C7: Latidos

41.8K 4.9K 1.8K
                                    

La primera vez que lo hizo eran solo amigos y compañeros de salón.

La primera vez que lo hizo había estado tan aterrado de haberle perdido que solo escuchar ese rítmico golpeteo acelerado le tranquilizó el alma.

La primera vez que lo hizo comprendió que lo que sentía era más que una simple amistad.

Izuku tuvo ese impulso desesperado de abrazarle, sentirle vivo.

De oír su corazón latir.

Shoto había chocado contra la pared producto de la fuerza de Izuku al echársele encima, pero el dolor pasó a segundo plano al sentirle reposar su cabeza en su pecho. Respirando agitado y asustado.

Preocupado por él.

Ninguno dijo nada, más bien porque ninguno de los dos se atrevió a hacerlo.

De la nada se volvió algo que Izuku hacía de improviso, sin siquiera pensarlo. Porque el pulso de Shoto le calmaba, le aliviaba y le hacía sentir que todo saldría bien. Aunque se sentía completamente avergonzado por su propia actitud, por ello agradecía lo amable que era Todoroki para aceptar su afecto.

Aunque el que parecía más avergonzado de los dos era Shoto. Porque ese acto era la expresión del amor y afecto puro. Sin obligación, sin lástima, sin rencores, ni dobles intenciones.

Era el más puro deseo de Izuku de escuchar su corazón latir.

Deseo que a pesar de los años jamás se apagó.

Ese había sido un día completamente agotador para Todoroki, a duras penas podía dirigirse a la entrada del departamento sin caer dormido en cualquier rincón. Adoraba dormir y eso era lo que necesitaba en ese preciso instante, caer en su cómodo colchón y abrazar el cálido cuerpo de Izuku para así descansar sintiéndose lleno y feliz. 

Cuando abrió la puerta con suavidad, se dio cuenta de que todas las luces se encontraban apagadas, tomando en cuenta la hora, no creía que Izuku estuviera aun trabajando así que rogaba encontrarle en la cama, durmiendo como el conejito esponjoso que parecía. Porque si en realidad Izuku aún estaba en las calles, Shoto se encargaría de ir a buscarle aunque estuviera en un estado de zombi.

Entró a la habitación completamente oscura, pero entre cerrando un poco sus ojos consiguió ver la silueta de Izuku sentado en la orilla de la cama, sus hombros estaban contraídos y su cuerpo daba escandalosos temblores. Estaba sollozando.

Inmediatamente se acercó a él, debía ser algo realmente serio. Hacía ya muchos años que Midoriya había aprendido a no llorar con sencillez, tomando todo con valentía dorada y demostrando una sonrisa valerosa y sin miedo. Sin embargo, tal como su antecesor, era una sonrisa para engañar al miedo de su interior.

Shoto era el único que le veía llorar en esa magnitud, con lágrimas abundantes cayendo por sus mejillas, hipidos y sus dientes mordiendo fuertemente su labio inferior. Shoto tomó una respiración pesada antes hincarse frente a Izuku, esperando a que consiguiera decir aquello que le estaba mortificando.

—Está muerto... —Izuku apenas pudo hablar, había un nudo en su garganta que le impedía respirar con normalidad. Shoto contuvo lo mejor que pudo el impulso de atraer al chico hacia su pecho para abrazarle, fuerte, hasta que las lágrimas dejaran de desbordar de sus esmeraldas. Pero Izuku quería hablar, necesitaba hablar—. N-No pude... No pude hacerlo...

Tomó las manos enguantadas de Izuku, entrelazando sus dedos y acariciándole con sus pulgares. Un intento de apoyo. Un intento de decirle que estaba ahí para escuchar y tomar todo lo que le pesara en sus hombros. Shoto quería ayudarle, porque sabía que Izuku tenía un corazón de oro, grande y cálido, uno que le llevó a querer ser un héroe, el mejor de todos.

—¡Él estaba frente a mis ojos! Y aun así no pude evitarlo. —Izuku levantó la mirada luciendo completamente angustiado y devastando parte del corazón de Shoto—. ¿Por qué no pude...?

Algunas palabras más salieron de sus labios rojos y maltratados por tanto morderlos, palabras inentendibles. Shoto no pudo evitar limpiar sus lágrimas, deslizando con cariño y suavidad sus pulgares sobre sus húmedas mejillas. Sabía lo que había sucedido con Izuku ese día, siempre se mantenía al pendiente de lo que Izuku hacía, aunque fuese a la distancia. Incluso ya había anticipado una situación como esa, solo que no pensó que sería de tal magnitud. Tonto, tonto, tonto. Shoto debió saberlo, debió anticipar que su sol sufriría por eso.

—No fue tu culpa, amor. —Acarició su mejilla con el dorso de su mano, casi con devoción—. Fue un tiroteo, no sabías donde irían a parar las balas.

—Pero... —intentó decir, más fue cortado antes de seguir.

—Eres un héroe, no un dios —dictaminó Shoto mirándole a los ojos, intentando comprender a ese chico. Los irises relucientes de Izuku siempre serían su mayor enigma, Izuku era su mayor enigma. Quería comprender cómo en esa cabecita cabía la idea de ser el héroe de todo el mundo y querer cargar con el peso de todos en sus hombros—. Él era un policía, vivió protegiendo lo que creía y murió sirviendo sus ideales.

Shoto como profesional lo sabía. No era culpa de Deku. La policía se estaba encargando del asunto y el símbolo de la paz había llegado como un refuerzo extra. El hecho de que uno de los policías muriera por una bala de los delincuentes no era culpa del héroe, estaba simplemente fuera de su alcance.

Pero él era la primera persona que moría en un caso en el cual Deku estaba involucrado.

La primera vida que el chico no pudo salvar.

Sus compañeros ya habían perdido a alguien trabajando con ellos y Midoriya era el único que tenía esa racha de no haber perdido a nadie. Sin embargo, esa racha se debía a que Izuku insistía en utilizarse a sí mismo como escudo para salvar al resto, sacrificándose sin dudarlo para ser el héroe de todos. Dejándose siempre al último.

Shoto sabía que era difícil, para cualquier héroe lo era. Él también había perdido un par de personas durante su carrera, personas a las que no pudo llegar a tiempo. Personas cuyos rostros jamás fueron olvidados.

—Ahora alguien podría estar en problemas, pero no lo sabemos... solo nos queda esforzarnos al máximo para ayudar a quienes podamos.

Izuku sollozó de forma ahogada, intentando contener toda esa frustración en su cuerpo, restregando sus ojos y esperando que el ardor desapareciera.

Shoto rodeó su cintura y lo atrajo hacia sí mismo, permitiéndole recostarse en su pecho y obtener un refugio, hacerlo sentir protegido y amado. Aunque ambos mantenían sus trajes maltratados y sucios, se permitió recostarse en el blando colchón de la cama hasta terminar tendido con Izuku sobre él.

Izuku frunció sus labios y se concentró en escuchar el calmado golpeteo del corazón de Shoto, también en sentir el fuerte agarre en su cintura y la fría nariz haciéndole cosquillas en el cuello. El rítmico latir tan calmado le relajaba, le aliviaba y podía detener su llanto. Era el corazón de la persona que más amaba otorgando otro latido, otro segundo más de vida, otro momento más a su lado y otro día en que podía amarle y ser amado.

Porque después de ese día realmente tenía miedo. Porque... si no hubiera sido ese pobre hombre... ¿Y si hubiera sido Shoto?

Tampoco habría reaccionado a tiempo.

Y eso lo hacía aún más horrible.

Pero ese latido de corazón le aseguraba consuelo, calidez.

Amor.

—¿Si me vuelvo más fuerte? —murmuró aun con las lágrimas bajando de manera silenciosa por sus mejillas—. Tal vez pueda...

—Acabarás explotando.

Izuku rió sin gracia, acomodándose más a fondo en el pecho de su novio para oír los latidos suaves y pausados. 

Por ahora, rogaría por el alma de ese hombre.

No quería que nadie más muriera en sus manos.

• Cotidiano • [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora