

— ¡Voy!  –gritó una mujer, de al parecer avanzada esad, desde el interior de la casa.

Y entonces la puerta se abrió. Efectivamente, era una mujer mayor. Tenía las arrugas muy marcadas, la edad le había pasado factura, pero la señora desprendía paz y alegría.

— Hola, chico –sonrió tiernamente, sonrisa que le resultó un tanto familiar–. ¿Te puedo ayudar en algo?

— Bueno... Venía a hacerle unas preguntas, si no le molesta. Estoy buscando a un chico.

— Te noto nervioso –agarró la mano de Taylor–. ¿Quieres pasar? Puedo preparar té y unos muffins.

[...]

Unos diez minutos después, ya estaban ambos sentados en el salón tomando el té. La mujer era más amable de lo que se había imaginado, así que algunos de sus mayores miedos ya se habían ido.

— Bueno, ¿a quién decías que estabas buscando, jovencito? –dijo la señora.

— Busco a un chico llamado Shawn. Shawn Mendes –susurró Taylor a punto de rendirse.

— ¿Conoces a mi nieto? –contestó ella sorprendida.

• • •

Me siento mal por dejar el capítulo aquí, pero bueno saben que no tardo mucho en actualizar.

Por cierto, he estado una hora buscando lugares de interés en Toronto usando Google Maps.

Amnesia (Shaylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora