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Capítulo 16.

Era esa época del año. La nieve caía sobre el frío suelo, creando un paraíso invernal. Ariana odiaba el frío pero amaba diciembre porque eran sus vacaciones favoritas. Navidades. Además, hoy era nochebuena y el Rey iba a hacer una fiesta como cada año. Ariana no había visto recientemente al Rey y se estaba empezando a preocupar.

Al principio, estaba casi segura de que la estaba usando, pero no lo sabía, ya que el humor del Rey cambiaba rápidamente... O más bien: Justin. Ariana no sabia ni cómo llamarle a estas alturas.

—¿Puede alguien ayudarme con esto? —La voz de Harry gruñó al tratar de levantar una mesa de madera. Los sirvientes estábamos preparando las cosas para la celebración. Ariana miró a su alrededor y esperó a que alguien acudiese, pero como nadie lo hizo, ella se acercó.

—Te ayudaré —dijo y los ojos de Harry se iluminaron al verla. Él sonrió en su dirección.

—Gracias —dijo—, solo tienes que coger este lado, yo cogeré el otro.

Ariana alcanzó ese lado y la mano de Harry se frotó contra la de ella. Sus manos estaban secas y agrietadas. Ariana no pensó nada al suceder esto, pero Harry se pausó un momento y la miró; sus ojos verdes la miraban directamente y se esperó algún tipo de momento romántico, pero bajó rápidamente la mirada. Ariana se dio cuenta de su comportamiento y se preguntó ella le seguía gustando y cuándo superaría esto.

Ambos levantaron la mesa y empezaron a andar hacia el otro lado del Gran Salón. La mesa era muy pesada y cogerla era como si alguien estuviese empujando hacia abajo. Cuando finalmente llegaron al sitio deseado, bajaron la mesa y Ariana suspiró. Apoyó las manos en su cadera y miró el trabajo que habían hecho. Todo tenía un aspecto impresionante: unas guirnaldas blancas simples estaban alrededor de las columnas y unas pequeñas decoraciones cubrían el sitio, dando sensación navideña. Ariana sonrió y copos de nieve empezaron a caer fuera.

Ariana vio un cuervo en una rama de un árbol. La forma de su cuerpo destacaba en el blanco de la nieve y parecía una estatua. Lo observó con detenimiento y siguió sin moverse. Ariana se estremeció porque parecía como si la estuviese mirando directamente a ella. Su sonrisa se desvaneció mientras miraba el inmóvil pájaro negro.

—¡Ariana! —dijo una voz y apartó la mirada del pájaro, girando el cuello hacia la voz. Era Rachel.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó—. Si el Rey no te ve trabajar, te meterás en un lío.

—Lo sé, lo siento —replicó Ariana—, me quedé pensativa un momento —Rachel asintió e inmediatamente volvió al trabajo. Antes de volver al trabajo, Ariana volvió a mirar a la ventana, pero el cuervo se había ido. Un malestar se formó en su estómago, pero trató de ignorarlo y volvió a sus quehaceres. Se concentró en la fiesta de navidad e hizo su trabajo todo lo rápido que pudo, ya que era casi la hora.

* * *

—¿Cuánta gente crees que habrá? —Le preguntó Rachel a Ariana y ambas observaron la masificación de gente en el Gran Salón. Ariana echó un vistazo a los invitados: las mujeres vestían vestidos preciosos y caros, mientras que los hombres llevaban elegantes trajes. El Rey aún no había llegado y Ariana estaba deseando ver su cara.

—Ni idea —replicó Ariana —. Muchísima. —La escena le recordaba a la noche del cumpleaños del Rey. El Gran Salón estaba decorado de forma parecida. Se dio cuenta de que Harry estaba limpiando la mesa solo cuando le echó un último vistazo a la gente antes de entrar a trabajar. Él parecía estar triste y Ariana casi se sintió mal por él. Alzó la cabeza y miró a Ariana pero cuando vio que ésta le observaba, bajó la mirada rápidamente. ¿Qué le pasaba últimamente?