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C12: Fotografías

Eso era y debía ser considerado venganza justa.

Estaba en su legítimo derecho.

O eso se repetía internamente.

Shoto se había metido sin su permiso a su armario, no importaba si por su torpeza la caja había quedado expuesta ¡Él debió haber hecho uso de ese cerebro tan inteligente que tenía y meterla de vuelta a dentro! ¡Era obvio que era algo privado! ¡Esa mísera caja era el secreto mejor guardado que tenía!

El más guardado y tal vez uno de los más vergonzosos.

A sus dieciséis años, Izuku estaba totalmente avergonzado al momento de darse cuenta de que su último cuadernillo de notas trataba más de Shoto que de otro compañero o héroe. Su conclusión fue que el chico era un prodigio, con grandes habilidades y que era buena idea hacer un cuadernillo exclusivo para él.

Y así se creó ese cuaderno repleto de sus sentimientos hacia Todoroki.

Por más que intentó deshacerse de él, jamás pudo hacerlo. Ese cuadernillo barato demostraba como cada vez le atraía con más y más fuerza, enamorándose de pies a cabeza del estoico chico. Aquellas hojas estaban repletas de un sentimiento invaluable, el amor.

Al final, el destino de aquel cuaderno fue ser sellado en esa caja y que nadie se enterase nunca de su existencia.

Y no ser sacado de allí, jamás.

Pero el destino y la imprudencia de Shoto provocaron que todo fuera revelado.

A la persona menos indicada.

Bueno, en realidad era el indicado, todo lo escrito era sobre él...

¡Pero aun así!

—¡No me echaré para atrás! —exclamó decidido delante de la puerta de la habitación. Shoto no estaba en casa y era su oportunidad de encontrar algún secreto de él, si era vergonzoso, mejor—. Es completamente justo... supongo... ¡No, es claro que si lo es!

Solo necesitaba un secreto, solo uno.

Después de casi media hora buscando, cayó en cuenta de que alguien tan... Shoto, no se arriesgaría a tener algo importante en forma física, mucho menos un secreto personal y vergonzoso. Su novio solía guardarse absolutamente todo, a duras penas él y su suegra sabían todo lo que le ocurría o molestaba, en otras palabras: Solo dos personas en el mundo tenían el privilegio de saber qué pasaba en esa cabeza de cabellera bicolor.

¿Qué podría hacer ahora? Lo mejor era simplemente ordenar el desastre, fingir demencia y seguir con su linda vida amorosa.

Aunque su lado competitivo y orgulloso le decía que lo siguiese intentando, que Shoto debía tener algo.

Suspiró resignado. Tal vez el descarado de su novio tenía razón y el verdadero culpable era él mismo por pegarle sus malas costumbres de ser entrometido. Cerró la puerta del armario de su novio, sin embargo, un portafolios bastante grande le dificultó la labor. No fue muy difícil meterlo dentro y seguir tranquilamente con su limpieza.