[ 6: Dudas y Sorpresas ]

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T/N = Tu nombre
     T/A = Tu apellido

   [ Tu narración ]

Correspondí al beso y mis labios se sumergieron en la corriente de los ajenos por unos segundos, segundos en los cuales perdí control total de mí misma. Nunca se me pasó siquiera por la cabeza que él me besaría, y, mucho menos que sus labios serían los más gentiles y cálidos que alguna vez habían tocado los míos. Sus movimientos eran perfectos y suaves, meciéndose con lentitud contra los míos. Era como bailar algo que había practicado una y otra vez, aunque nuestros labios nunca se habían encontrado con anterioridad y, a pesar que yo carecía de práctica, él lo hacía parecer tan simple y… Natural.

Mi capacidad de comprensión estaba muy por lo bajo de la situación, y por alguna extraña razón no me detuve a pensar de que lo que estaba haciendo era poco razonable hasta que Saeran se alejó por sí mismo de mí, dejándome tanto como una expresión y el pecho llenos de pura confusión.  

Él me miraba como si el alma le pesase; como si le doliese, y al no poder apartar mi mirada de sus increíbles orbes color menta, me encontré ásperamente sonrojada por lo sucedido sólo segundos con anterioridad, y más aún por el hecho de que una parte de mí había querido seguir… Oh, diablos, no. No podía pensar eso. No. Estaba mal, y esto por muchas razones.

—Recuerda… —El peliblanco pasó su dedo pulgar por mi mejilla con suavidad. Su toque era afable y una parte de mí no quería que se deshiciese de él. —Que yo soy mejor que Sae… —Cerró los ojos momentáneamente—. Que Luciel; no importa lo que suceda.

Momento, ¿Se había estado refiriendo a Luciel todo ese tiempo? ¿Por qué? Definitivamente tenía algo en contra de él, ¿no? Pensé entonces por primera vez que quizá, la razón principal por la que Saeran me tenía allí era por el pelirrojo, mas, ¿Qué razones tendría para detestarlo tanto? Luciel parecía muy agradable… Quizá sus habilidades de hackeo habían fastidiado a Saeran, porque bueno, ¿Qué más podría haberlo lastimado tanto hasta hacerlo llegar al punto en que incluso se ponía a llorar? ¿Era venganza la que él anhelaba y la que me mantenía encerrada noche y día dentro de un edificio, o algo más? Luciel había dicho que su trabajo era peligroso… de ser así, entonces, ¿Era esta una de esas situaciones peligrosas por las cuales tantas veces me había tratado de alejar? Porque de ser así, era más que irónico pensar que la razón por la cual nos conocimos era precisamente por eso; porque era peligroso.

No entendía mucho, y por eso mismo las preguntas llegaban una tras otra, no dejando a mi mente en plena paz.

Sin despegar mi vista de la ajena, separé mis labios; mi boca se abrió con ligereza para preguntar qué era lo que el pelirrojo había hecho “mal”, o por qué Saeran creía que él era mejor que Luciel, pero antes de que lo pudiese hacer, el peliblanco desvió su mirada de la mía y se levantó de encima de mí para coger su portátil sólo con el propósito de salir de la habitación seguidamente, dejándome por milésima vez confundida y con más que mil palabras en la boca… y, ésta vez, probablemente con algo más que eso.

[ Día 11 ]

El cielo despejado se cernía sobre lo alto y la luz de la luna caía sobre la noche. Me encontraba en el tejado del edificio donde me había estado quedando casi por una semana y media.

Caminé hacia el borde del tejado y miré hacia abajo esperando encontrarme con una calle llena de vida; llena de autos y luces, pero en vez de eso, lo que encontré fue un vacío infinito. Instantáneamente imágenes distintas comenzaron a salir del vacío. Pude visualizar un bello castillo en las montañas y, seguidamente, vi a un chico pelirrojo llorando. La imagen me llenaba de melancolía. Sentía su sufrir arder en lo más profundo de mi ser y, a continuación, una fuerza ajena me arrojó al vacío.

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