Capítulo 19.

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 Ariana observó la caja de música del rey mientras Rachel la cogía firmemente en sus manos. Su corazón se hundió con miedo, confusión y desaliento. Sus manos temblaron a sus lados y pensó en qué decir; abrió la boca para hablar pero nada salió. 

¿Cómo la había encontrado Rachel? ¿Estaba registrando sus cosas? 

Después de un momento de silencio, Ariana habló:

  —Rachel, p-puedo explicarlo —dijo temblorosa, dejando en el suelo los productos de limpieza. Rachel la miró neutramente, no parecía feliz ni enfadada. Presionó sus labios en una dura línea volviendo a mirar la caja de música. Ariana esperó una respuesta cruel, pero ella estaba en estado de shock.

El aire estaba lleno de ansiedad y se podían oír las respiraciones nerviosas de Ariana en la habitación. Eso es todo, pensó. Pronto todos se enterarían y el mayor secreto que había mantenido en su vida finalizaría. Su pequeño lío sería una historia viajando por el castillo e incluso el pueblo. Justin sería enviado al Consejo y Ariana sería aprisionada. Nunca podría volver a ver su hermosa cara, escuchar su bonita voz. Pensó en la forma en la que él la tocaba, la manera en la que ella lo tocaba y cómo nunca sería capaz de volver a sentir eso. Recordó cómo se sentían sus manos tocando su piel y la manera de besarla mientras agarraba su cintura. No podría volver a sentir sus labios suaves en los de ella de nuevo o sentir esa calidez cuando él sonreía.

Él era un mal hombre. Era, ahora había cambiado.

  —¿Lo siento? —dijo Rachel leyendo la nota—. ¿Por qué lo siente, Ariana?

Ariana se quedó parada mientras su cara se endurecía. Entrelazó sus dedos ansiosamente.

—E-Es una larga historia —habló sin dar información y, en respuesta, Rachel explotó furiosa.

—¿Una larga historia? —gritó—. ¿Por qué hablas con el rey? ¡No es alguien bueno! ¡Es un psicópata y un enfermo! —Rachel dejó la caja de música a un lado y se levantó—. ¿Tratas de hacer que te maten? ¿Qué pasa entre vosotros y por qué te mandó esto? ¿Por qué no me lo contaste? —continuó, acercándose a Ariana.

Hasta ese momento, Ariana no sabía qué decir. Su mejor amiga era su enemiga; ¿cómo podía contárselo? ¿Cómo? 

  —¡Respóndeme! —demandó impaciente Rachel. Ariana la miró y se dio cuenta de que casi lucía como Justin al enfadarse. Respiró profundamente antes de hablar.

—¿Por qué estabas registrándome el baúl? —preguntó curiosamente. Rachel se congeló por un momento y entrecerró sus ojos. 

  —Porque me quedé sin productos de limpieza y estaba a punto de tomar los tuyos por prestado —dijo inocentemente—. ¿No es eso lo que hacen los amigos?

Ariana se sintió culpable por acusarla por registrar sus cosas. ¿De verdad solo quería tomar por prestado materiales? ¿Era eso?  Por la mirada de Rachel, Ariana sabía que no estaba mintiendo. Empezó a sentirse culpable; pensó en todo lo que no le había contado a Rachel: desde hablar con el rey hasta acostarse con él. Se rompió. 

Sus rodillas se hundieron y cayó al suelo. No podía ocultarle nada más a Rachel ya, no podría soportarlo: tenía que decírselo. Lágrimas calientes cayeron por su cara y sus gemidos y sollozos llenaron la habitación. Se sentía defectuosa e inferior. ¿Pero inferior por qué? 

Sintió que pequeños pinchazos estaban en su estómago. Intentó inhalar y soltó un sollozo. No sabía por qué estaba llorando tanto, quizás era porque no había dejado salir todas sus emociones. A veces era bueno sollozar y llorar para seguir hacia delante porque, tras eso, te sentías como nueva y mejor. Era algo bueno.

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