"Eres un idiota"― Pensó una y otra vez, mientras intentaban hacerlo entrar en razón para que diga la verdad, sólo tenían dos semanas restantes para que dictasen la sentencia y se estaban quedando sin opciones.
Adela y Abigail optaron por tomar un café en el centro para despejar sus ideas, caminando podían sentir la cálida brisa pasar que las llenaba de fuerzas para avanzar.
―Debe estar muy asustado.
―¿Por qué lo dices?―Pregunta Adela
―Por el juicio, el imbécil de Michael y no saber si volverá a caminar; yo en su lugar estaría aterrada.
―Pero tiene la suerte de tenerte.
―¿Cómo sería suerte si me odia y ni siquiera me recuerda?
―Intentas aferrarte al pasado, sin saber que puedes recuperar todo eso desde cero.― Volteó a verla con intriga, no entendía lo que trataba de decir a lo que intentó explicarle que le mostrase su apoyo sin dejarlo solo en ningún momento, aunque llegase a negarse y con el tiempo quizás hasta sería posible volverlo hacer sonreír. Explicaba que su nieto no era mala persona, se encontraba en un tiempo lleno de confusión y todavía hallaba dificultad para adaptarse a las cosas actualmente.― Puedes empezar hoy si lo deseas.
Le comentó que su terapia estaba por iniciar, él solicitó hacerlo sin que nadie supiese para no sentirse incómodo, por eso la había invitado a caminar lejos del hospital para que tuviese su espacio. Dicho esto, Abigail la abrazó y le dio las gracias, luego prosiguió a regresar al hospital para estar a su lado.
Pasó al piso donde se llevaría a cabo la terapia y lo vio por una amplia ventana, la habitación tenía gran cantidad de equipo para trabajar, él estaba sentado frente a dos barras que tienen el propósito de ayudarlo a sostenerse. Entró a la sala y lo sorprendió al pararse al final de las barras.
―¿Qué haces aquí?
―Vengo a ayudarte.
―El trato era que asistiría al tratamiento, pero no contigo cerca.
Sin hacer caso a sus palabras, se alejó un momento y conectó su celular a una pequeña bocina que le habían proporcionado para colocar música durante la sesión.
Pudo ver una reacción en su rostro apenas comenzó a sonar la música, estaba sorprendido, parecía recordar esa canción.
―Recuerdo que una vez bailé esta canción con una persona muy especial.
―¿Y qué sucedió después?―Preguntaba curioso.
―No lo sé, sigo esperando a que regrese.
Ella se acercó y le ofreció sus manos para que pudiese ponerse de pie, el camino no sería fácil, pero ella se encargaría de estar en todo momento a su lado.
El primer paso al ponerse de pie le provocó mucho dolor por lo que intentó resistirse inicialmente, dejando la terquedad a un lado, sostuvo sus manos e inició a ponerse de pie. Realizaron varios intentos para ayudarlo a dar sus primeros pasos de prueba con ayuda del médico encargado siguiendo sus recomendaciones.
Al llegar la tarde, solicitó que Abigail lo acompañase al resto de las terapias sin dejar su forma sombría de referirse de ella. Trataba de mantenerla distante emocionalmente, pero en el fondo sentía una gran calma encima cuando la tenía cerca. Era una sensación que se negaba a admitir, especialmente dada la situación tan desfavorable a la que se encontraba.
Como iban a imaginarse que dentro del hospital iban a ser vigilados por Michael, quien trataba de ver cada paso que daba Abigail, pero nunca conseguía verla sola ya que siempre estaba rodeada de gente o con la abuela de Víctor. Se enteró por un conocido que trabaja dentro del hospital que la joven estaba todo el tiempo cerca de Víctor, inclusive lo acompañaba durante sus terapias. Era visible el vínculo que había entre estos dos y debía utilizarlo a su favor para lograr asustar a Víctor y poder zafarse de él de una vez por todas.
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DEAD IN LOVE
Teen FictionNo poder distinguir entre lo real y la fantasía, no saber si tu único amigo en verdad existe. Los sueños se apoderan de esta historia llena de esperanza y amor.