Sensaciones

111 21 4
                                    

Esta mañana desperté y no podía sentirme más sola: él no estaba.

Decidí que lo mejor sería olvidarme de todo esto, puesto que sólo había sido una fantasía y como eso permanecería, fue bueno mientras duró. Tener a alguien contigo las 24 horas para hacerte compañía es un privilegio que no todos pueden tener, así que debía mantenerlo como un buen recuerdo.

Bajé las escaleras y tomé la iniciativa de desayunar junto a mis tíos antes de ir al colegio, ellos se estaban acostumbrando a tenerme de vuelta en la mesa y podía disfrutarlo a pesar de no decir nada al respecto, sentí muchas ganas de comer lo cual fue una sorpresa para mí porque en el pasado podía reprimir esas ganas, pero esta vez no pude hacerlo y terminé teniendo un desayuno completo en lugar de unos cuantos mordiscos. Mientras comía, mi tía me preguntó si ya tenía una idea sobre lo qué iba a hacer cuándo me graduara.

  — Creo que me gustaría estudiar en el extranjero, tengo los requisitos, pero todavía no me decido en un lugar.—Respondí un poco insegura con mi respuesta.

  — Me parece buena idea que estés buscando todas tus opciones, así será más fácil tomar una decisión. — Dijo mi tío, uniéndose en la conversación— Sabes que tienes nuestro apoyo, pero igual tienes el fondo para hacer el camino más fácil.

Cuando mencionó la palabra "fondo", mi tía lo miró fijamente para que se callara, pero no pude contenerme y tuve que retirarme de la mesa e irme. Me despedí brevemente sin voltear a verlos, tomé mi bicicleta y me fui al colegio.

Mis padres habían dejado una cuenta en el banco para que yo pudiera usarla cuando me graduara del colegio, no dijeron para qué era, pero sólo les dijeron a mis tíos que era para que nada me hiciera falta. Siempre he agradecido ese gesto, pero me he dicho a mí misma que no iba a usar ese fondo porque yo podía lograr las cosas por mi cuenta. 

Las lágrimas corrían por mis mejillas con cada pedaleo que daba, el llanto disminuyó cuando llegué, pero preferí perder la  primera clase para calmarme estando encerrada en el baño, de esta forma evitaba que alguien me viera cuando no me sentía bien. En la siguiente clase, fui a mi puesto como de costumbre y el día siguió corriendo. En la penúltima clase escuché que alguien decía mi nombre, pero todos estaban concentrados en la clase; miré a la puerta y ahí estaba él, recostado de la pared, seguía llamando mi nombre, cuando lo noté pegué un grito y todos voltearon a verme. Algunos susurraban "Ahora veo que no es muda", "Así que se escucha su voz", "¿Quién era ella? No recuerdo su nombre", le pedí permiso a la profesora para retirarme antes y salí corriendo del salón sin ver a los demás, quería morir de la vergüenza.

Me encerré dentro de un baño y me senté en el piso, cerré los ojos con fuerza y pedí repetidas veces que sólo fuera una pesadilla.

  — ¿Tanto me odias como para no querer verme?

Alcé la cabeza y él estaba sentado en frente mío, nuestras piernas se cruzaban con las del otro y seguía sintiéndolo como una persona de verdad, todo era tan extraño que las palabras no salían de mi boca.

  — Pensé en quedarme callado, pero vi que te fuiste muy alterada en la mañana así que tenía que asegurarme de que estabas bien.  — Mis ojos se tornaron vidriosos cuando dijo eso.

  — Pensé que no te iba a ver más...

 — ¿Qué te hizo pensar eso?

  — La forma en que te traté ayer no fue la más correcta, cualquier otra persona me hubiera dejado sola.

 — Recuerda que ni siquiera soy humano, así que esas cosas no aplican conmigo.

  — Gracias — Esbocé una pequeña sonrisa y él me regresó la misma — ¿Significa que me has estado viendo desde la mañana?

 — Desde que despertaste para ser exactos, pero no tienes que contarme nada si no quieres.

Tomé ese pequeño momento que tuvimos de intimidad y le conté todo lo que tenía que saber sobre mí, desde mis padres hasta mis problemas para comer, todo se lo conté en ese acogedor espacio donde sólo estábamos nosotros y un inodoro que nos separaba. 

 — ¿Quién está ahí? Son horas de clase, nadie puede estar por fuera.

Una señora encargada del mantenimiento entró y estaba a punto de descubrirme, pero él me dijo que me quedara callada e hiciera lo que él decía. Se sentó encima de la tapa del inodoro y dijo que me sentara encima de él. La señora abrió la puerta con una llave, mientras que mi corazón latía a 100km por hora, ella se asomó, parecía como si nos estuviera viendo, pero sólo se puso a murmurar de que se estaba volviendo loca y se fue del lugar.

Respiré profundamente y sentí un gran alivio hasta que lo volteé a ver y recordé que seguía sentada encima de él; no sabría cómo describir mi expresión en ese instante, era una mezcla de confusión, pero a la vez me sentía nerviosa y mi corazón volvía a latir con fuerza. Nada de esto tenía sentido, era imposible.

— ¿Cómo...es...esto...posible?—No podía enderezar mis palabras, me sentía muy nerviosa. 

¿Puedo abrazarte? — Preguntó sin responder a mi pregunta, sin darme una explicación sobre lo que había hecho; parecía decidido.

Sin esperar que le dijera algo, colocó sus brazos alrededor de mi cintura con mucha delicadeza, cuándo me sintió junto a él me apretó con más fuerza, pero manteniéndose precavido. Utilicé su sutileza como excusa para hacer lo mismo: coloqué mis brazos alrededor de su cuello y lo sostuve con fuerza.

 Utilicé su sutileza como excusa para hacer lo mismo: coloqué mis brazos alrededor de su cuello y lo sostuve con fuerza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

  — Se siente tan real.  — Me dijo al oído — Como desearía que lo fuese...

  — Yo quisiera lo mismo.

Sin pensarlo, mi respuesta pareció sorprenderle porque me alejó un poco sin separarse del todo, me miró a los ojos por un par de segundos tratando de descifrar lo que estaba sucediendo en ese pequeño espacio; yo me sentía igual de confundida. Ninguno quiso decir nada porque sabíamos que era algo que no tenía motivo de ser y que nunca podría ser, nos mantuvimos en ese momento admirando la sencillez del momento  y de nuestras miradas. Me dije a mí misma que él no estaba muerto, no era un fantasma y tenía que encontrar la manera de probarlo: ningún fantasma puede hacer las cosas que él ha hecho hasta el momento, no quería rendirme con él, no iba a dejar que esto se quedara como una fantasía, como un sueño. No, yo iba a convertir esto en una realidad.




• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

Con esto termino este quinto capítulo, puede que la historia haya empezado un poco lenta para los que la han leído, pero es en este momento donde todo empieza a tomar forma y la parte interesante empieza. 

Cualquier duda, consejo, sugerencia...Soy todo oídos.

Si les gusta, por favor, regálenle un voto. ES GRATIS 


DEAD IN LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora