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Alec aun seguía en shock por la conversación con el señor Bane. Sintió que el alma se le perdía a medida que caminaba. El frío de la noche le carcomía hasta los huesos. Esa manía estúpida de ponerse una sudadera fina pero que adoraba. Tenía ganas de comer algo rico y caliente, asi que salio a buscar algo de comer. 

Cuando alzó la cabeza para subir las escaleras y abrir la puerta del edificio vio que alguien estaba parado junto al ventanal del lado de adentro. Lo reconoció. Se metió dentro del lobby, le dolía el corazón al verlo pero no quería hablarle aun. No pensó que sería tan rápido que lo vería. Después de todo su padre le había dicho que era idea suya.

- ¿Cómo entraste?

- Una señora me dejó pasar. Me dijo: "Tenes pinta de bailarín, debes ser amigo del Lightwood grande. Su hermana es un amor." Deberías presentarme a Izzy algún día.

Alec no le respondió, solo lo miro con los ojos vacíos, eran de un azul marino profundo y Magnus se sintió morir lentamente en ellos ¿Cuanto cambiaban ya? ¿De noche también? Le fallo. Lo lastimó. Sintió el dolor que le transmitía y se acercó, acortando el espacio entre ambos.

- Me entere que mi papá vino a verte, sea lo que sea que te dijo es mentira.

- ¿Tenes otro terapista?

- Si.. El contra...

- ¿Perdiste el rol principal por no bailar bien aun?

- Alec, solo pasaron ni tres semanas. No se puede ha..

- Entonces no mintió.

El corazón de Magnus se aceleró. Porque sentía que Alec era arena escurriéndose entre sus manos. Los ojos de Alec se posaron en el sillón de la entrada y luego en el ascensor.

- Se me enfría la comida... Y tengo hambre...

- Entiendo.

- Te invitaría pero solo tengo una porción.

- No, está bien. No tengo hambre.

Un silencio más que incómodo se generó y Magnus tenía demasiada bronca. Tenía ganas de pelear con su padre. Con quien sea. Hasta con el idiota de Jace. Pero de la nada Alec ya no sentía enojo ni nada. No tenía broncas y dijo algo que descolocó a Magnus.

- ¿Queres subir?

- Si.

Magnus contestó tan rápido como la pregunta terminó de ser dicha. Y ambos se movieron a la vez, yendo hasta el ascensor que ya estaba abajo y hasta el séptimo piso. Escucho decir a Alec algo sobre "el desorden" pero solo era charla banal de ascensor y ni bien llegaron Alec se dirigió a su puerta y luego entró directo para dirigirse a la cocina.

Magnus cerró la puerta y se quitó la campera, dejándola en lo que parecía ser una silla donde se dejaban las camperas. El desorden en verdad era terrible pero eso lo hizo sonreír. Le gustaba estar en el departamento de Alec. Le ayudaba a conocerlo aún más. Se acercó a una biblioteca, había libros de anatomía humana y de historia de paises que ni sabía existían. Se notaba que a Alec le gustaban ambas. Había fotos de Izzy y de su hermano, eso le estrujo un poco el corazón, no eran parecidos pero parecía ser un chico alegre y prometedor.

El pitido del microondas lo descoloco nuevamente y se giró para ver que Alec estaba comiendo lo que parecían ser unos canelones de verdura con salsa blanca de parado, mirándolo. Era gracioso verlo comer, siempre le pareció chistoso la facilidad que tenía Alec para mancharse la ropa o la cara. Comía con desesperación. Como si de chico hubiera pasado hambre, la idea le hizo sentir mal.

Se sentaron en el sofá y Magnus le contó sobre las audiciones y los chistes mientras Alec bajaba una botellita de agua entera. Se hidrataba bastante. Luego le contó la conversación con su padre y para eso Alec ya había terminado de comer. No le dijo nada sobre eso, era como si entendía que era un asunto familiar.

- ¿Estaba rico? - Dijo Magnus mirando la fuente de aluminio.

- Si ¿Queres probar?

- Que chistoso que sos... - Contestó revoleando los ojos y Alec se río. Una risa tan linda que hizo que Magnus se riera también.

Pero la risa se cortó cuando Alec se movió ágilmente y se sentó sobre las piernas de su invitado, llevando sus manos a su cuello. Besándolo con lengua, sin anestesia ni previas. Y a Magnus le desconcertó y encanto. Lo abrazo por la espalda atrayéndolo a su cuerpo, saboreando su cavidad, entendiendo lo que Alec había dicho con probar. 

- ¿Y? - Dijo Alec tan inocente que parecía hasta bordar lo psicótico.

- Estaba delicioso pero... ¿Qué te parece si te doy el postre?

Alec se río y lo miró como si hubiera dicho algo completamente desubicado. Se bajó de las piernas de Magnus y se echó sobre el sofá, volviendo a su lugar.

- Que desubicado. No me voy a acostar con vos, ni siquiera me llevaste a comer a algún lugar caro ¿Que te crees que soy? - Ofendido se cruzó de brazos.

- Vos me queres volver loco, ¿No? Porque lo estarías logrando.

Alec se levantó y se quitó sudadera que salió junto con la remera, quedándose con el torso desnudo, luego se desabrochó los jeans, dejándolos caer ante la mirada boquiabierta de Magnus. Ahí estaba él, parado delante suyo en boxer. Magnus se lo quedó mirando sin saber que decir pero deseando poder recorrer todo su cuerpo con su lengua.

- ¿Venís a dormir? - Soltó y se dirigió a la pieza.

¿Quién era este Alexander? Magnus estaba entre sí reír histéricamente o simplemente seguirle la corriente, y lo segundo fue lo que hizo. Se quitó la ropa, quedando solo en ropa interior y lo siguió a la pieza. Cuando llegó, Alec estaba echado como si lo estuviera esperando. El corazón de Magnus volvió a latir, desde que su padre le había prohibido verlo hacía unas horas. Se acercó y se subió a la cama, gateando sobre su cuerpo, por entre sus piernas y Alec lo miraba, con los ojos oscuros, llenos de algo que lo hacía querer besarlo sin parar. 

Y eso hizo. Se dejó caer sobre el cuerpo de Alec directo a besarle el cuello. Devorándoselo como hacía tanto quería. Sintió las manos frías de Alec acariciarle la espalda. Ambos estaban a punto caramelo y lo sabían, Magnus comenzó a mover su pelvis, a rozar sus erecciones. Y Alec estaba jadeando cada vez que sentía los dientes de Magnus clavarse en su piel para dejarle marcas. Estaba dejando una hilera de chupones, ya llegando a los hombros. Era demasiado fácil marcar la piel de Alec, era muy blanco.

- No... - Soltó Alec cuando una de las manos de Magnus intentó bajar a meterse por debajo de sus boxer. Quería tocarlo, quería sentirlo. Pero entendía de alguna forma que no quisiera que pasara. Era diferente con el. Era especial.

Magnus siguió moviéndose haciendo a Alec un poco más gritar por más, pero no fue necesario. Cuando Magnus atrapó los pezones de Alec entre sus dientes y con su lengua, no duró ni más de cinco minutos y termino acabando. Arqueando su espalda de tal manera que Magnus aprovecho para abrazarlo y moverse contra su cola. Sus piernas estaban extremadamente abiertas, y eso le dio el lugar perfecto para hacerlo. Alec lo abrazo mientras lo hacía, aprobando que lo hiciera y acabó a los pocos minutos. Ambos se quedaron agitados y abrazados, estaban manchados y transpirados pero eso no importaba en ese momento.

Al cabo de unas horas Magnus se despertó, ni siquiera había notado que se había quedado dormido sobre el cuerpo de Alec. Otra vez tenía la oportunidad de verlo dormir. Era un Ángel y lo adoraba. Los ojos de Magnus se llenaron al darse cuenta de eso. 

Beso su frente y Alec se movió sin mirarlo. "¿Donde vas?" susurro adormitado. Pero Magnus no le respondió y simplemente se levanto, tomo una de las cobijas y lo tapó. Alec se volteo para seguir durmiendo y el corazón de Magnus volvió a enfriarse.

Se vistió, tomo su campera y se fue del departamento.

Alec abrió los ojos para ver la hora. Eran las doce y veinte de la noche. Justo el reloj cambió a doce y veintiuno. "Capicua" dijo Alec con la voz quebrada.

Enseñame a vivir (P1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora