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Capítulo 9.

¡¡¡LEER NOTA FINAL, ES MUY IMPORTANTE!!!

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—No puedo quitar esta mancha —se quejó Harry mientras frotaba con fuerza el suelo.

Ariana no había hablado con él desde hacía tiempo y se preguntaba si ya era hora de perdonarle por hacer que casi la maten. Al principio pensaba que nunca podría perdonarle, pero había reflexionado.

No tenía muchas ganas de hablar por lo ocurrido el día anterior. Selena. Esa mujer. ¡Iba a matar al Rey! Una pregunta había estado rondando la cabeza de Ariana: ¿Había estado bien detener al Rey para que no se bebiera la limonada? Si no lo hubiese hecho, el Rey ahora estaría muerto. Muerto para siempre. Eliminado de la faz de la tierra. Nunca más nadie se tendría que preocupar por él. Los pueblerinos no tendrían que seguir viviendo bajo las normas del Rey Justin Bieber. Tal vez se moriría menos gente en el reino. Quizá habría menos violencia, menos tristeza. ¿Quién sabe?

Ariana espantó esos pensamientos antes de poderse arrepentir por salvar al Rey. Rezaba para que ningún sirviente nunca se enterara. ¿Pero por qué le salvó? Algo ardía dentro de ella. Algo le decía que tenía que salvarlo. No era capaz se descubrir el qué o por qué. 

Además, ¿por qué Selena estaba disimulando gustarle? Quién sabe qué harían juntos. Ariana no quería saberlo. Dios, Selena había jugado con él. Había jugado muy bien con él. ¿Qué hubiera pasado si ella no hubiese estado ahí? Quería respuestas, pero sabía que no las conseguiría pronto.
—Ariana, se ha acabado el turno —dijo una voz detrás de ella. Ella se giró para ver a Harry mirándola. Miró a su alrededor y vio que todo el mundo que estaba trabajando ya se había ido. Solo quedaban ellos dos. Harry rio—. Estabas en otro mundo —dijo. Ariana volvió a la realidad y bajó la mirada.
—Oh, gracias —le contestó simplemente. Le volvió a mirar y vio una sonrisa honesta en su cara. Él la miró por lo que parecieron minutos, aunque solo fueron un par de segundos.
—Bueno —dijo él, rompiendo el silencio—. Será mejor que me vaya, el siguiente turno empieza dentro de poco. —Esperó a que Ariana dijera algo, pero de su boca no salió nada. Bajó la mirada y los rizos le cayeron sobre la cara. Suspiró y empezó a alejarse, pero Ariana le detuvo.
—Espera —dijo. Harry paró de andar y con lentitud se dio la vuelta para volver a darle la cara. Ariana suspiró—. Mira —empezó—, lo siento. Te he estado ignorando por un tiempo, y quería decirte que te perdono. Solo quiero que seamos amigos otra vez —dijo con sinceridad. Una sonrisa se formó en los labios de Harry.
—¿Entonces ahora estamos bien? —le preguntó Harry. Ariana asintió.
—Estamos bien.

Pareció que Harry fuera a abrazarla, pero se detuvo, así que Ariana no supo si iba a hacerlo o no. Él volvió a sonreír.
—Genial. Te veré por ahí —dijo él, marchándose.
—Hasta pronto —respondió Ariana. Estaba aliviada por haber hecho las paces con Harry. Parecía que un gran peso se hubiera liberado de sus hombros.

Mientras caminaba empezó a pensar en todo lo que había pasado desde que llegó al castillo. Primero la habían pillado en el jardín, después besar al Rey, tercero descubrir que su padre había sido sirviente y cuarto salvarle la vida al Rey. Ha sido un mes loco para Ariana, eso seguro. ¿Cosas como estas siempre ocurrían en el castillo?

* * *

Durante el resto del día, Ariana hizo su faena. No hablaba mucho con nadie exceptuando a Harry. Contra más tiempo pasaba, más cansada estaba. A ratos sus párpados incluso se cerraban, pero ella hacía lo posible para no dejar que eso sucediese. Quién sabe qué podría pasar si un guardia o incluso el mismo Rey la veían dormir durante horas de trabajo.

Ariana estaba preparando la comida cuando escuchó a alguien decir su nombre. Era un guardia.
—Ariana —dijo con voz rígida en medio de la cocina. Ariana se dio la vuelta y le miró. Todo el mundo en la cocina paró de hacer lo que hacía y los miraron. El guardia notó esto y se enfadó—. ¿Le he dicho a alguien que pare de trabajar? —rugió. Ariana y los otros sirvientes pegaron un salto por su repentino comentario y de inmediato todos volvieron a sus tareas. El guardia carraspeó y volvió a mirar a una Ariana confusa—. Ariana —repitió—, ¿podrías salir un momento? —preguntó, señalando la puerta. Ariana le miró y después miró la puerta. ¿Salir? ¿Qué quería? ¿Había hecho algo mal? —. No era una pregunta, era una orden. —Elevó su voz. El corazón de Ariana empezó a latir con más rapidez. Ella salió con el guardia. Él cerró la puerta de la cocina para que nadie pudiera escucharles. Entonces miró a Ariana con dureza.
—Escúchame atentamente: el Rey quiere verte en su habitación a las siete. No llegues tarde, ¿me entiendes? —dijo. El corazón de Ariana palpitó más rápido cuando el guardia mencionó al Rey. ¿Por qué quería verla? Ariana estaba confundida. Había pensado que el Rey no la querría ver después de lo que había pasado.