La conmoción fue tan grande que me arrojé a los brazos de Will sin importarme cualquier otra cosa. Mi corazón latía frenéticamente atrapado entre mis costillas, la sangre en mis venas corría a una velocidad maratónica y las lágrimas de felicidad amenazaban con escaparse de mis ojos.
¿De verdad no era una alucinación o algo parecido? Es que parecía tan irreal...
—¡Te amo! —me gritó Will mientras me daba vueltas en el aire.
—¡Vas a dejarme sordo, idiota! —le grité en respuesta.
—¡Igual, te amo!
—¡Y yo a ti!
Ambos estallamos en sonoras carcajadas que debieron haberse escuchado hasta el gimnasio. Yo aún no lo podía creer. Llegué a pensar incluso que era uno de esos momentos en los que te quedas dormido y sueñas con utópicas maravillas.
Ese no era, sin embargo, uno de esos momentos. Era real. ¡Lo habían aceptado! ¡Nuestros padres habían aceptado lo nuestro!
Will (ya se estaba mareando, o eso creo) me depositó suavemente sobre el suelo. Me quedé ahí, con mi rostro a centímetros de los dos rubios que tenía frente a mí, los dos rubios que se volvieron uno solo cuando se me pasó el mareo. Mis manos se posaron en sus cálidas mejillas.
Sus labios viajaron hacia los míos.
Will enredó sus brazos en mi cintura y me levantó sin dejar de besarme. Mis piernas entonces se aferraron a sus caderas y mis brazos atrajeron su nuca hacia mí un poco más.
Los labios de Will jugueteaban con los míos. No puedo precisar en qué momento soltó una mano de mi cintura y la usó para echarle el seguro a la puerta. Una vez que oí el pequeño "clic" metálico del pestillo cerrándose, supe que era real.
De verdad estaba pasando. Estábamos en esa habitación donde todo había empezado. Iba a pasar.
El rubio me depositó con delicadeza en su cama y se posicionó sobre mí. Sus labios abandonaron los míos y viajaron en un suave y dulce camino de besos hasta mi cuello. Sus manos acariciaban mis costados, las mías estaban aferradas a su musculosa espalda. Mi estómago estaba estallando en mil malditas sensaciones, mi piel se erizaba ante cada beso que Will depositaba en ella y, wow, todo lo que estaba sintiendo mezclado era algo que yo ni en un millón de años podría terminar de describir.
Él se separó de mí por un momento y me incorporé sobre la cama. Estaba tan agitado como yo.
—Escucha, Ethan... —jadeó. Colocó ambas manos en mis mejillas— yo no quise lastimarte...
—Shh, descuida... —traté de detenerlo.
—No, tienes que escucharme —insistió—. Tengo que decirlo, es que he pasado tanto tiempo tratando de negarme a mí mismo lo que me estaba pasando contigo, tanto tiempo intentando convencerme de que todo estaba relativamente bien, que lo que sentía por ti era de amigos... ni siquiera me di cuenta de que usaba a las personas, las hacía sufrir, usé a Valerie, te hice daño a ti... fui un idiota. Un tarado. Un imbécil, un malnacido, un maldito hijo de...
—¡Will! —coloqué dos dedos sobre sus labios y luego sostuve su cabeza tal como él sostenía la mía—. Ya está. Lo dijiste.
—Pero...
—Te amo —le dije.
Sus preciosos ojos verdes viajaron hasta los míos y dejó que una sonrisa se deslizara por su rostro.
—Yo también te amo, Ethan —sonrió.
No sé por qué, fue involuntario, pero una de mis manos se posó en su hombro y luego se coló dentro del cuello de su camisa. Él se volvió hacia el punto en el que estaba, luego volteó hacia mí con una sonrisa coqueta que me aceleró el corazón.
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All I need is you © [AINIY #1]
RomanceEthan es normal. Ethan tiene a Johanna, su mejor amiga. Ethan es gay. Sus padres no lo saben. Y la reaparición de un amigo de la infancia hará tambalearse todo el equilibrio de su vida... *** La llegada al internado Henderson Green de Will Robin...