C13: Caricia

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Le gustaba el calor que le transmitía.

Sus manos, sus ojos, su pecho.

Todo en él era cálido, como un sol radiante, extenso, grande y abrazador. Un sol capaz de calmar y llegar al corazón con simples gestos o palabras, tan precisos, tan justos y sencillos que podrían derretir cualquier glaciar.

Midoriya era calidez.

Y él se sentía su completo opuesto.

Casi tan frío como el hielo, cortante, directo y punzante. Con palabras filosas e indiferencia que podrían alejar a todas las personas a su al rededor.

Aunque una vez se lo dijo, Izuku solo rió regalando esa bella sonrisa que le dejaba embobado mientras sus mejillas adquirían ese tono rojizo por la vergüenza y sus ojos, brillantes esmeraldas, le admiraban con una ternura exquisita.

"Tú eres cálido para mí"

Dijo con su voz dulce y avergonzada.

"Así que... ¿Nos estamos complementado?"

Juntos.

Le hubiera gustado agregar.

Para Shoto, Izuku era lo más deslumbrante y puro que había entrado en su vida. Era luz y calidez. Era risa y misterio. Era dulzura y amor.

Era la persona más compleja que había conocido y se había enamorado perdidamente. Y lo que más le gustaba de ello, era que no había punto de retorno.

No amaría nunca como lo amaba a él.

Era único.

Era suyo.

Y Shoto también le pertenecía de la misma forma.

Ahora, sintiendo esas manos acariciar con cuidado su cabeza, no podía hacer más que afirmarlo por milésima vez en lo que llevaba de vida.

Lo amaba.

Lo amaba tanto.

Sus manos se aferraron a la cintura de Izuku y le abrazó, sus brazos envolvieron el cuerpo de su amado con naturalidad, como si esta fuera la forma correcta en que debían estar, uno sobre el otro, en silencio, amándose, escuchando el sonido de sus corazones acelerados.

Amaba despertar junto a él.

Y sin duda alguna, amaba vivir en aquella luz que era Izuku.

¿Realmente tenía permitido ser así de feliz?

Hace diez años nunca habría imaginado un futuro como aquel. Y ahora no podía ni siquiera imaginar un futuro sin Izuku.

Sin su luz.

Alzó la mirada para verle a los ojos, adorando aquellas esmeraldas que brillaban con fuerza, una fuerza que se hacía más grande cuando le veía. Esa fuerza que le hacía creer y confiar en que sus sentimientos eran mutuos, correspondidos y aceptados con certeza.

Mientras cada pequeño detalle hacía algo tan sencillo un momento mágico, mientras sus dedos se perdían en sus cabellos y le acariciaban con dulzura, Shoto podía confiar en que aquello nunca frenaría, Izuku jamás se alejaría.

Y que esa caricia estaría allí para siempre.

• Cotidiano • [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora