[8: Eres mía]

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Atención

El siguiente capítulo es portador de contenido explícito y/o para mayores de edad. Lea bajo su propio riesgo.

S/F = Sabor favorito
T/N = Tu nombre」

| Tu narración |

El dolor de cabeza que sentía era insoportable. Llevé mi mano derecha hacia mi frente y finalmente comencé a abrir mis ojos de poco a poco, cosa que hizo que el dolor se intensificara y que, gracias a aquello, soltase un diminutivo gemido de dolor.

Mis ojos se abrieron un poco más y noté que la iluminación del lugar era algo molesta, me senté sobre la cama de mala gana y seguidamente miré hacia mis alrededores. Para mi total sorpresa, el lugar donde estaba era totalmente desconocido.

Con los ojos ampliamente abiertos llevé mi mriada de un lado a otro, tratando de descifrar en dónde era que me encontraba. El lugar parecía estar decorado de una manera excesivamente elegante, desde las paredes hasta el mismo suelo. Bajé mi cabeza e hice que mi mirada se encontrase con el cobertor que aún se encontraba cubriendo parte de mi, el cual, como el resto de la habitación, parecía simplemente fino.

Estaba comenzando a entrar en pánico y me moví instantáneamente para levantarme de la cama, haciendo que el cobertor se deslizase por mis piernas y las dejase completamente expuestas. Estaba básicamente en bragas, con una camisa blanca que me quedaba un tanto grande. Qué mierda estaba pasando.

Coloqué ambas manos sobre mi cara y antes de que pudiese hacer nada más, la puerta de la habitación crujió y se abrió, revelando , claramente, ni nada más, ni nada menos que a la persona responsable de todo aquello.

—Veo que has despertado. —Soltó Saeran caminando hacia donde yo estaba, cosa que hizo que me sentase nuevamente sobre la cama y cubriese mis piernas con el cobertor rápidamente, no queriendo que me viese. ''Maldito...''

Confundida, me limité a permanecer en silencio. Algo me decía que si hablaba, probablemente las cosas se pondrían peor. Ésta vez estaba dispuesta a analizar la situación y actuar de una manera más sabia con el propósito de obtener respuestas, porque las necesitaba.

Alcé con ligereza mi vista y vi que aguien entró tras él con una bandeja llena de comida. Era una joven, podría decir que de mi edad, con cabello castaño y expresión nula.

—Deja eso por allá. —Indicó Saeran de manera grosera a la chica, acercándose a un pequeño sofá a lado de la cama para sentarse sobre el mismo con una expresión de desdén.

La joven se acercó hacia la mesa de noche que estaba a mi derecha y depositó la bandeja con comida allí. Seguidamente se posicionó a lado de la puerta con ambos brazos hacia los lados, sin hacer algún ruido. Su expresión seguía nula y, honestamente, era algo perturbador.

—Te puedes retirar. —Dijo el chico sobre el sofá, aún sonando ampliamente grosero.

—Gracias, amo. —Ella replicó con una voz sin tono alguno; plana y monótona, igual que su expresión antes de salir del lugar, cerrando la puerta tras sí. Pero la cosa era, ¿"Amo"?

Cogí el batido que estaba en la mesa de noche y di un trago del mismo, sosteniendo el vaso de vidrio sobre mis manos. El hambre que sentía era insoportable y yo estaba pensando exactamente qué decir o hacer, dado a que estaba exageradamente confundida. Ni siquiera podía recordar cómo era que había llegado allí u otra cosa en lo absoluto. Mi última memoria era de yo, entrando hacia un coche con Saeran después de que el mismo mantuvo una arma de fuego en mi mentón. Al recordar aquello, voltée hacia donde él estaba y le dediqué una mala mirada. Él parecía estar observandome atentamente.

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