Me alisté y bajé las escaleras con él siguiéndome como si nada pasara, por primera vez en meses, me senté a desayunar con mis tíos. Nadie parecía notar su presencia, pero no importaba porque ellos se veían felices por verme comer con ellos, a pesar de no demostrarlo, yo también me sentía feliz; ninguno dijo mucho porque creo que ninguno quería dañar el momento, así que terminé y salí. Como tenía un invitado conmigo, decidí ir caminando.
Se veía mucho más apuesto con la luz del día, podía ver todos sus rasgos con detalle, no era perfecto, pero tampoco podía encontrarle algo malo; su piel era un poco trigueña, parecía un bronceado natural, su cabello era ondulado y de color castaño, tenía varios lunares en lo que podía ver de su cuerpo, sus pies eran un poco grandes y parecían lastimados: esto llamó mi atención.
Le pregunté si podía tomarle una fotografía para ver si podía verse en la cámara, cuándo lo enfoqué se podía ver bien, pero cuándo tomaba la foto y la veía después, ya no estaba, sólo se veía como neblina. Durante nuestra caminata en el pueblo, le hablé sobre el lugar, le mostré cuál era mi colegio, al igual que otros lugares populares, se veía muy interesado por esos lugares.
Le mostré el pequeño bosque donde había caído la otra noche, le expliqué cómo había pasado todo esa noche. Él se veía intrigado. Me contó sobre su teoría: Existía la posibilidad de que en esa caída mi vida hubiera estado en el borde de la muerte a causa de la contusión que recibí, eso provocó que llegara a encontrarme con él en el bosque. Él cree que es un fantasma que no puede cruzar al otro lado, por eso se veía desesperado en que yo saliera de ese lugar esa noche.
Juntos continuamos discutiendo ese tema, me ponía un poco triste pensar que él tuviese que partir porque, a pesar de no saber nada de él, me gustaba su presencia.
Visitamos la Biblioteca Pública en busca de información de las primeras familias en habitar este pueblo para ver si podía encontrar algo con lo que él pudiera sentirse identificado, diría que fue en vano, pero por lo menos nos aseguramos de que no tenía ninguna relación con mi pueblo. Decidí volver a casa porque ya tenía mucho tiempo fuera de mi habitación y no estaba acostumbrada a eso, mi tío estaba en el garaje y me vio un poco sorprendido cuándo llegué, no entendí porqué, pero no quise pensar que había notado la presencia de él así que entré de prisa.Sentados en mi cama, terminé de hacer tareas, al cabo de un rato, lo miré de reojo y no hacía nada, sólo miraba al vacío; decidí hacer algo para alegrarlo un poco.
- Creíste que te habías salvado, ¿no?
- ¿De qué estás hablando?
-Sabes muy bien a lo que me refiero, crees que al no saber quién eres me vas a dejar con la intriga.
- Sigo sin saber qué estás diciendo.
- Sé que no recuerdas tu nombre, pero eso no significa que no puedas tener uno.
Pensamos por un rato, pero no se nos ocurría nada. Le dije que por el momento lo llamaría Casper como el famoso fantasma porque los dos tenían, supuestamente, eso en común; ambos pasamos platicando sobre cosas que no tuvieran que ver con nosotros ni nuestras vidas, él se sentía mal por no recordar la suya y yo me sentía mal por como estaba llevando la mía. El día se fue de largo y las horas se dispersaron en ráfagas de segundos, teníamos muchas cosas en común, pero Casper era más animado a la hora de expresarse y decía todo lo que pasaba por su mente, a diferencia de mí.
Mi tío me llamó y me pidió que le hiciera un favor, usualmente no cuentan conmigo para nada de la casa, pero igual le hice caso. Me llevó hasta el garaje, ya estaba oscureciendo y todas las luces estaban encendidas, mi tía se encontraba en una reunión, pero no tardaba en llegar.
- Noté que volviste a usar tu vieja bicicleta. -Dice mi tío. Le pedí a Casper que se mantuviera fuera de la vista de él sólo para asegurarnos de que no había notado nada raro.
- Sí, llegué a necesitarla y fue muy útil.
- Me alegra saber eso, andabas en ella todo el tiempo, por eso te llamé. No creas que por ser una chica te ibas a librar de este tipo de trabajo, es bueno que sepas un poco de todo.
La última vez que había utilizado esa bicicleta había sido hace unos años, su correa estaba desgastada y necesitaba ser cambiada, mi tío me necesitaba para que yo lo hiciera, me enseñó cómo hacerlo y después nos encargamos de ajustar los frenos para evitar que tuviese algún accidente en el futuro. Mientras realizábamos todo eso, empezó a crear conversación:
-Y dime, ¿cómo has estado? Sé que has pasado por varias cosas y quiero asegurarme de que estés bien. Te veo mucho más delgada de lo que solías ser.
- Creo que he empezado a sentirme un poco mejor en algunos momentos, hace unos días empecé a distraerme con cosas nuevas, creo que podría ayudarme a mejorar.
- ¿Cómo que clase de cosas?
(No sabía cómo responder sin terminar confesando todo)
- Hoy noté algo muy extraño cuando regresaste a casa, espero que no estés haciendo nada peligroso, te lo pido por favor.
- ¿Qué viste cuando regresé?
Justo cuando me iba a responder llegó mi tía en su auto, se puso feliz cuando nos vio juntos y nos pidió ayuda para bajar los víveres. Una vez dentro, los dos decidimos dejar nuestra conversación para otro día; mientras preparaban la cena, antes de que la comida estuviese lista, me excusé a mi habitación. Casper no estaba. Me tiré en la cama e intenté quedarme en esa posición para poder dormir hasta el día siguiente, después de un tiempo mi tía entró y dejó un plato de comida en mi mesa, creyó que estaba durmiendo; quise sonreír, pero me contuve. Al cabo de un tiempo Casper volvió a aparecer, estaba sentado en la esquina de la cama.
- ¿No piensas comer? - Me preguntó mientras veía fijamente el plato sobre la mesa.
- No tengo hambre.
- He estado contigo desde que despertaste en la mañana y durante todo el día solo te vi comer una manzana. ¿Acaso tienes algún problema con la comida? ¿Estás enferma?
- Mira, tú no me conoces, pero agradezco tu preocupación.
- Creo que yo no soy el único que necesita ayuda.
El resto de la noche fue callada como siempre, él no decía nada ni siquiera me volteaba a ver, pero aún así podía sentirlo cerca mío y no me sentí sola por un segundo. ¿Acaso un fantasma puede hacer eso? Un fantasma ni siquiera debería ser capaz de sentir, pero no soy experta en el tema, él es primer fantasma con el que trato, aunque no se resemble en nada a uno.
No le gustó que no lo dejara ayudarme y lo comprendo, pero es algo tan común para mí que a veces es difícil verlo como un problema, sentir hambre ya no me provoca dolor, no provoca nada en mí, ese es un motivo por el cual no busco salir de esto, me he acostumbrado tanto que se ha vuelto parte de mi vida. Temo que lo mismo pase con él.
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DEAD IN LOVE
Novela JuvenilNo poder distinguir entre lo real y la fantasía, no saber si tu único amigo en verdad existe. Los sueños se apoderan de esta historia llena de esperanza y amor.