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¿Taylor había despertado? ¿O era sólo su imaginación?

Se giró para contemplarlo, el cual la observaba detenidamente. Sus ojos se veían vacíos, sin vida. Parecía que alguien o algo había absorbido toda la vitalidad del chico.

— Taylor... –por fin reaccionó, corriendo a abrazarlo entre sollozos–. Me has tenido tan preocupada, mi pequeño... –acariciaba sus mejillas sin soltarlo.

— ¿Qué...? –susurró con las escasas fuerzas que le quedaban mientras miraba las numerosas máquinas y vendas que rodeaban la camilla y su cuerpo respectivamente.

— Estás en el hosp... –en aquel momento, por la mirada perdida de Taylor se dio cuenta de que algo pasaba–. No recuerdas nada, ¿verdad? –cuando este agitó la cabeza de derecha a izquierda, miles de pensamientos negativos inundaron su cabeza–. Enseguida vuelvo, amor...

[...]

El doctor sostenía un pequeño martillo en la mano derecha, mientras con la izquierda sostenía la pierna del chico, flexionándola con cada golpe. Cuando terminó de examinar sus reflejos y de hacer un chequeo más profundo, hizo una señal a la madre para que saliera fuera.

— Amnesia postraumática –suspiró–. O, al menos, eso creemos. Verá, le explicaré de forma sencilla. En algunos accidentes automovilísticos que, como este, no han tenido resultados muy graves, se producen unos latigazos –hizo comillas con los dedos tras pronunciar esta última palabra– que no atraviesan el cráneo. Dependiendo de la gravedad del accidente, la memoria a corto o largo plazo se verá más o menos tiempo dañada, inclusive dañada sin ninguna posibilidad de recuperación.

— Pero mi hijo... –intentó decir antes de ser interrumpida.

— Por favor, déjeme acabar. Su hijo no le ha dicho exactamente qué es lo que no recuerda. En estos casos, puede que no recuerde solo los instantes de antes del accidente o, por otro lado, que lo haya olvidado todo. Posiblemente a usted la haya reconocido porque sea un estímulo importante para él. En su lugar, lo dejaría descansar y mañana volvería a hablar con él –murmuró antes de marcharse.

La señora asintió, entrando de nuevo para encontrar a Taylor dormido. Su pecho subía y bajaba lentamente, su boca se encontraba entreabierta y su nariz, levemente arrugada. Jamás pensó que su travieso Taylor pudiera estar tan en paz.

Éso no podía estar pasándole a él. No podía olvidar todos los momentos felices que había vivido. No podía olvidar a todos sus amigos. No podía hacerles eso.

Aunque, ¿qué era exactamente lo que le sucedía a Taylor? ¿Sería tan grave como el doctor lo pintaba? ¿O tan sólo serían unos instantes de confusión tras despertar?

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Cuando te lees media Wikipedia para escribir este capítulo.

¡Nos leemos pronto!

Amnesia (Shaylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora