Lynn

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Escuchaba la historia de Aiden demasiado tranquila, como si me estuviera contando un cuento o el argumento de una película.

Supongo que Aiden esperaba algún tipo de reacción por mi parte, porque hizo una pausa y me tocó una mejilla. Gesto al que tampoco reaccioné.

—¿Estás bien, Lynn? —preguntó.

Asentí con la cabeza. Me forcé a mí misma a concentrarme en la historia y a intentar averiguar más detalles.

—¿Qué pasó después? —quise saber.

Aiden miró a los demás. Ellos asintieron con la cabeza para darle apoyo. Continuó.

—Me transformé. La verdad estaba tan asustado que no recuerdo bien todo con detalle, pero sé que ataqué a mi padre. Creo que hubiera sido capaz de matarle de no ser porque escuché a alguien hablar dentro de mi cabeza; era mi madre. Podría escuchar sus pensamientos, y me rogaba que parara. Y lo hice.

«Me tranquilicé y volví a mi forma humana.

—¿Qué me has hecho? ¿Qué está pasando? —pregunté desesperado a mi padre.

Él sin embargo se puso a gritar de alegría y gritando algo así como que lo había conseguido.»

Aiden volvió a pararse.

—Vale, pero ¿qué tiene que ver esto conmigo? —quise saber.

Aiden se rascó la cabeza y miró a los demás que disimuladamente empezaron a abandonar la habitación. Todos disimularon, supongo, a excepción de Lucas que se me puso a hacer muecas raras antes de cerrar la puerta del comer. Aiden puso los ojos en blanco.

—¿Por qué se van? —pregunté.

Aiden se encogió de hombros. Se colocó enfrente de mí.

—Era un Alpha —dijo.

Arrugué mi frente.

—¿Quién? —pregunté.

—¿Yo? —respondió Aiden algo molesto de que no prestara mucha atención.

—¿Así, sin más?

—Sí. Sabes que eres el Apha; primero cuando puedes escuchar los pensamientos de tu manada; y segundo, porque los demás deciden seguirte. En mi caso, éramos sólo mi madre y yo.

—Pero—, interrumpí—, ¿tú ya estabas con la-loca... Jenny?

Aiden asintió con la cabeza.

—Jenny me suplicó que la convirtiera —dijo, no sé si cómo excusa. Así que le miré intensamente esperando a que continuara—, o lo hice por mí, no lo sé, Lynn. El caso es que estaba asustado y solo. Lo hice, y después Jenny dijo que no podría dejar a su hermano mellizo atrás. Lo transformé también.

—¿Entonces, Jenny y Lucas nunca fueron tus hermanos adoptivos? —pregunté recordando que esa es la historia que le contaba al resto del mundo.

—No exactamente, pero una vez que se unieron a la manada, comenzaron a vivir con nosotros, es cierto que eran dos hermanos huérfanos, vivían con su tía.

Nos quedamos mirando. Analicé la situación. ¿Estaba enfadada? Desde luego que lo estaba, sentía muchísima rabia al saber que a Jenny había sido capaz de darle esta vida, para tenerla junto a él siempre, y no era capaz de hacer lo mismo conmigo.

—Sé lo que estás pensando —dijo Aiden.

—Lo dudo, yo no formo parte de tu manada —dije con la intención de que pillara mi indirecta.

Se acercó aún más a mí.

—No me hace falta—, dijo y me tocó la frente con sus labios—, siempre se te forma una pequeña arruga en la frente cuando estas enfadada.

Me aparté de él para mirarle a la cara.

—¿Y tú no lo estarías? —pregunté—. Preferiste pasar la eternidad con ella.

Aiden sonrió y me rodeó con sus brazos.

—Eso no es así, Lynn. Cuando Jenny fue uno de nosotros esperaba que... no sé, no sabía que lo que esperaba que pasara era imprimarla. Nunca pasó. De repente no sentía nada por ella, pero sabía que había alguien que iba hacerme sentir todo.

Me miró de aquella manera suya, con sus ojos brillando ese dorado intenso que parecía no poder controlar cerca de mí. Y supongo que le creí.

—¿Qué tiene que ver todo esto conmigo? —pregunté.

—Primero tú eres ese alguien y Oscar, el chico que murió después de los experimentos de mi padre, era el Alpha de la otra manada. En el momento de su muerte, su manada lo supo, su hermano gemelo; Richard, asumió el cargo de Apha y quisieron vengarse. Vinieron a por nosotros. Jenny, mi madre, Lucas y yo defendimos a mi padre, pero fracasamos —dijo trsite—. Murieron mis dos padres.

—Lo siento —dije y le pasé una mano por detrás del cuello. Él me rodeó por la cintura.

—Yo también estaba muy mal herido, hubiera muerto de no ser por Liam y Lucy. Aparecieron de la nada y nos defendieron. Huimos. Decidimos empezar una nueva vida aquí.

—Espera —interrumpí—, ¿entonces cuál es la historia de Liam y Lucy? ¿De dónde vienen ellos? —pregunté curiosa.

Aiden negó con la cabeza.

—No me corresponde a mí contarte esa parte de la historia. Lo que debes saber es que Richard y su manada nos ha encontrado. Me quieren muerto porque creen que yo ayudé a mi padre a torturar a su hermano. Jenny se ha unido a su manada. Jenny nunca superó el hecho de que nunca sentí por ella lo que siento por ti. Te quiere muerta y no va a parar hasta hacer su deseo realidad.

I M P R I M A D A [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora