El camino no era tanto, pero Lynn se quedó dormida en el coche. Lucas rio por lo bajo y me di cuenta de que me la había quedado mirando embobado.
—Tranquilo, no les contaré a los demás sobre tu ataque de celos —dijo.
—No les vas a contar nada —dije—, porque como lo hagas te arranco la cabeza.
—¿Eso es una orden? —preguntó con una sonrisa dibujada en la cara.
Me tenía que contener para no darle un puñetazo a veces. Suspiré. Lucas me dio un codazo amistoso.
—Tranqui, jefe, no diré nada, y tienes los mejores abdominales —dijo y me guiñó un ojo.
Yo dejé escapar una risa. Lucas era increíble.
Llegamos a casa. Lynn seguía durmiendo así que la cogí en brazos. Los demás no estaban a la vista así que supuse que se habían ido a dormir.
La dejé en mi cama lentamente sin encender la luz y me tumbé al lado suyo. De repente ella se sobresaltó.
—¿Lyyn?
—Uff, acabo de soñar que he suspendido el examen de matemáticas —dijo ella con cara de alivio al darse cuenta de que sólo había sido una pesadilla.
Sin embargo, yo no me pude contener y dejé escapar una risa. De todas las cosas porque las que podría tener una pesadilla, Lynn soñaba que había suspendido el examen de matemáticas.
Ella me miró.
—¿De qué ríes? A mí no me aprueban por mi cara bonita —dijo enfadada.
Me seguí riendo.
—¿Y a mí sí?
—Sí —dijo segura—, no sé ni cómo no te han echado con tantas faltas —dijo.
Ah, así que volvíamos a eso.
—Lo siento, Lynn —dije—, estos días han sido...
—... complicados —dijo interrumpiéndome —, no me digas, ¡qué novedad!
Levanté una mano y le acaricié una mejilla.
—Te contaré todo —prometí—, pero no ahora. Es muy tarde, tienes que dormir.
—No quiero dormir y tú no me dices lo que tengo que hacer.
Dejé caer la mano. ¿Por qué lo hacía todo tan difícil? Me acerqué a su cara lentamente y la rodeé con un brazo para acercarla a mi cuerpo.
—¿Y qué quieres hacer entonces? —susurré en su oreja.
Después bajé un poco mi cara para besarle el cuello. Lynn dejó escapar un ligero gemido que seguramente ni ella misma había sido capaz de escuchar con su débil oído humano, pero para mí había sido bastante placentero de escuchar.
Seguí besándola, luchando cada vez menos con mantener el control. Sus manos estaban enredadas en mi pelo y tiraba con fuerza de mi cara hacia la suya, y sus piernas rodeaban mi cintura. Me separé de ella solo unos segundos para meter mis dos manos debajo de la sudadera que le había prestado antes y quitársela. Mis ojos brillaban un dorado tan intenso que iluminaban su cara. No me podía creer que esto estaba pasando. Dejé escapar un gruñido y la agarré de los muslos para colocarla debajo de mí.
Pero justo en ese momento la puerta de mi habitación se abrió. Y allí estaba mi manada con cara de espanto, que al darse cuenta de lo que habían interrumpido se transformó en una mueca graciosa.
—Dios, Aiden —dijo Liam con desaprobación y mirando para otro lado.
—¡Nos has dado un susto de muerte, pensamos que la estabas transforman...! —gritó Lucy.
Gruñí más fuerte con la esperanza de que Lynn no hubiera escuchado eso.
—¿Transformarme? —preguntó incorporándose en la cama.
Ni se había molestado en taparse y estaba con su sujetador tan normal delante de mi manada, y en cierto modo me molestaba, jodidos celos, no sabía que eran tan molestos.
Miré de nuevo a mi manada y después a Lynn.
—Fuera de aquí —les dije.
Obedecieron. Ahora tocaba enfrentar a Lynn.
—¿Qué quería decir Lucy? ¿Transformarme? ¿Puedes hacer eso? ¿Ibas a hacer eso? —preguntó ella rápidamente.
La agarré de los hombros y tiré de ella hasta colocarla encima de mi pecho. Le acaricié le pelo, y ella me apartó la mano de un manotazo. Alzó la vista hasta encontrar mis ojos.
—No puedes hacer eso, quiero saber las cosas —protestó.
—Te lo he prometido, Lynn —le recordé—, te contaré todo, pero ahora duerme.
Y por alguna especie de milagro, cerró los ojos, se acomodó más encima de mí, enredó sus piernas con las mías y al poco rato, se quedó dormida.
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Allí van dos capítulos más!! Me alegro que os gusteee y seguir atentos/as porque pronto llega la acción!!!
Os amoooo <3<3<3
-Leli.
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I M P R I M A D A [TERMINADA]
Hombres LoboY de repente... ella. Miré su rostro y... solo estaba ella. Su risa resonaba en mis oídos una y otra vez. Su sonrisa se me había quedado grabada en la memoria para siempre. Jamás en mi vida había sentido algo así. Nunca hasta ahora había visto a un...